¿Cómo hacer un bebé?

Capítulo 17

Hide había sido dado de alta del pequeño hospital del distrito 15 en el que residían. Claro que siguiendo las indicaciones del doctor al pie de la letra para controlar o saber manejar futuros ataques de pánico. La casa había quedado en construcción, debido al incidente que ocurrió en la noche que fue internado (la pelea). Sin embargo, no tomó mucho tiempo para terminar dicha construcción de las áreas que había que reparar de la casa.

Ya habían pasado 3 meses de ello y aún se encontraba un poco asustadizo de lo sucedido. Kami venia hacerle compañía en las tardes y estaba muy agradecido de ello. Ayato se quedaba la mayor parte del tiempo, y a veces se iba al patio trasero con Kaneki a luchar con sus kagunes.

Nuestro rubio siempre los miraba y les ofrecía refrigerios, cómo café o carne sintética o humana, dependiendo, para continuar viéndoles con Yukiyoshi en su regazo y asegurado entre sus brazos.

¿Qué si había recordado? Sí, aunque alguno que otro recuerdo se le escapaba de vez en cuando. Tantas malas experiencias pueden volver a una persona vulnerable en vez de segura y fuerte. Hide odiaba cuando a su mente le llegaban recuerdos de todo lo que pasó y experimentó en carne propia. Sus ojos se llenaron de lágrimas de solo pensar en eso.

Dio un pequeño brinco en su lugar cuando sintió la tibia mano de su hijo, Yukiyoshi, sobre su mejilla; le estaba limpiando las lágrimas.

— ya estoy bien, bebé -le aseguró a su hijo con una sonrisa a través de su mascarilla de hospital-

Otra cosa que había notado en esos tres meses de lo sucedido y su recuperación, es que Kaneki se encontraba más cariñoso y posesivo, aunque siempre lo había sido. Fue testigo de varias noches en las que el susodicho le enrollaba las extremidades con sus tentáculos de color rojo vivo y en otras ocaciones sentía como estos se escurrían debajo de su pantalón o camisa; acariciando piel blanquecina escondida.

Esto le hacía sonrojar de sobre manera, aunque debe confesar de que lo aterro en demasía al principio. Luego de haber experimentado lo que experimentó con esas dos chicas ghouls, su pavor regresaba. Pero ya luego, le hacía sentir cosquillas en dónde estás se paseaban. Tristemente nunca llegaban más allá de lo que él quería o ansiaba.

También tenía miedo por su posición ¿a qué me refiero? A sus cicatrices. Tiene miedo de no parecerle atractivo en lo absoluto. Aunque sus cicatrices más feas eran cubiertas con una mascarilla y bufanda; Hide sabía que estaban ahí y que no se irían.

Se levantó con su hijo en brazos y entró a su casa, dejando aquellos dos seres sobrenaturales luchar. Comenzó a cocinar algo para él mismo y una ensalada de frutas para su bebé, quien gustoso las recibió y comió; en su silla alta para bebés.

La tarde paso rápido y con ello, Ayato se despidió de ambos cuando entró a la cocina con Kaneki. Hide sintió la intensa mirada de Kaneki sobre su persona y decidió girarse para continuar cocinando. Una ensalada, pez al vapor y arroz. Se sonrojó ¿Cómo es que aún sigue haciéndole sentir así? negó con la cabeza y sirvió su comida en el plato para sentarse y comenzar a comer. Ya no le daba vergüenza el remover su mascarilla y comer frente a Kaneki o Ayato. Aunque con Kami, Nishio, Tsukiyama y Yomo, que eran los más que visitaban ya sea a él o a Kaneki, le era imposible comer frente a ellos.

Le dio un trozo de pescado a su hijo, quien gustoso lo masticó y tragó. Hide sonrió y bebió de su refresco con una pajilla, ya que no podía beberlo directamente, porque se escurría por la abertura de su cicatriz en la mejilla. Ya está acostumbrado y con el apoyo que su pareja e hijo le brindan, a veces le hacía pensar que son puras pequeñeces no más; lo que tanto le preocupada (cicatrices).

— ¿sabe bueno? -preguntó Kaneki al entrar a la cocina para coger a su hijo en brazos y darle un beso en la frente-

— sí -contesto animado el rubio-