Capítulo 10

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La CCG no había parado de recibir alertas en su distrito sobre ghouls saliendo por el día, algo inusual y poco común, y sobre algunos ataques.

Algo parecen estar buscando ... pensó Akira Mado al mirar en un mapa los puntos de ataque y hacia dónde se dirigían. Amon, su compañero, le miró de reojo para luego mirar a Arima, quien explicaba con detalles y sin tapujos, lo que se debía hacer. En especial para encontrar al SSS ghoul aka King. No se puede estar perdiendo el tiempo cuando hay compañeros que han muerto por culpa de los ghouls y su sed de sangre.

Suzuya, sentado sobre la mesa y meneando sus piernas, cuál niño pequeño, escuchó atento a lo que Arima decía. Aunque su mente distorsionada le llevaba fuera de la conversación la mayoría del tiempo.

Una semana había pasado de lo ocurrido con Hide y el bebé, pero no han encontrado nada. Tsukiyama, Yomo y Nishiki mandaron a otros miembros de la organización en grupos a buscar por el rubio y el bebé. Pero debido al mal tiempo, fuerte ventisca, y nevada, se les hacía un poco difícil el rastrear con su olfato.

Kaneki había arropado algunas casas, y parte del bosque con la masa que lo cubría de pies a cabeza; actuando como un caparazón. Líneas de color rojo se podían distinguir en aquella masa viviente que arropaba todo a su paso. Su mente nublada, pero con una meta clara; el encontrar a su familia. Los habitantes de ahí, poco se habían enterado de lo sucedido ya que el mal tiempo de esos días no los dejaban salir.

Ayato, uno de los miembros reconocidos por su arduo trabajo y combate mano a mano, hermano de Touka por cierto, ayudaba en la búsqueda. Se llevó con el a Uta, persona que hace las máscaras de cada uno de los miembros de la organización aka liderada por Kaneki. Era un chico reservado y callado, pero intuitivo.

Ambos caminaron hacia el templo, luego al sendero cubierto de nieve a través del bosque. El frío les envolvía, y el jacket que los abrigaba parecía no ser suficiente para mantenerles caliente, claro, si fueran humanos normales. Con el viente revolviendo sus cabellos y los copos de nieve posándose sobre sus pestañas, siguieron su camino hasta llegar al risco.

— ¿crees que habrá caído por ahí? -preguntó Ayato y solo recibió como respuesta un mmm- tsk

Con ayuda de sus kagunes, bajaron por el risco hasta que sus pies volvieron a tocar el suelo. No muy lejos de ahí, había un cuerpo de agua, un río, como arbustos, árboles y otra maleza cubierta de nieve a su alrededor.

Uta se arrodilló y de entre los arbustos encontró sangre, vieja, y ya seca, pero el color aún seguía vivido por el frío. Ayato se acuclilló a un lado de él para olfatear y cuando logró ubicar el olor, se levantó como resorte. Uta hizo lo mismo, pero sentía que algo faltaba entre todo ese rojo que se veía ahí; los cuerpos no estaban.

— llama a Tsukiyama... y trata de que le digan lo sucedido a Kaneki -le dijo a Ayato, quien frunció el ceño al recibir órdenes- no me mires así y hazlo, Kaneki no estará muy contento

Tsk. De un salto, volvió al borde del risco, arriba, y dio la vuelta para regresar e informar lo visto. Uta, se quedó para seguir buscando en los alrededores ¿se lo habrá llevado el río? Negó, no conocía a Nagachika, pero por lo que había escuchado, no era para nada estúpido. Se extraño de no ver a Touka o a Hinami ayudando a buscarle. Su ceño se frunció cuando siguió caminado más allá de las rocas.

Humo salía de una cueva no muy lejos de dónde él se encontraba parado cuando le vio. ¿Estará ahí? Sus pasos avanzaron y con ello el sol hacia su despedida hasta el próximo día para darle paso a un manto de estrellas. ¿Por qué cuando pensaba que estaba cerca se hacía más lejos el llegar? Suspiró, y la tierra tembló de bajo de sus pies. Cuando se dio la vuelta ahí le vio, esa masa que había arropado casi medio bosque y casas, se encontraba detrás suyo, pero se hacía más pequeña como si estuviera desapareciendo para dejar un poco visible el cuerpo de Kaneki.

Su cuerpo tembló, miedo, ansiedad, tu dirás, pero nunca pensó ver a Kaneki en ese estado. Era como ver una bestia perdida, sin rumbo, buscando con ansias a su amo. Así como te las describen en los libros de fantasía. Uta corrió detrás de Kaneki, cuando este le pasó por al frente.

Decidió brincar de rama en rama con ayuda de su kagune, así como Tarzan. Yomo, Ayato, Tsukiyama, y los demás miembros que pertenecían a la organización, le seguían por detrás, al igual que él. Fieles seguidores hasta el final, a excepción de uno que otro, pero ya de esos no se habla y más si están muertos.

A medida que se acercaban a la cueva, vieron una luz saliendo de esta, aparte del humo. Kaneki, aún con esa masa cubriéndole parte de su cuerpo, se detuvo al igual que todos que lo seguían. La ventisca creaba un sonido sordo a sus oídos, y la tensión era palpable. Con pasos dubitativos, Kaneki se adentró a la cueva con los demás a sus pies.

Contuvo el aire dentro suyo, al ver a una señora cerca del fuego con un bebé en brazos mientras le palmeaba la espalda. Aquella señora detuvo todo movimiento al sentirse observada y se dio la vuelta para ver a Kaneki y los demás allí. Pálida por ellos que por el frío, apresó al bebé en su pecho, protegiéndole.

— ¿dónde está? -preguntó Kaneki al aire a la vez que se acercaba y reconocía el olor mezclado que desprendía el bebé; de Hide y él- entrégamelo ahora

La señora negó y gritó cuando vio los tentáculos rojos y otros en forma de cien pies acercarse a ella para arrebatarle al bebé de sus brazos. Cuando Kaneki sostuvo a su hijo en brazos, y este le miró con una tranquilidad característica de él; lloró.

Ojos grises como él. El bebé comenzó a sollozar e hipar con cada segundo que pasaba. Kaneki le tranquilizó de manera inexperta, pero decidido a calmar a su bebé. Mordió de su muñeca y dejó que unas gotas de sangre se escurrieran por la boca de su hijo, logrando que este se callara y esbozara una sonrisa; Hide.

Más lágrimas bajaban y en silencio tomó asiento cerca del fuego y los demás entraron a la cueva, sentados o parados, para al final todos terminar conglomerados en un mismo lugar.

La señora tragó en seco, cuando sus lágrimas se secaron, porque sí, estuvo llorando pensando que se iban a comer al bebé primero y luego a ella.

— ¿eres el padre del bebé? -se atrevió a preguntar y dejó salir un quejido cuando sintió la mirada reprobatoria e intensa de Tsukiyama-

— ¿había... había alguien más con el bebé? -preguntó con miedo a tener una respuesta que no quería-

El rostro de la señora se ensombreció y los demás presentes ahí, tragaron, no querían que su rey, perdiera el control otra vez.

— aquel joven, no pudo lograrlo -pausó antes de continuar- pero gracias a él pudimos comer o al menos yo

Silencio ...

Kaneki giró su cuello lentamente, y las venas rojas de su ojo se esparcieron y brotaron. Sus tentáculos apuntaron hacia la mujer mientras que uno de ellos sostenía al bebé y este sonrió feliz. Trato de meterse el tentáculo de su padre a la boca, pero solo consiguió chuparlo.

Kaneki trueno sus dedos a la vez que su rostro pálido se ensombrecía.

¿cuánto es mil menos siete?

Todos salieron de la cueva a excepción de los implicados y el bebé, el cual Kaneki parecía no querer soltar.

¿Cómo hacer un bebé? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora