Capítulo 1
El castillo era inmenso. Se alzaba frente a sus ojos con majestuosidad, presentaba una mezcla de estilos arquitectónicos que oscilaban desde el clásico hasta el barroco, sin embargo, las torres altas y puntiagudas, los vitrales y las gárgolas de mármol custodiando le sugerían en mayor medida al estilo gótico del siglo XII. El humo blanco y frío lo rodeaba con elegancia, era casi como si estuviese ahí a con el propósito de protegerlo y de hacerlo lucir como un castillo de una novela fantástica del siglo XIX. Pero ni ese manto de neblina opacaba los rayos de sol que se escapaban entre los espacios vacíos de las torres más altas. El atardecer se escondía a sus espaldas, pero las luces rojizas y naranjas que tenía el borde le daban un aspecto casi mágico.
Jimin se acomodó el gorro de lana y la bufanda, frotó sus manos en busca de calor y caminó inseguro a la entrada. La puerta era de madera tallada, de casi tres metros de altura y estaba cubierta de enredaderas secas. De cerca resultaba aún más difícil apreciar el panorama completo, todo lo que alcanzaba a visualizar más allá de la muralla de piedra era el cielo nuboso y un par de líneas doradas que se filtraban entre los huecos que el tiempo se había encargado de crear.
El viento silbó, una melodía suave acogió el bosque cuando las hojas de los árboles comenzaron a chocar unas con las otras. Estaba solo. En kilómetros no había más que un bosque espeso y tal vez una que otra alma curiosa que nunca logró encontrar la salida. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al imaginar los tantos destinos de los que podría ser parte. "Joven coreano es encontrado muerto en extrañas condiciones a las orillas de un bosque en Europa del este" se podría leer en la primera plana del periódico y en una esquina su propio rostro sin expresión.
El viento volvió a soplar, esta vez con más fuerza que antes, de pronto Jimin se preguntó si el mundo intentaba darle una advertencia de que era mala idea.
Lo era, por su puesto.
Entonces surgió la duda, se comenzó a cuestionar el por qué sus decisiones siempre lo terminaban enredando en las peores situaciones. Y porqué, en su cabeza, en cada situación siempre terminaba muerto.
—Tal vez sí quiero morir —
Eso de hablar consigo mismo se había vuelto costumbre con los años, lo hacía cuando tenía que aclarar sus ideas, también cuando tenía miedo. Lo hacía sentir que no estaba solo. Pero era un arma de doble filo que a veces le costaba controlar.
>>Es porque eres un imbécil<< dijo la voz en su interior.
—Tienes razón, lo soy —se respondió a sí mismo.
Alzó la vista y contempló la puerta. Siempre había sido fanático del tiempo que se dedica a apreciar los pequeños detalles, resultaba ser un pasatiempo, poco valorado a su parecer, del que genuinamente disfrutaba. Así que contempló con fascinación cada detalle: la madera era de un café tan oscuro que casi podría confundirlo con el negro, tenía figuras talladas, rostros de personas, alas, fuego y muchas otras formas que no pudo identificar. Era hermoso, caótico y trágico al mismo tiempo.
Jimin suspiró, su mirada nostálgica se posó sobre el ala rota de un ángel, mientras el viento frío y la melancolía se apoderaban de su alma mundana.
Era invierno.
El frío de enero había traído consigo la repentina decisión de su madre de querer visitar Rumanía. Jimin sabía que su pasatiempo favorito era inventar excusas para de alguna manera justificar un cansancio inexistente por trabajar en exceso, todo con la intención de luego alardear que mecería vacaciones. Era irónico considerando que su único trabajo siempre fue pensar en sí misma y complacerse en cada antojo que se le ocurría. Se olvidaba de que también tenía un hijo, Jimin parecía ser un detalle insignificante en la vida de esa mujer, a pesar de que era su única familia viva. Fue una sorpresa un tanto agridulce que lo recordara después de veintiún años solo para llevárselo a un país desconocido y abandonarlo ni bien sus pies tocaran el piso frío del aeropuerto.
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ULTRAVIOLETA- Kookmin
Fiksi Penggemar"-¿Sabes? Cuando uno está verdaderamente triste le gusta ver las puestas de sol. -El día que viste cuarenta y tres veces estabas muy triste ¿verdad? Pero el principito no respondió." Jimin tiene muchas cosas en su vida, cosas que probablemente todos...