VII

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Las voces de los gemelos junto con la de Ash se encontraban al otro lado de la puerta de mi aseo, suplicándome que saliera, mientras que yo lloraba y me negaba. Fue entonces, cuando otra voz habló, levanté mi cabeza de entre mis rodillas y miré hacia la puerta.

— Lía, déjame entrar —dio dos suaves golpes en la puerta.

— ¿Josh? —susurré.

— Mhm —afirmó.

Me levanté como pude, mi cuerpo temblaba como gelatina, mi respiración era entrecortada a causa de mis sollozos y mis ojos se encontraban hinchados a causa de tanto llorar. Retiré el cerrojo, giré el pomo y abrí la puerta, asomé un poco la cabeza para observar quién se encontraba en mi habitación, solo Josh, el cual, al verme, me regaló una pequeña sonrisa.

— Yo... —sollocé.

Se sentó en mi cama, apoyando su espalda en el respaldo de esta y abrió sus brazos en señal de que lo abrazara.

— Ven aquí —dio un par de palmadas sobre la cama.

Corrí hasta donde él se encontraba, me senté entre sus piernas y apoyé mi cabeza en su pecho, él me estrechó entre sus brazos. Acarició de arriba hacia abajo mi brazo y parte de mi espalda.

— Tranquila, pequeña, estoy aquí —besó mi cabeza, poco a poco mi respiración comenzaba a volverse tranquila, por el simple hecho de que caí en un profundo sueño.

[...]

Sentí una luz parpadear varias veces, fruncí el ceño y apreté mis ojos, de mi garganta brotó un gruñido en forma de queja. Comencé a abrir los ojos, hice un intento fallido de estirarme, ya que unos fuertes brazos me rodeaban, los de Josh.

— ¿Crees que nos habrá visto? —oí susurrar a los pies de la cama, con dificultad, salí de los brazos de Josh y caminé a gatas sobre la cama hacía el lugar de donde provenían las voces.

— No sé, miremos —las cabezas de Sean y Jack comenzaron a asomarse, encontrándose conmigo, estaba sentada al estilo indio, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

— ¿Qué estáis haciendo con esa cámara? —pregunté.

Tragaron saliva sonoramente y salieron corriendo de mi cuarto, yo suspiré pesadamente y miré la hora. Las 15:45, ¿tanto habíamos dormido? Me acerqué a Josh, puse mi mano en su brazo y lo sacudí un poco.

— ¿Qué pasa? —preguntó medio dormido, una sonrisa apareció en mi rostro.

— Es hora de levantarse, dormilón —dije divertida, sonrió.

— Vale, pero déjame tenerte entre mis brazos un ratito más —me sonrojé y lo golpeé con la almohada, me miró con malicia y comenzó a hacerme cosquillas.

— ¡No! ¡Para, para! —reí a todo pulmón.

Escapé de entre sus brazos y comencé a correr por toda la casa, llegué al salón donde se encontraban los demás, vi que Joe estaba de pie, así que salté sobre él y subí a sus hombros.

— ¡Lía!

— No tienes que gritar estoy aquí arriba, Joe —vacilé sonriente.

— Baja. —Ordenó, rodé los ojos y me bajé de sus hombros.

Josh apareció con una sonrisa, la cual borró en cuanto se dio cuenta de que todos los chicos estaban en el salón, fue entonces cuando exclamó:

— ¡Vivís más en el salón que en el resto de la casa, joder! —Tras eso, se fue, al parecer, a su habitación, puesto que segundos después se escuchó un portazo en el piso de arriba.

— ¿Alguien me explica qué ha sido eso? —Pregunté confusa.

— Orgullo, lo primero, lo demás, lo segundo. —Respondió Ash suspirando a la vez que negaba con la cabeza.

— Entiendo, voy a ver que puedo hacer. —Subí a la habitación de Josh y llamé a su puerta —. ¿Puedo pasar? —Un ''sí'' al otro lado de la puerta me lo confirmó.

— ¿Qué ocurre? —Preguntó con una sonrisa.

— ¿Piensas dejar de ir de macho alfa o por lo menos dejar tu orgullo a un lado?

Me miró con los ojos como platos, tragó saliva sonoramente y miró al suelo. Tomé su brazo, tiré de él hasta llegar a la cama y le hice sentarse a los pies de esta, mientras que yo me senté en la silla giratoria de su escritorio.

— Dime, ¿por qué eres tan orgulloso? —le pregunté.

— No sé, creo que demasiadas personas me han humillado como para dejar que lo vuelvan a hacer.

— Entiendo, pero no por esa razón tienes que ser orgulloso con tus hermanos.

— Lo sé —pensó unos segundos —. Estoy acostumbrado a andar siempre de duro y orgulloso, muchas veces he intentado cambiar pero nunca lo consigo.

— Puedo ayudarte, creo —fruncí el ceño a lo que él soltó una leve carcajada.

— ¿Cómo puedes ser tan agresiva y parecer una niña buena? —reí ante su pregunta.

— Cosas de la vida. —Me encogí de hombros.

Mi vida entre chicos [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora