Natalia llegó al colegio todavía flotando y con la barriga llena. Los mejores gofres de su vida sí habían sido.
El día pasó rápido, con una cantidad indecente de regalos de dibujos y pulseras por parte de los alumnos, que sabían que era su penúltimo día. Una vez todos se habían marchado y estaban recogiendo el aula, pudo hablar con Chelo con tranquilidad y sin niños curiosos escuchando su conversación.
-¿Cómo llevas que mañana sea el último día que nos veamos por aquí? - Chelo preguntaba mientras buscaba algo entre su bolso.
-Muy mal, no sé cómo voy a vivir ahora sin todos esos babys.
-Bueno, los piojos no creo que los eches de menos -reía mientras sacaba un paquete de chicles y se metiá uno a la boca. Le ofreció otro a la morena con un gesto.
-No, justamente eso no. - continuaba con risas- Pero si los seño Nat- los imitaba con su voz más aguda.
-Bueno cariño,- pasó su brazo por su hombro. - Espero que no me de tiempo a echarte de menos. - sacó de su bolsillo una carta.- Alba ha pasado por mi casa a las siete de la mañana para que te diera esto, y me ha resaltado insistentemente que lo leas antes de ir a casa, así que ya sabes, todo tuyo. - se la entregó- Y ya me contarás, que me he resistido mucho para no abrirla.- alzó sus cejas sonriente.
Natalia le dio un abrazo y un beso gordo en la mejilla.
-Muchas gracias Chelo, por todo, eres maravillosa.
-Anda, zalamera, corre a leer que se que te mueres de ganas y a mi Albita se le dan muy bien las palabras.
Sí que se le dan bien, sí.
Salió corriendo y se metió en el coche para tener cierta intimidad. Era un sobrecito blanco con un hilito dorado rizado, tiró de él y sacó la carta.
Buenas tardes morenita :)
¿Qué tal el día?,¿cómo van los pequeños artistas?
Tengo que darte varias noticias.
La primera es que tengo un proyecto entre manos que espero que resuelva todas tus incógnitas.
Pero mientras tanto te quería proponer un juego. ¿Sabes que no me gusta perder? Pues has despertado a mi competitividad de su descanso y viene dispuesta a todo, así que…
Veo veo, once tetas y un ciempiés.
(Si no lo pillas llámame, aunque confío en ti. Te resto puntos por cada pista eh)
He mojado el papel en café para que quedara más misterioso mientras cocinaba tus gofres. ¿Te ha molado el efecto de papiro o qué?
Natalia sonreía mientras leía, repasaba con sus yemas la letra alargada y fina y se llevaba el papel a su nariz para aspirar su olor, buscando sin éxito, el perfume de Alba.
Se abrochó el cinturón e inició su marcha. Cómo no empezar en ese parque. Subió a su montañita con nervios, no tenía ni idea que tenía que buscar o qué se iba a encontrar.
Justo en su rinconcito había una caja amarilla con un número uno de madera blanca pegado en su caja. Una etiqueta colgada decía:
Ábreme solo si conoces la historia de las once tetas y el ciempiés.
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Estaban acostadas en ese mismo lugar, semanas atrás. Alba boca arriba y Natalia bocabajo, a su lado, cuando la morena encontró un ciempiés rondando por allí.
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Inanna
RandomLa gran escritora sin cara deja sin palabras a 2.300.000 lectores." Periódico El País.