23. Tirarse en paracaídas.

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Natalia y Alba no habían vuelto a hablar. Habían podido pasar la fiesta de cumpleaños en presencia de la otra, pero evitando volver a quedar solas. Alba no podría controlar a su animal, se abalanzaría sobre la presa y no la dejaría escapar de sus garras. Quería estar con Natalia, quería verla reír de cerca y que su risa fuera provocada por ella. Quería hablar con ella, de todo, de cualquier cosa, que le contara todo lo que se había perdido esa semana, pero no podía. Enjauló su lado más salvaje y arrojó la llave por un precipicio.
Natalia también quería estar con ella, que le contara ilusionada cómo se había enamorado. La morena amaba al amor, le salía por los poros. Quería conocer todas las historias de amor sano. Soñaba con que algún día llegaría la suya propia y que estaría tan enamorada y feliz que ni se daría cuenta. Había fantaseado con que esa historia pudiera llegar de la mano de la rubia, que saldrían por las calles de Madrid y las llenarían de sonrisas, de besos, de miradas. Que se la presentaba a su familia y a sus amigos. Se asustaba cuando este tipo de pensamientos llegaban porque ella nunca había sentido eso, nunca había querido mostrarle al mundo lo maravillosa que era otra persona con tanta intensidad. Era como cuando se ponía a pensar en la suerte que tenía de tener unos amigos,unos hermanos o unos padres como los suyos pero multiplicado por 8 millones. O más. Y lo que más la asustaba es que no sabía el por qué de todo esto. 

La siguientes semanas fueron ásperas, nostálgicas.

Natalia por su parte, se sentía triste. El bajón no le vino en el momento en el que se enteró que Alba tenía pareja porque la tenía delante, y con eso le sobraba y le bastaba. Se sentía agradecida al universo por ponerla delante suyo en esa fiesta. Solo pensaba en lo feliz que la hacía verla y escucharla. Pero una vez que ya lo había analizado en casa y con tranquilidad, se sentía blandita. 

Ella no tiene la culpa, yo he creado unas falsas expectativas que no se ajustan a la realidad. Ya está. No pasa nada. El mundo sigue girando y ella está feliz. Yo también lo estaré.

Esas semanas se arropó en todos sus seres queridos. Hizo maratón de pelis Disney con sus hermanos, salió a correr con Marta una tarde, fue a la peluquería con su madre, su padre le enseñó a cocinar su plato estrella, quedó a comer con María casi todos los días en el Olivia. Algunas tardes se iba a casa de Ici a jugar al Mario Kart, se hizo una sesión de fotos con todos sus amigos, escribió muchas canciones, hasta se animó a subir una cover. Se hizo un nuevo tatuaje. Llenó todo su tiempo para que no pudiera pensar en nada más que en lo que hacía. 

Alba hacía su vida normal pero constantemente le venían recuerdos de Natalia. Para colmo, la morena había decidido estar muy activa en redes esa semana.

Aunque no le hable, si que puedo ver sus fotos ¿no?

@natalialacunza

Más gemelas que nunca, tkm eleni💖

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Más gemelas que nunca, tkm eleni💖

qué guapa eres aun con la cara tapada, cabrona

InannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora