chapitre 3

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Tres días habían pasado desde que Kun y Yukhei habían asistido al Cabaret. Sus horas laborables se estaban haciendo pesadas, si su mente no estaba enfocada en el trabajo, recuerdos de la noche en Délicatesse venían a su cabeza como una especie de tortura. Algo había en Céline, algo especial que no había visto en ninguna otra mujer, pero obviamente no iba a aceptarlo, era un hombre casado y por muy falso que fuese su amor por Fleur, tenía un orgullo que mantener y a un padre al cuál no podía fallarle, puesto a que él le había presentado a su actual esposa.

-Yukhei.- Habló el mayor intentando llamar la atención de su amigo, quién como era costumbre estaba metido en su oficina leyendo el periódico o haciendo cualquier otra cosa no relacionada a sus deberes, (razón por la que luego corría por todo el edificio a última hora.)

-¿mh?

-¿Quieres ir a Délicatesse hoy?- consultó sin levantar la mirada de su papeleo.

-¿hablas en serio?

-Sabes que siempre hablo en serio.

Aquello fue suficiente, esa noche podría verla una vez más, averiguar qué era lo que tanto le atraía y tal vez saber algo más que su nombre.
El día pasó algo lento para Kun, tenía claro el porqué, pero nuevamente no iba a admitirlo e intentaba no pensar en ello.

-Bueno, ¿ya nos vamos?- Habló el moreno poniéndose de pie para tomar su abrigo y su bastón como lo hacía habitualmente. El mayor simplemente asintió copiando las acciones de su amigo hasta salir del edificio, tomaron un taxi y en minutos estuvieron otra vez frente a ese lugar, letras luminosas en la entrada, las fotografías en el pasillo, el telón rojo frente a sus asientos, ya solo faltaban minutos para que la esperada Céline Von Teese saliera a escena y Kun no podía estar más ansioso.

-Hoy no te excedas con la bebida, eres un latoso cuando estás ebrio.- habló el más bajo mirando a su amigo con una expresión un tanto amenazante.

-Y tú no te comportes como un perdedor.- hizo referencia a lo vivido con la estrella del lugar la primera noche que asistieron.
Qian solo negó con la cabeza acomodando los botones de sus mangas aguantandose las ganas de golpear a su amigo en esos momentos.

Pronto aquel hombre de la vez pasada reapareció en el escenario, siempre con un toque humorístico preparaba al público para lo que se aproximaba.
En los camarines se encontraba Chittaphon y sus compañeras, retocando sus maquillajes, todas brillaban de manera única pero como era de costumbre, Céline destacaba.

-Cariño, hoy sí vino.- una de sus compañeras le hizo el favor de echar un vistazo, el chico solo sonrió de lado. Sus labios rojos y esos dientes blancos como perlas, grandes pestañas y un maquillaje impecable, estaba preparado para comenzar el juego aquella noche.

-Gracias, linda.- se puso de pie frente a uno de los espejos, esta vez llevaba un corset negro, unos tacones del mismo color, accesorios de diamantes por todo su cuerpo y sus infaltables guantes de seda hasta los codos. Se sentía seguro de esa manera, Céline le daba poder, una confianza que ese triste joven de diecisiete años jamás pensó que podría tener.

-¡Céline, a escena!

Su frase favorita.
Salió de los camarines caminando como si el mundo le perteneciera, el telón de terciopelo se mantenía cerrado mientras el presentador hablaba, se acomodó en una pose sensual sobre un elegante sofá en medio del escenario y pronto todos reflectores eran suyos al igual que la atención del público. Buscó con la mirada y estaba allí, sentado en la mesa más cercana, dándole la oportunidad de comenzar a jugar con su mente y sus deseos.
Toda la primera canción se la dedicó a él, su mirada, sus movimientos, quería convertirse en su pecado favorito.
Así se pasó el resto de su show, jugando y buscando tener cautiva su mirada todo el tiempo, lo cual fue un trabajo bastante sencillo a decir verdad, no creía que el hombre fuese tan fácil de manipular con cosas tan sencillas a las que ya estaba acostumbrado.

Délicatesse | KuntenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora