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-Alex, basta -susurro y me voy de la habitación. Regreso a la casa y me encierro a mi habitación. Una vez allí, no tengo de quién esconderme, por lo que desato todas las lágrimas que estaba aguantando.
   Los días pasan, Nat y Alex ya están bien. En cuanto a mí, estoy distanciada de todos. No necesito que me reprochen, ni que me protejan, ni nada.

Dos semanas después

   Estoy saliendo del bar al cual he empezado a ir para bailar y despejarme de todos mis problemas. Soy la primera en irme de la casa y la última en regresar. No quiero ver a nadie. Kieran y Nat han intentado acercarse a mí pero no los he dejado. Al salir del bar tomo el mismo camino de siempre, aunque tengo una extraña sensación. Decido apretar mi paso pero un auto negro me lo impide. De él se bajan cuatro hombres con armas y me apuntan.
-¿Quiénes sois? -pregunto.
-Nos envía Ottavio ¿te suena? -dice uno de ellos.
-Mmm la verdad es que no sé quién es.
-¿Te dejamos un recuerdo? -pregunta uno de ellos mirándome como un violador mira a su presa.
-Me apunto -dice otro de ellos.
-Ottavio la quiere viva, pero no dijo que no podríamos disfrutar de ella -dice el primero.
-¿Qué les parece un show privado? -sugiero caminando hacia ellos. No saben que tengo mi pistola en la parte trasera de mis jeans.
-Sí -responde el muy tonto. En serio, ni para secuestrarme mandan gente competente.
-Bien, con gusto se los doy -en un movimiento rápido saco mi pistola y le disparo a dos de ellos, lo que me sorprende es que uno de ellos, que hasta ahora no había hablado es quién le dispara al otro.
-Hola -dice el susodicho.
-¿Qué quieres y qué haces?
-Ayudarte
-No te creo
-Acabo de dispararle a uno de los que te iba a hacer daño ¿te parece poco?
-No me sorprendería que lo hicieras para ganarte mi confianza.
-Entiendo que desconfíes de mí, pero creéme que quiero ver a Ottavio muerto tanto como tú.
-¿Por qué debería creerte?
-Porque te estoy ayudando y me ganaré poco a poco tu confianza.
-De acuerdo, pero como me estés mintiendo una de mis balas tendrá una hermosa dedicación para tí.
-Que así sea.
-Bien.
-Soy Mauro, Mauro DiAnyelli
-Soy Avery, Avery Rossi.
-Lo sé.
-Veo que soy popular.
-Sí, creo que deberías ir a tu casa, estás llena de sangre y tienes una herida en el pie, no parece nada de lo que preocuparse, pero se podría infectar.
-Supongo que el hecho de que tus víctimas se te caigan encima no ayudan.
-Pues no ¿te llevo?
-Aún no me fío lo suficiente.
-Te entiendo.
-Gracias por tu ayuda hoy.
-Cuando quieras.
-Adiós.
-Adiós.

Pov's Alex

  Estamos todos en la sala. Hace dos semanas todos estamos muy distanciados. El hecho de que Avery esté tan extraña me preocupa. Seguro que ya tiene otro. Ella misma me dijo que no me ama ¿acaso no lo podía dejar más claro?
-Todo esto es culpa tuya -le dice Nat a Jase.
-¿Mía? -pregunta Jase.
-Sí, tú le has llenado la cabeza de estupideces a Britany para que ella se las dijera a Avery.
-¿Te volviste loca o qué?
-Es la verdad.
-Él no me ha hecho nada, aquí la culpa la tiene Alex, él se encargó de alejarla -interviene Bryt.
-Yo no hice nada, ella se buscó otro hombre -grito.
-Todo esto es culpa del coma ¿por qué le hizo esto? ¿Acaso no sabía que si nos la cambiaba provocaría más problemas? -gruñe Kieran caminando de un lado a otro. Lo miro porque no entiendo qué tiene que ver esto con el coma.
-Yo opino que esa Avery es una impostora -susurra Jase.
-¿Una impostora? -grita Nat.
-Sí, de esas que les pagan para que se hagan pasar por otras personas -explica Jase.
-Estás mal de la cabeza.
-Tú estás mal de la cabeza -me dice Britany.
   Vemos comose abre la puerta principal y todos miramos. Por ella entra una Avery sangrando y caminando con problemas. Ninguno se detiene a preguntarle qué le sucede y siguen discutiendo. Sube las escaleras al segundo piso y voy tras ella.
-Avery.
-¿Qué quieres, Alex?
-¿Podemos hablar?
-No.
-¿Estás bien?
-¿A ti qué te importa? -grita y entra a su habitación dando una portazo y cerrando con el pestillo. Luego de eso llegan los demás
-¿Qué sucedió? -pregunta Kieran.
-Nada -digo yo y repito la acción de Avery. Estoy harto de intentar hablar con ella y que me ignore o que me diga que no. Joder, la amo pero me lo está poniendo difícil. Se supone que el amor debería ser fácil ¿amas a una persona? Pues se lo dices ¿hay un problema? Pues lo hablan. Todo eso no ha sido así para mí ¿amo a Avery? Sí, también soy jodidamente incapaz de demostrárselo porque me lo impide ¿tenemos un problema? Tenemos demasiados, pero en lugar de hablarlo, me evita. Aún no entiendo por qué si no estoy listo para amarla, me enamoré de ella. Avery es una chica increíble, pero también es complicada.
  
Pov's Avery

   Sé que Alex no se merece esto o ¿quizás sí? El hecho de alejarme de él fue solo porque quiero protegerlo y no quiero que sufra, pero cuando nos conocimos yo sufrí su indeferencia y acepté sus desafíos pero ¿no es hora de que reciba un poco de su propia medicina? Sí, y yo estoy completamente dispuesta a hacerle entender de que estoy hecha y enseñarlo a soportar la indiferencia. Me baño y me quito toda la sangre. Tengo una herida en el pié que aunque Mauro me dijo que no debía de ser nada grave, me preocupa. Desde que llegué no ha dejado de dolerme y con la cantidad de sangre que tiene no puedo ver bien. Cuando termino de bañarme, me visto y me siento en el borde de mi cama. Veo que la herida es un corte que tengo que, no es grave, pero sí es grande. No sé en qué momento me lo hice pero seguro fue en todo el lío del fallido asalto. Siento vibrar mi celular y lo miro. Me doy cuenta de que me ha llegado un mensaje.

De Mauro:

  Hola, Avery, soy Mauro. Espero que no te haya molestado que tenga tu número. El caso es que necesito hablar contigo pero tiene que ser escondidos, Ottavio no lo puede saber o me matará.

Para Mauro:

   No, tranquilo, no me molesta. Tú solo dime hora y lugar. Allí estaré.

De Mauro:

    A las tres de la madrugada en las rocas que están detrás de donde te quedabas con tus amigas.

   Me duermo sin comer nada, no tengo apetito. Cuando son las dos de la madrugada me despierto y comienzo a vestirme. Me pongo unos jeans negros y un jersey gris con un gorro del mismo color que los jeans, además de mis converses. Escondo mi pistola en la cinturilla de mi pantalón y salgo de mi habitación con mucho cuidado para que nadie me vea y me dirijo hacia donde quedé con Mauro. Cuando me estoy acercando lo veo sentado en una de las piedras.
-Bien, aquí estoy.
-Hola -me saluda.
-Hola -digo y sonrío.
-Me alegro de que hayas venido y no desconfíes tanto de mí.
-Me inspiras confianza.
-Pff como no, si yo soy Mauro DiAnyeli alias "el chico confianza" -se mofa.
-Tú eres él de la confianza y yo a la de los retos -me mofo yo.
-Muy chistosa, me agradas.
-Y tú a mí pero ¿para qué me citaste aquí?
-Verás, es que quiero avisarte. Escuché decir a Ottavio algo sobre un infiltrado entre los tuyos y no quiero que ocurran más tragedias.
-Bien, gracias, creo que eso será muy útil ¿sabes quién es?
-Me gustaría poder ayudarte pero desconozco ese dato.
-Está bien, me tocará descubrirlo.
-Wow, eres rápida.
-No lo dudes, Mauro, no lo dudes -digo y sonreímos.
-¿Sabes, Avery?
-Dime.
-Alex tiene suerte de haber encontrado una chica como tú.
-Gracias por el cumplido pero Alex y yo no somos nada ni tampoco lo seremos.
-Definitavemente seremos grandes amigos.
-Pues va a ser que sí -luego de eso sonreímos.
-Emm, Avery, en serio me agradas pero nadie puede saber que yo soy quién te estoy ayudando.
-Tranquilo, eso no será problema ¿Bianca y Leonardo saben que tú trabajas para Ottavio?
-No, ellos jamás me han visto.
-Bueno, en ese caso ¿qué te parece ir hoy un rato a la casa?
-Sería muy arriesgado.
-Tienes razón.
-¿Sabes qué? Acepto tu invitación.
-Me alegro, bueno creo que ya debo irme, es tarde y no queremos que sospechen.
-Cierto
-Cuidate
-Tú igual -me dice, nos abrazamos y me voy.
 Regreso a casa y cuando estoy entrando, escucho esa voz. Su voz.
-¿Donde estabas? -me pregunta.
-Alex, no tienes que saberlo todo.
-No tengo que saberlo todo pero no voy a permitir que tú salgas a estas horas sola cuando tienes a una mafia entera que pagaría lo que fuera por tí.
-Sé cuidarme sola.










Amor y Mafia (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora