Queens
2:00 pmMay habría llegado de hacer las compras como le era costumbre cada dos semanas, además de traer la cena para el día de hoy, exactamente lo que ella siempre pedía cuando regresaba del trabajo directamente a su hogar, comida tailandesa. Colocando las cosas en la mesa, se dispondría a realizar los quehaceres, y mucho más a gusto gracias a que su sobrino no se encontraba en casa por lo pronto, decidiendo comenzar a limpiar el desastre que él suele dejar en la habitación cada que se levanta tarde, sin embargo, al ella entrar a la habitación, se encontraría con el castaño, quien estaba en su cama mirando hacia la pared donde la cama estaba pegada.
- ¿Peter? ¿Qué haces aquí? Se supone que tenías clase todavía... no quiero una excusa esta vez - Cruzaría sus brazos, colocando una expresión un poco molesta
Se levantaría lentamente, volteando hacia la mayor con lentitud - Hola... tía May... se me dio por regresar, es todo, las clases estaban... un poco aburridas después de todo - Dijo con desánimo
Dejaría de cruzar sus brazos, yendo a sentarse a la cama junto a su sobrino - Peter, tú... ¿estuviste llorando, cielo? No me digas... fue Ryuko ¿no? -
Tratando de contener su emoción, mostraria una sonrisa evidentemente falsa - N-No... es solo que... simplemente al quitarme la máscara me froté mucho los ojos, es estresante llevarla casi en todo momento... - Seria interrumpido por la contraria
- Peter... es enserio, comienzas a preocuparme, dime la verdad porfavor ¿Qué fue lo que pasó con Ryuko, no aceptó tus disculpas? - Con un rostro preocupado, colocaría su mano sobre el hombro derecho del castaño
Suspiraria resignado, mientras derramaba unas cuantas lágrimas - Al principio creí que todo había quedado bien entre ambos, simplemente me dijo que olvidara todo lo que había ocurrido, pero... durante las clases, el villano con traje de rinoceronte atacó cerca de la escuela, por lo que tanto Ryuko como yo fuimos a detenerlo y... cuando la salvé de un ataque, se volvió demasiado agresiva conmigo, no quería pelear con ella en ese momento, así que intenté calmarla, pero antes de que pudiera intentarlo, ella... totalmente molesta, me dijo que yo era el problema, la causa de todo su actuar, ahora... sólo sé que ella me odia... me odia a morir - Limpiaria sus lágrimas, mostrándose cabizbajo
<< Ay Peter... creo que ya entiendo toda la situación... podrá parecer ridículo, pero creo que es hora de que le pregunte directamente >> Alzaria la mirada del castaño, viéndolo un poco alegre - Peter... si Ryuko te odiara, ella no te hubiera hablado en ningún momento del día, te hubiera evitado, pero a como me cuentas los hechos, simplemente está... herida -
- ¿H-Herida? ¿De qué hablas? - Dijo duditativo ante la contraria
- Es hora de que lo veas por ti mismo... sólo entre mujeres nos entendemos, así que no podré decirte lo que yo vi... tendrás que ir con Ryuko, así ella misma te dirá todo, pero claro, todo a su tiempo - Besaría la frente del contrario, levantándose así de la cama
Tanto May como Peter se levantarían de la cama, el castaño seguiría algo desanimado, cosa que no le impediría ayudar a su tía con las compras y acompañarla a comer en la mesa, por razones como esa, es que Peter aprecia demasiado a su tía May, debido a que ella siempre a luchado internamente por ambos; después de comer y haber ayudado a guardar y acomodar las compras, el castaño se colocaría nuevamente su traje, comenzado así a patrullar en la ciudad. Desde robos, hasta pequeñas riñas en callejones, todo estaba bajo control gracias al héroe arácnido, quien ponía en su lugar a todos aquellos que cometían esos crímenes de tallas menores y así seguiría conforme pasaban las horas, hasta que durante su patrullaje en las calles, en el techo de un edificio, el héroe vería a Logan, quien lo llamaba desde la distancia.
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La Fibra Viva del Destino
RomansaDurante muchas generaciones de nipones en el mundo, mucho se a hablado sobre una leyenda o cuento llamado "el hilo rojo del destino" la cual también se conoce como las llamadas "almas gemelas" "Un hilo rojo invisible que conecta a aquellos que están...