Capítulo 4 (Editado)

1.2K 43 0
                                    

   A la mañana siguiente me desperté muy temprano, ni siquiera sé por qué.  Las chicas aún estaban durmiendo así que, después de tomar mi preciado desayuno, decidí ir a hacer footing por la playa.
   Se siente extremadamente relajante sentir el aire del mar en el rostro. Hay un montón de surfistas y personas que han ido a pasar el rato a la playa a pesar de que apenas eran las nueve de la mañana. Cuando regreso a casa, me extraña el silencio que me encuentro.

-Chicas ¿Estáis despiertas? -pregunto desde el salón.

-Sí, en la cocina -contesta Nat. Camino hacia allá y veo que no están solas.

  ¿De nuevo? ¡Se suponía que serían nuestras vacaciones, no que nos pasaríamos todo el tiempo con unos chicos que acabábamos de conocer! No me lo tomen a mal, los chicos me caen bien, pero no se suponía que fuera así. Este era nuestro tiempo juntas.

-Hey -me dice Jase haciendo un gesto con la mano. La verdad es que se ve gracioso.

-Hola, guapa -me saluda Kieran chocando los cinco conmigo.

-Hola, chicos -respondo. Obviamente el inepto de Álex no me saludó... Aunque tampoco es que me importe. Me siento en la encimera mientras hablo con ellos.

- Estábamos pensando en ir a nadar -me explica Bryt.

- Me parece fantástico -exclamo emocionada. Amo la playa, amo el mar y amo el surf. Aunque creo que eso es bastante obvio.

- Entonces... ¿Nos vamos? -pregunta Alex como si esto le aburriera mucho ¿Si tanto detesta estar aquí, por qué viene? Un día de estos lo voy a hacer tragarse su amargura. Lo sé.

-¡Vamos! -dice Bryt caminando hacia la puerta con emoción.

   Al llegar a la playa, todos se meten en el agua menos Alex y yo. Según él, iba a esperar un rato antes de meterse  porque no tenía muchas ganas, yo simplemente me quedo porque necesito hablar con él.

- Alex -le llamo.

- Dime, niñata -responde con amargura. Ugh, siempre él.

-¿Por qué no puedo decirle a mis amigas que ayer te estuve ayudando?

-Tú solo no lo digas, lo demás no es tu problema -se encoge de hombros. Ay, lo mato ¡Lo mato!

- Mira, imbécil, controla la manera en la que me hablas si no quieres perder cada uno de tus dientes. Ahora mismo vas a decirme por qué coño no puedo decirle a mis amigas que ayer estuve contigo -ordeno con voz amenazante.

- ¿O si no qué vas a hacer? Por dios, niñata, no me hagas reír -se burla. Este no sabe con quién está hablando.

-O si no les contaré todo, incluyendo a Jase. Pero tú no quieres eso ¿Verdad? -Parece que lo que dije funcionó porque sus músculos se tensaron.

- No puedes decirles porque no confío en que ellas sean capaz de guardarme el secreto -me explica con resignación mientras pone los ojos en blanco.

- Aún no entiendo ¿Por qué tienes que dormirlo? ¿No puedes simplemente pedirle a Bryt, a Kieran o incluso a mí, que lo entretengamos? ¿Y por qué yo sí lo puedo saber? ¿No te preocupa que le cuente a las chicas?

- Porque él tiene el sueño ligero y ayer necesitaba hacer unas cosas en su habitación para preparar la sorpresa.

- Quiero ayudarte.

- Ni en broma -se niega totalmente.

- No te lo estoy dando a elegir, imbécil -le informo. Quizás le venga bien darse cuenta de yo hago lo que quiero.

- De acuerdo, pero que sea la última vez que me amenazas, niñata -gruñe.

- ¡Ja! Sí, ahora esta niñata va a nadar -digo feliz y me voy con los chicos.

Amor y Mafia (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora