Es por excelencia bien sabido que la naturaleza humana es compleja, y acarrea consigo cuestiones que incluso los propios humanos aún no terminan de comprender. Los hombres nacen crecen y se reproducen para dejar un legado de vida. Caminan sobre un sendero irregular que a veces les saca ampollas en las plantas de los pies. Pero aún así continúan avanzando, porque no tienen una segunda alternativa. Los años son ese peso de experiencia acumulada sobre los hombros, el cabello se convierte en una manta de escasas líneas blancas. El rostro se vuelve borroso y los movimientos lentos, la mente se expande, se trasforma en un mar de recuerdos que jamás vuelven. Pasan flotando entre bruma y espinas, entre espejos rotos y reflejos difusos que nadie logra interpretar de forma correcta. Un gran reloj de arena se encuentra plantado al final de recorrido, esperando mientras grano tras grano marcan cada paso hacia delante, es el único compañero y también el verdugo al final.
Las personas deben lidiar con ello, deben aceptar al tiempo, tomarlo como parte de la vida y parte de su propio existir. Pero la gente es vanidosa, es egoísta, y sus pensamientos siempre están llenos de ideas erróneas. Por ello los espejos rotos, por ello que nadie logra verse reflejado, porque esa reflexión es solo un espejismo de lo que en realidad somos.
La belleza corre más adelante que cualquier interpretación banal que se le atribuya, cuando se tiene una idea equívoca y narcisista de sí mismo.
Eh ahí donde radica la razón de por qué Jungkook nunca llegó a comprender del todo a los humanos. Él jamás se vio en la necesidad de aceptar los cambios que arrastraba la pesadez del tiempo. Había vivido más años de los que podría contar, y en el trascurso de ellos las palabras se había acumulado en su mente. Unas ideas se estructuraban mientras otras desaparecían, comprendió que la mente evoluciona, es cambiante. Pero la suya funcionaba algo diferente a la de los humanos, porque vivir por tanto tiempo le había enseñado varias cosas.
Y el tiempo siempre era relativo, siempre.
Cuando salió la primera vez de aquel castillo las personas se transportaban en caballos y usaban ropas pesadas y estrafalarias. La segunda vez ya usaban maquinas extrañas y enormes que hacían ruidos muy molestos. Se dio cuenta entonces que el tiempo no tenía relevancia. Dentro de aquellos muros podían pasar horas, que en el mundo exterior se igualarían a cientos de años. Jungkook no se sentía viejo, su aspecto jovial podría denotar veintitantos. Su bello rostro engañaba a cualquier persona, sin embargo, incluso se tenía prohibido a sí mismo mirarse mucho tiempo en un espejo. La belleza puede ser vulnerable y delicada pero también puede ser peligrosa.
Él era letal.
Y había ocasiones en las que su mente parecía querer flaquear, porque quizá él no llevaba el peso de los años convertidos en vejez, pero sí cargaba con la maldición de una belleza cegadora que no podía justificar ni remotamente cerca su propia existencia, a pesar de que Jungkook jamás deseó nacer, y por supuesto que no ansió ser poseedor del perfecto rostro que tenía. Incluso a menudo pensaba en la muerte, reflexionaba sobre ella, y sobre lo que se sentiría estar muerto, eran días que se sentían más grises que los demás, más fríos, más ásperos, entonces deseaba con todas sus fuerzas dejar de existir. Pero no era su elección, y después de corroborar que nada lo podía matar, al final comprendió que simplemente dejaría que el tiempo transcurriera y evitaría a toda costa que las personas lo miraran.
Sí, era peligroso y al final no quería hacerle daño a nadie, era ya demasiado trágico y horrible vivir encerrado en un castillo. Jungkook no quería herir a nadie, por ello se mantuvo aislado de todo. Debía evitar que los humanos se acercaran al castillo.
Así que simplemente el tiempo pasaba y aquellas habladurías se propagaron por los lugares cercanos al bosque que rodeaba las murallas. Sumido en su soledad y la maldición que lo había atado desde que comenzó a existir, se apartó completamente del mundo, cayendo cada vez más en la locura. Temía hasta del mas minúsculo rayo de sol, temía de las flores, de las estatuas en el jardín, del cielo, de los sonidos. Jungkook incluso desarrolló un miedo irracional a su propia imagen.
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ULTRAVIOLETA- Kookmin
Fanfic"-¿Sabes? Cuando uno está verdaderamente triste le gusta ver las puestas de sol. -El día que viste cuarenta y tres veces estabas muy triste ¿verdad? Pero el principito no respondió." Jimin tiene muchas cosas en su vida, cosas que probablemente todos...