Leyendas desconocidas

Capítulo 17: Mina de Monumento (Parte 1)

Si Pyrrha fuera honesta, y era muy grosero mentir, el viaje a la Mina del Monumento fue más rápido de lo que esperaba y innecesariamente largo.

Según la medición del tiempo en sí, solo le tomó al Bullhead aproximadamente tres horas y media para el viaje, mucho más corto que los vuelos internacionales u otras formas de transporte. Había muy pocas razones para quejarse allí, incluso si los asientos eran más duros de lo que solía hacerlo en vuelos tan largos. Y la cantidad de carga en la bodega contigua era lo suficientemente grande como para hacerla desconfiar del peso del barco.

En el otro extremo, sin embargo, se encontró revisando el temporizador de su pergamino aproximadamente cada pocos minutos, porque cada minuto parecía horas. Le tomó poco tiempo deducir por qué.

A saber, era el silencio absoluto.

A pesar de tener al bruto Cardin Winchester y más bien verboso al Dr. Oobleck en la misma cabaña, para no ignorar al igualmente ruidoso hada Tatl, nadie había tosido durante horas. Todos habían permanecido rígidos en sus asientos desde su partida, mirando los pedazos de la cabina que les parecían más atractivos.

Pyrrha se encontró moviendo su mirada desde la puerta cerrada del hangar, haciendo fantasmas sobre los otros jinetes del Bullhead, luego de regreso a la puerta. Se sentía incómodo para ella mirar a cualquier persona, incluso si estaba en un lugar en la pared sobre ellos. Estar en el ojo público durante tanto tiempo la hizo muy consciente de lo incómodo que era recibir atención así, intencional o no.

Por sus miradas, sin embargo, estaba bastante claro que no era la misma mentalidad para los otros ocupantes.

Cardin Winchester, el obvio peor delincuente y chico que ella juró que ahora existía en un perpetuo estado de desconfianza, no quitaba los ojos de Jaune. Una ceja fruncida se centró en él, a veces cambiando de una mirada dura a una curiosidad ceñuda. Con los brazos cruzados en la silla en la que estaba sentado, no fue tan brusco como mantuvo la mirada fija. Jaune, su compañero aprendiendo rápidamente su lugar como cazador, parecía coincidir con la mirada del niño más grande.

Su compañero no tenía la misma furia en su mirada, no con un corazón tan amable como el de él, pero era difícil ignorar la mandíbula apretada cuando se sentaba a su lado, inclinándose hacia adelante para que sus codos descansaran sobre sus rodillas, apoyando la mano su barbilla Mientras Cardin movía su mirada mientras miraba a Jaune, su caballero rubio mantuvo su actitud recta y neutral.

Tal vez fue un desafío que no deseara retroceder, no después de cuánto había crecido y cuán obvio era para la mayor parte de Beacon que Cardin era un matón de principio a fin. Sin embargo, la rigidez al corte de su postura la tenía preocupada. Era como si estuviera flexionando todas las extremidades y músculos de los que tenía control para evitar saltar de su asiento.

Probablemente había una buena razón para eso, ya que Pyrrha no podía imaginar que Jaune fuera innecesariamente antagónico, incluso en defensa. Pero no se atrevió a preguntarle, no mientras la cabaña del Bullhead estuviera más tranquila que un aula vacía por la noche.

Winter Schnee, la Sra. Schnee, como era apropiado para dirigirse a una cazadora de su posición, mantuvo su mirada fría en Link. Pyrrha no podía culpar al anciano Schnee por ello, no cuando Link todavía era muy desconocido para ellos, y solo lo había conocido hace un día o dos en el mejor de los casos. Aunque, fue una suerte que su mirada tuviera poca de la animosidad que compartían los dos muchachos en la cabaña.

La suya era tranquila, fría y tal vez incluso contemplativa. Estirada mientras se recostaba en su asiento con un movimiento lento en la cabeza, posiblemente con los flujos en el aire fuera del Bullhead, posiblemente. Pyrrha había escuchado de militares con experiencia que se movían de manera extraña en barcos aéreos y marítimos. Aún así, nunca distrajo su mirada de Link, el fauno siempre silencioso en su grupo de exploración.