Pasaron un par de días sin más noticias que una canción nueva cada noche por parte de la rubia.
Natalia estaba ansiosa de saber cúal sería su próximo movimiento. Estaba en su habitación intentando ponerse a estudiar. Metodología de la acción educativa era una mierda muy grande y las señoras Matemáticas y su didáctica otra aún más grande.
Suspiraba escondiendo el teléfono bajo un libro para no tentar sus ganas de cogerlo.
Si no lo veo, no lo quiero.
-¡¡ELENAAAA!! Has ensuciado el baño y cero ganas de que mis amigos vean tu sangre colega- chillaba Santi por el pasillo.
Mierda, se me había olvidado que venían los amiguitos de Santi justo esta tarde.
-Perdón, perdón, no controlo la copa aún. - corría de un lado a otro la rubia.
Por fin Elena se ha decidido a hacerme caso y empezar a usarla.
Cogió su móvil y vio la hora. En menos de media hora llegarían así que decidió que tendría que marcharse a la biblioteca si quería aprovechar la tarde, y falta le hacía si quería aprobar.
Llamó a Ici y a la Mari pero ninguna contestó. Preparó su mochila con todos sus apuntes y libros, un plátano y tan solo un cigarro, no quería abusar pero sabría que lo necesitaría. Su móvil y una chaqueta fina, que ya empezaba a hacer buen tiempo.
Llegó al gran edificio, subió andando las escaleras y llegó a la sala de estudio. Se conocía esos pasillos de memoria, como las palmas de sus manos. Desde que era un moquillo con patas, les lloraba a sus padres para que la llevaran cada domingo a por un par de libros para la semana. Conocía a todos los bibliotecarios y los saludaba sonriente, incluso les preguntaba por sus hijos, que eran sus antiguos compañeros de lectura, ya que estos acompañaban a sus madres y padres al trabajo. Se conocía el orden de cada estantería y podría hacer un resumen de cada libro existente. Además, siempre escribía recomendaciones de libros en el buzón de sugerencias de la entrada, había conseguido que compraran varios ejemplares de Inanna y estaba muy orgullosa de ellos. Revisó su lugar correspondiente y sonrió al ver que estaban todos prestados.
Allí, había bastante gente, mayo llegaba a toda velocidad y se notaban en el ambiente los nervios próximos a las pruebas finales.
Paseó su vista por los asientos vacíos y se detuvo ante una mano levantada moviéndose a toda velocidad.
Adriana.
Le hizo un gesto para que se acercara y cómo le iba a hacer ese feo. Caminó hacía ells y se sentó en la silla de al lado.
-Hola - susurró.
-¡Hola Nati, cuánto tiempo!
-Sí, ya sabes...época de exámenes - la morena por más que la conociera, se sentía un poco incómoda y no le salían las palabras lo naturalmente que deberían. Sacaba sus libros y los ponía sobre la mesa, deseando comenzar con su tarea.
Tampoco puede hablarme mucho. Estamos en una biblioteca.
No le hablaba pero sí que la miraba incesante. Natalia lo notaba y no se podía concentrar. Se sentía apuntada por uno de esos puntos rojos de las pistolas gigantes de las películas.
Sacó su móvil y vio una importante cantidad de notificaciones.
¿Pero qué pasa aquí hoy?
Albii🍑
Hola NatiNat
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Inanna
RandomLa gran escritora sin cara deja sin palabras a 2.300.000 lectores." Periódico El País.