019 | Sólo será temporal

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Se abrazaron el silencio hasta que ya no quisieron derramar una lágrima más.

Clint beso sus mejillas, su pequeña nariz y sus esponjosos labios, aprovechando que no podría hacerlo mañana.

Tomó su rostro, haciendo que Pietro lo mirara, con ojos cansados de llorar, aún así sonrió.

— ¿Puedo amar a alguien en tan poco tiempo? — murmuró el mayor, aunque fue un pensamiento que se escapó.

Pietro sonrió, escondiendo sus ojitos tras sus mejillas.

— El corazón no pide permiso para amar, Clint. Tampoco pide tiempo — dijo — A demás... Somos predestinados, Clint Barton, ya nos amábamos, sólo necesitabas darte cuenta...

Clint no pudo sonreír del todo.

No sabía si aquello era muy injusto, o muy justo.

Pietro era demasiado para él, alguien tan dulce, tan tierno, con esa apariencia digna de un ángel, con el don de ser un adorable amigo peludo a voluntad... Alguien así no merecía un delta como él, una vergüenza de alfa, un don nadie en el mundo.

Tenía toda la suerte del mundo por sólo conocerlo, y no se iba a cansar de repetirlo, porque era la única certeza que tenía en ese momento.

— Pietro — lo llamó, el tono hizo que el omega borrará su sonrisa—, hay personas que nunca encuentran su predestinado... Hay quienes ni siquiera tienen... Yo... Creo que debes buscar a alguien mejor.

Pietro pareció decepcionarse con sus palabras.

— No quiero a nadie más — dijo, con total seguridad, mirando directamente a sus ojos.

Clint negó ligeramente.

— No quiero que esto sea difícil.

— Nunca fue fácil, no pongas excusas.

— Bien — Clint dio un pequeño suspiro — No quiero que sea más difícil.

Pietro no dijo nada.

No quería rendirse, no podía rendirse, no después de haber llegado hasta ahí.

— ¿Sabes cuándo fue la primera ver que sentí tu olor, Clint?

El rubio alzó una ceja, no sabía de a dónde ni a qué venía esa pregunta.

— Cuando viajé a Waverly para conocer a una de mis pretendientes — dijo—, Natasha Romanoff, alfa, con olor a cerezas y menta un poco demasiado fuerte, al punto en que pensé que era así porque estaba en celo, y agradecí tener el collar por cualquier cosa que intentara conmigo.

>> Pero no intentó nada. No estaba interesada, y tampoco en celo, su olor fuerte era una peculiaridad. Me dijo que necesitaría tiempo para saber si quería algo conmigo o no, y que había aceptado la reunión conmigo porque no tenía ninguna razón para decir que no.

>> Pero todo ese día pasábamos hablando, y me habló de ti, mucho.

Clint se sentía un poco atacado por en in-formalismo, pero sabía que era una costumbre del omega, de cuando se molestaba.

— Me mostró tu habitación, Clint — continuó —. Natasha no le sentía, pero yo percibía perfectamente tu olor, en toda la habitación.

>> Por primera vez sentí algo, mí lobo reaccionó a tu olor, quería mostrar sumisión y tuve que salir de allí para no agobiarme, no sabía lo que me pasaba... Pro mi lobo sí, sabía que había encontrado a mi predestinado, aunque no estaba allí, eso lo hizo desesperarse un poco.

DELTA - HawksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora