Leyendas desconocidas

Capítulo 24: Sueños de tortura: Phantom Ganondorf (2)

No se detenían. Fue un pensamiento aterrador que corrió por la mente de Cardin.

Por lo que ahora se podía medir fácilmente en horas, él y sus compañeros de equipo habían estado luchando contra los Grimm. Habían luchado contra ellos a través del desierto, hacia la torre gigante, contra el monstruo de una bestia que parecía un humano, y vieron lo que probablemente era un maldito dragón rugiendo por el cielo. Y a pesar de todo, habían seguido luchando contra Grimm. Una y otra y otra vez. Simplemente no se detenían.

Había aplastado a más de una docena de Ursa en el cráneo con su maza, hizo lo mismo para probablemente cerca de cien Beowolves. Había pisoteado media docena de Grammite cuando salían del suelo y agarró la cola de Creepers el tiempo suficiente para golpearlos contra su maza, como un maldito tambor. Eso no contaba a Grimm Penny y los demás tampoco lo habían ayudado. ¡Los cortaron, los destrozaron, los quemaron en algunos casos y hicieron casi todo lo demás capaz de lastimarlos!

Pero no se detenían. Ellos seguían viniendo.

Una y otra vez, como los chistes y bromas que le arrojaron los otros mocosos de Beacon. Un grupo de idiotas que pensaban que eran mejores que él solo por ser un poco más rápidos, un poco más inteligentes, tener algunos amigos más, y eso fue todo. No importaba cuánto trabajaba, cuánto luchaba, qué enojado estaba con ellos, no se detendría, así como así. Y ... todo se estaba volviendo demasiado. Demasiado, demasiado.

Suficiente como para que sus movimientos se desaceleren, su postura se deslizara y ... cada vez era más difícil respirar.

"¡Amigo Cardin!" Penny gritó detrás de él. La escuchó a través de sus gruesos pantalones y el rugido de los monstruos cercanos. Estaba cerca de él en un segundo, porque, por supuesto, no estaba afectada por la fatiga. Ella ya era más fuerte que él ... "Estás mostrando las etapas agudas de fatiga y agotamiento, junto con una frecuencia cardíaca más alta de lo normal y una sudoración profusa". Se limpió una copa llena de sudor de la cara, probablemente demostrando que ella estaba en el proceso. No importaba

"¿Y qué?" Él jadeó, respiró hondo y apretó su maza. Tenía que mantenerlo firme, especialmente cuando otro Ursa, un maldito noter , los vio. "¿Esa es tu ... forma de ... decirme que ... pare?" Se partió el cuello para mantenerse despierto.

"¡No amigo Cardin!" Penny gritó de nuevo. Escuchó el zumbido de sus espadas a su lado. Solo otra cosa que tenía que era mejor que él múltiples espadas contra una maza gigante. Y ella tenía más metal que él todavía. "Te aconsejo que te muevas a la sección trasera de la formación junto a Friend Sky. Permite que Friend Pyrrha, Friend Jaune y yo nos enfrentemos al enemigo mientras tienes tiempo para descansar". Esta vez la miró, ignorando a la Ursa que rugió en el aire del desierto. Probablemente era uno de cada cien que había escuchado en las últimas horas.

Pero aparte de eso, la cara de Penny era la misma que había visto mucho. Ojos que lo miran con lástima, no con respeto. Con preocupación, no admiración. Con la sensación de que ella era mejor que él, y él tenía que darse cuenta. Pero no lo hizo, no pudo . Eso significaría un fracaso, eso significaría demostrar que tienen razón, y no podía permitir que eso sucediera.

Además, todavía tenían que pelear.

"¡No ... AHORA! ", Gritó Cardin nuevamente, mientras balanceaba su maza hacia arriba por centésima, tal vez milésima vez. El sordo chasquido del metal golpeó la cabeza de la capa exterior de una Ursa que resonó ligeramente en el campo, vibrando a través de sus brazos cansados ​​más que cualquier otra cosa. Ni siquiera había necesidad de ver caer el cadáver del monstruo.

Lo había visto todo tantas veces antes, lo suficiente como para saber que no importaba en este momento. Lo que importaba era el hecho de que se estaba cayendo, al menos casi. Un pie sobresalió, cavando en las gradas del desierto para sostenerse. Todavía estaba estirado, la mandíbula abierta mientras intentaba forzar el aire en su pecho. Cardin sintió como si necesitara golpearse para meterlo allí.