Capítulo 3

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Tras dejar a su amigo uniforme encerrado en su hogar, salió del edificio, tomando curso hacia la institución que el hechicero le había propuesto anteriormente; al comienzo parecía estar un poco perdida al no tener una dirección exacta, detalle que pudo haber cuestionado o investigado tras todos éstos días de estancia, pero tras un poco más de exploración y memorización del distrito, la encontró, creyendo en la ventaja de que se encontraba cerca de su departamento, si en una cosa le serviría, no sería para nada necesario transformarse para llegar aún más rápido, pues el propósito de ocultarse y querer ser normal sería esencial pensándolo bien, mucho más ahora que casi todo el mundo hablaba de su contraparte heroína, técnicamente ella. En aquél momento, la chica se encontraría en la entrada de la institución, observando el exterior del lugar, recordando de inmediato el vago recuerdo de su llegada a la ex-escuela en su país natal, solo que ésta vez no le acompañaba cierta funda de guitarra, o cierto uniforme.

—Preparatoria Midtown, ¿Eh?—suspira tras estar ahí parada unos cuantos segundos, colocando sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, sacando una liga de cabello de una de éstas, murmurando lo último hacia sus adentros—Definitivamente muy diferente a Honnouji... interesante—

Antes de dar unos cuantos pasos, iría atando su corto cabello en una pequeña cola dejando libre su flequillo junto a su único mechón rojo, luciendo un poco más casual acorde a sus ropas y fresca ante el clima soleado en lo que restaba; algunos alumnos que se encontraban ahí se le quedaban mirando al verla en la institución por primera vez, obviamente pensando que sería una nueva estudiante que se integraría pronto; llendo a paso relajado, iría a inscribirse con ayuda del personal que se había encontrado hacia las oficinas principales, mientras varios pensamientos acerca del lugar más bien a modo de comentarios se formarían en su mente, de igual modo que se memorizaría cada lugar nuevo ante su vista.

Tras varios minutos de sencillos trámites, la adolescente quedaría inscrita a la institución sin ningún problema completando el traslado que había propuesto, la adolescente salió de ahí, para así tener un poco de tiempo para sí misma; antes de su primer día en la preparatoria que comenzaría mañana. Primero, se dispuso a conseguir un teléfono móvil para su uso personal, sería la primera vez para ella tener un celular, pues nunca tuvo tiempo para algo así tras un montón de batallas con cientos de rivales, uniformes mágicos, prendas divinas, buenas armas; solo la persona que ella conocía que sería más cercano a la tecnología era Houka; a pesar de que sería un tema de irrelevancia, era más que probable que aquél aparato le serviría mucho en éstos alrededores, más muchos jóvenes como ella utilizaban más que cualquier otra cosa aquél dispositivo. Esas serían razones justificantes para obtenerlo.

Con el dinero que el Consorcio Kiryuin le otorgaba a la joven, compró un celular de gama alta, detalle alucinante que no fue gran cosa en si; luego se dirigió a comprar algo de comida para si misma, pues su amigo uniforme lo único que tenía para más bien beber, era su sangre.

Observó las pocas bolsas y desechables que traía en sus manos además de la caja de su móvil, pensando sobre ello <<Debería aprender a cocinar, no puedo comprar comida de la calle para siempre...>> suspiró pesadamente, continuando su camino

La tarde se desvaneció y la noche hacia aparición en la ciudad, sin embargo, la chica regresó a tiempo al edificio y subió un par de pisos hasta toparse con la entrada de su departamento, con dificultad buscó en su bolsillo su llave, tras sacarla abrió la puerta, entrando con los varios objetos en ambas manos.

Al entrar, cerró la puerta con uno de sus tobillos—¡Senketsu!, ¡Volví!—exclamó la azabache al ver que su prenda no estaba en la pequeña sala, dejó sus objetos en la mesa—¿Senketsu?—

El uniforme vino dando unos brincos, al parecer fuera del gancho-Ryuko, por fin llegaste-

—¿Acaso me tardé tanto?—suelta una pequeña risa—Solo fui a inscribirme a mi nueva escuela, compré un celular y más comida—se sentaría al lado de la mesa, tomando la caja de su nuevo móvil

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