LONG GAME

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—¡Atrápalo! —Junie exclamó mientras me lanzaba una barra de mantequilla que me dio directo a la cara. Entre más crecía, también aumentaban sus fuerzas—. ¡Ay, lo siento! ¡Chiara! ¡¿Estás bien?!

Por obvias razones la respuesta fue negativa.

Nos encontrábamos en la sede del concurso que organizaron en la casa de la cultura en donde solía tomar mis clases de Taekwondo antes. Ese sábado por la mañana, para montar mi stand, los Dumont me ofrecieron su ayuda porque mis papás estaban ocupados terminando de hacer unas compras para la convivencia que tendríamos en la tarde, así que el auto de Chandler prácticamente cargó con todo lo que íbamos a llevarnos, además de nosotros. Harry dijo que nos alcanzaría más tarde.

Mientras Gisselle y yo poníamos la mesa plegable, Junie decidió ir sacando los utensilios e ingredientes de las cajas de cartón gigantes en que llevábamos todo. No supe en qué momento pensó que sería buena idea lanzar cosas a lo tonto, pero definitivamente no era el más adecuado para hacerlo.

—¡Junie! —Gisselle la reprendió, colocando las manos sobre su cintura para parecer imponente—. Las cosas se dejan sobre la mesa. ¡No en la cara de las personas!

—¡Perdón, estoy un poco nerviosa por el partido de mañana!

—Ya no peleen —interrumpí, todavía con la mano en la frente e intentando recoger la barra de mantequilla del suelo—. Solo ten más cuidado, no podemos prestar mucha atención para atrapar algo ahora.

—Está bien, lo siento —Junie soltó un suspiro y continuó acomodando las cosas—. A veces olvido que no todos los lugares son óptimos para practicar.

Sí, lo noté perfectamente.

Durante las pasadas dos semanas, cuando estuvimos preparando los postres para la venta de recaudación de fondos, hacía prácticamente lo mismo. La diferencia era que Harry estaba al pendiente de ella y podían jugar sin lastimar a nadie.

En aquellos días había estado hablando mucho sobre el partido de baseball que tendría por esas fechas. Casi todo el tiempo sacaba el tema a colación y mencionaba lo nerviosa que estaba, el miedo que tenía a pesar de haber practicado lo suficiente. Supongo que todo se debía a que intentaba probarle, a un segmento de directivos, su capacidad para obtener una beca deportiva en una preparatoria del extranjero. Si todo salía bien, Junie partiría el próximo ciclo escolar, unos meses más tarde, y no regresaría hasta las vacaciones de invierno.

Una más que quería salir de Hopeville e irse a probar suerte a otro lugar.

A veces no lograba entender qué buscaban afuera. Por qué no les gustaba quedarse en un país tan acogedor y con personas que podías conocer de toda la vida. Es decir, era normal. En Hopeville no había tantas oportunidades por lo pequeño que era.
De todas formas yo seguía pensando que así era perfecto para vivir. A lo mejor no tenía muchas aspiraciones en la vida, no lo sé.

—Listo, eso era lo último —Chandler dejó en la mesa una caja pequeña, que yo misma había forrado con tela gris para cubrir algunos desperfectos que tenía, porque ahí dentro creí buena idea meter el reloj que le había prometido regalarle. Para camuflarlo, lo incluí en el resto de las cosas para la competencia. De esa manera no iba a sospechar absolutamente nada—. ¿Qué te pasó?

No me había percatado que seguía con la mano sobre mi frente, por lo que su pregunta me desconcertó un poco.

—¿A qué te refieres?

Long Game [Primer borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora