Usted se encuentra en Leteo, por favor, recuerde esta como una ciudad que vela por su salud.
Avance procurando no olvidar los detalles, de lo contrario...
-•-
Ganadora 1° lugar en Aloha Awards.
#496 Ciencia fi...
"A veces tengo miedo de mi corazón, de su hambre constante, de lo que sea que quiere. La forma en que se detiene y comienza otra vez".
-Edgar Allan Poe.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dadae Espin
¿Cuántas veces tenemos que decir adiós para que el corazón entienda lo que la mente ya asumió?.
Una parte de mí todavía quiere ser leal a lo que siento, correr y embriagarme de últimos besos, de últimas conversaciones, de últimos divagues.
Excluyendo la palabra últimos.
Lo hecho, hecho está.
Cada persona es un mundo, y no quisiera estar en el mío, trate la situación con toda la impulsividad que mi cuerpo pudo reunir, pensando en caliente, confundiendo una noche, dos o tal vez tres con el amor de toda una amistad.
Me cuestionaba tanto cada una de mis decisiones, que podían arder tanto como el hecho de levantar mi mano en forma de saludo y que Ashter solo siguiera su camino sin intentar devolverlo. Y lo entiendo, porque admito que he apretado el gatillo, sin posibilidad de retorno.
Intento mentirme con que todo lo que necesito está justo frente a mí.
Camino en círculos sosteniendo mi cabeza en la habitación de Caleb.
Él solo mira un origami distante de mis pensamientos, su torso va desnudo y su escritorio da a la pared.
Como si sus pensamientos fueran la gran cosa.
Mi pie choca contra la puerta del balcón y ahogo una maldición, la gota que colma mi vaso, mis rodillas fallan.
Cubro mi rostro con mis manos, y me permito sentir.
Eso llama su atención, porque siento pasos y luego su cercanía.
Acaricia mi cabello y se las ingenia para alcanzar mi barbilla.
Rehuyó de su mirada, pero mis manos ceden bajando.
En un movimiento, mi cabello cubre los laterales de mi rostro.
—Ey. —su voz suena cálida, casi como un susurro.
Ese simple gesto me hace sentir protegida, mis hombros tiemblan, no quiero seguir llorando, no por algo tan bajo.
—Quiero una ducha.
Evadiendo, como siempre, temas que no soy capaz de soportar.
