Capítulo 4: Viernes

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Betty Cooper...

- ¿Qué decidiste?.-
- Pues, decidí que no lo tendré. No me siento preparada para traer al mundo y criar a un bebé. Tampoco creo tener la madurez y estar a la altura de una situación como esta.- Agachó la cabeza.
- Tranquila, no me debes dar explicaciones, yo te apoyo en todo. Aunque debo preguntar si ya escogiste la opción. ¿Lo hiciste?.- Preguntó y B asintió con la cabeza.
-Decidí tomar la opción de los fármacos.- Miró hacia un lado.
-Entonces debemos ir pronto al médico, te quedan solo un par de día.-
-¿Puedes pedirme una hora para mañana?.- Preguntó la rubia.
- Sí, intentaré conseguir una para primera hora.-Le sonrió.

Tal y como V lo dijo, me había conseguido una para la primera hora del día siguiente, es decir, para el viernes, lo que es hoy.

En toda la noche no pude pegar un ojo, estaba nerviosa, pero cada vez me convencía más que lo que estaba haciendo era lo correcto.

Cuando llegamos a la consulta, y le comentamos mi decisión al doctor yo estaba hecha un manojo de nervios. Tenía miedo a que él me juzgara por mi decisión ya que muchos personas suelen decir "Si tanto le gustaba tener sexo que se haga cargo de sus errores", y esto era lo que más miedo me daba, quería ser madre en el futuro pero no quería que fuera catalogado como un error.
En fin, para mi tranquilidad, el médico no emitió ningún juicio personal, lo cual agradecí mucho.
Me entregó unas pastillas que debía tomar y me explicó todo el tratamiento y lo que me sucedería. También me entregó un certificado que debía entregar en la universidad y dijo que si yo me sentía bien podría volver el lunes de la semana siguiente a la universidad. Además, sugirió que comenzara a asistir a un terapeuta porque sin importar todo, esto sería asimilado como un trauma en mi cabeza.

El especialista ya había introducido el fármaco en mi, ya habían pasado los treinta minutos que debíamos esperar. Y antes de irnos, el doctor le entregó a V una lista con medicamentos que podía ingerir por los dolores y con alimentos que me ayudarían.

Apenas llegamos a nuestra casa me dirigí a mi habitación, me puse la ropa de dormir, en mi ropa interior puse una especie de pañales que me habían dado en la consulta por el sangrado que vendría, y me acosté. Se suponía que comenzaría a sangrar y que esto duraría en promedio cuatro a seis horas después de que se administrara el fármaco.

-B, iré con Archie a comprar todas las cosas que el doctor pidió. Si te sientes muy mal me llamas y yo vendré corriendo.- Dijo mientras entraba a la habitación de su amiga.
- Está bien. ¿Le contaste a Archie?.- preguntó.
- Sí, lo siento.- bajó la mirada.
- ¿Confías en él?.- habló la rubia.
- Sí.- asintió con la cabeza.
- Entonces yo también.- le sonrió.
- Cómprame un chocolate, por favor.- le pidió.

Habían pasado solo un par de minutos  desde que V se había ido y sonó la puerta. Era obvio que ella había olvidado algo.

- ¿Qué se te olvidó, V?.- abriendo la puerta.
- No soy Verónica.- sonrió.
- Jughead, Hola. Lo siento, pensé que eras V.- Sonrió.
- Lo siento, no te quiero incomodar, pero...- Betty lo interrumpió.
- Pasa.- se corrió hacia un lado para dejarlo pasar.
- No quiero que te molestes, pero Verónica le contó todo a Archie y él a mi y vine porque me preocupé por ti, no es bueno que te quedes sola, sobretodo después de lo que acaba de suceder. Lo siento.- Lo dijo todo a una velocidad tan rápida que casi no se le entendía.
- Oh.- Ella agachó la mirada.
- ¿¡Qué te duele!?.- preguntó él asustado.
- Aún nada, es solo que... me avergüenza todo esto. No es necesario que te quedes, enserio.- se abrazó así misma.
- Hey, no hay nada de que avergonzarse.- Él acarició su brazo.
- Enserio no es nece... ¡Mierda!.- se llevó ambas manos al estómago.
- Ahora sé que sí te duele, y no me iré al menos hasta que llegue Verónica.- la miró serio.
- ¿Tienes algún guatero de agua caliente?.- preguntó.
- Sí, en ese mueble.- señaló con una mano mientras mantenía la otra en su estómago.
- Ve a recostarte, yo te subiré el guatero y te llevaré un té de manzanilla.- Ordenó él.
- Me iría a mi habitación si pudiera moverme, pero el dolor no me deja hacerlo.- Ella estaba pálida del dolor.
- Ven aquí.- la tomó suavemente en sus brazos y comenzó a subir las escaleras.
- ¿Cuál es tú habitación?.- preguntó.
- La de puerta blanca.- murmuró ella.

Jughead me dejó en mi cama, me arropó y luego bajó.
Era todo tan raro, pero no podía pensar debido a que esto dolía como el infierno, los cólicos eran terribles y sentía que me estaba haciendo pipí.
Al cabo de unos minutos Jughead volvió a mi habitación, me puso la cosa caliente en la espalda y me pasó la tasa de té.
Estuvo parado junto a mi unos minutos hasta que golpeé el lado vacío de mi cama para que se sentara junto a mi.
Unos minutos más tarde él me habló.
- ¿Cómo te sientes?.-
-Como el infierno, pero el té y esto caliente ayuda, gracias. ¿Cómo sabías que esto ayudaría?.- miró al chico.
- Bueno, digamos que cuando Archie me contó decidí investigar y averigüé que este té y calor directo te ayudarían con los dolores.- La miró haciendo contacto visual con ella.
- Sé que no es el momento y no te quiero incomodar, pero quiero preguntarte algo.-   Su voz sonaba tranquila y pasiva.
- Dime.- Ella sonaba algo nerviosa.
- ¿El día en que vine a tu casa porque escuché como el idiots de tu ex te gritaba fue el día en que le contaste que estabas embarazada?.- Preguntó y ella asintió.
- ¿Por eso te dijo que no era su responsabilidad?.- Ella volvió a asentir.
- Es un idiota. Los bebés no se hacen solo con un óvulo, también con un espermatozoide y es él quien los pone.- Habló enojado.
- Sus excusas para no usar condón eran que le molestaban y que no sentía lo mismo.- Ella comenzó a llorar.
- Es un idiota. ¿No sabe acaso qué hay de diferentes tamaños y texturas?.- se dio cuenta que ella había comenzado a llorar.
- Un día, un solo día me tomé la píldora a una hora diferente de la usual y quedé embarazada. Fue todo mi culpa.-Lloró más fuerte.
- No, Betts. No fue todo tu culpa. Los errores suceden, pero la irresponsabilidad de él fue grande.- le secó las lágrimas y la abrazó.
- Es como si el no entendiera que para ti era complicado, más que para él. Lo he dicho varias veces, pero es un idiota, y de los grandes.- susurró en su oído.
- ¿No vas a juzgarme por quedar embarazada y tomar el camino más fácil?.- se separó del abrazo.
- ¿El camino más fácil?. Betts, no hay ningún camino fácil, todos los caminos posibles eran difíciles, eran decisiones complicadas. No voy a juzgarte porque no soy quien para hacerlo, es tu vida y tu cuerpo; la que decide que hacer y que no hacer eres tú.
A la mierda con lo que piense o hubiese hecho el resto. Debes sentirte orgullosa de la decisión que tomaste.- le sonrió.
- Gracias.- Lo abrazó.
- Eres muy fuerte. ¿Lo sabes, verdad?.- le siguió el abrazo y acarició su cabello.

La universidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora