chapitre 8

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Los días que siguieron a esa dura noche fueron oscuros y fríos para Chittaphon. Apenas se levantaba de su cama para darle de comer a Louis y las demás horas las pasaba durmiendo o simplemente observando perdido por la ventana.
Hacía mucho tiempo que tenía miedo de salir de su casa, siendo que su verdadero lugar seguro era Délicatesse, pero no quería que los demás lo viesen en ese estado, cosa que igualmente no pudo evitar ya que uno de aquellos días Madame Dufour junto a varios compañeros más llegaron hasta su departamento.

—Chittaphon, sal de ahí, nos tienes a todos preocupados.

Se estaba negando a darles la cara, pero no soportaba la idea de hacerle pasar malos ratos a la mujer que había sido como su madre todos estos años. Así, sin fuerzas ni ánimos de nada, llegó hasta la puerta abriéndola lentamente.

—Quién te hizo esto.

La imponente mujer se oía más preocupada que nunca, el chico era como su bebé, siempre fue el menor entre todos los bailarines y verle de aquella forma, apagado y débil le hacía hervir la sangre.

—Fué mi culpa Elizabeth... Yo, yo debí hacerte caso.— entre los brazos de Madame no pudo evitar soltar toda esa angustia que traia guardada, y esa rabia que le causaba no poder seguir adelante por culpa del miedo.

—Vamos, entremos. Vas a comer, te vas a dar un baño y me quedaré aquí contigo, lo que queda de esta semana Délicatesse no abrirá sus puertas así que no te preocupes. Estamos todos aquí porque somos familia, no quiero que nunca más y nadie de los que están aquí hagan algo como esto, desde que llegaron a Délicatesse tienen a personas con las cuales contar ¿Estamos de acuerdo?—

El carácter firme de Madame Dufour hacía que todos asintieran y obedecieran sin pero alguno. Pero les daba a entender que detrás de esa fuerte imagen había una mujer dulce y compañera, capaz de hacer lo que fuera para cuidar a los que ama.

—Bien chicos. Vayan a comprar cosas para que cenemos todos juntos, mientras tanto, usted y yo tenemos que hablar, vamos.

—Está bien...

Chittaphon fue con Elizabeth hasta su habitación, ambos sentados a la orilla de la cama comenzaron a charlar. Ella escuchó atentamente cada detalle de la historia, terminando por darle un cálido y maternal abrazo al menor, acurrucandolo en su pecho y meciéndose suavemente mientras dejaba delicadas caricias en su cabello.

—No quiero decir te lo dije, pero es que nunca me haces caso mi vida.

—Lo sé... Por eso estoy arrepentido, pero realmente sentí que podría ser diferente.

En esos momentos Madame Dufour solo podía dedicarse a tranquilizar de algún modo a Chittaphon, se veía lo agotado que estaba, no tenía esa luz tan única de siempre, habían dañado a su pequeño y eso no lo aguantaría.
Elizabeth siempre quiso tener hijos, por cosas de la vida nunca pudo quedar embarazada y luego de un matrimonio tan nefasto como el primero que tuvo, no estaba dispuesta a hacer todo lo que un hombre le ordenara y así continuó su vida, sin reglas y en rebeldía, no planeaba seguir los estándares creados para las mujeres jóvenes de su época y por ello en cuanto pudo, puso en pie Délicatesse, el lugar donde todos podían ser y expresar su verdadera forma.

Por otra parte, la vida de Kun no se vió muy afectada, o al menos eso intentaba aparentar. La imagen de ese chico detrás de Céline, tan débil y atemorizado lo atormentaba día y noche, se sentía culpable, había una sensación extraña en su pecho y era evidente, tanto así, que Yukhei pudo notarlo.

—Te sucede algo, rara vez te he visto así...

—De qué hablas, estoy cansado y ya.

—Te conozco Qian Kun, hace más de 15 años, sé que algo te pasa.

Kun sentía que ya no podía guardarlo más y Yukhei era de confianza, además, algunas cosas le contó sobre lo que había pasado con Céline, no era nada nuevo, aunque esto...

"Solo te pido que por favor no le digas a nadie, esto es lo único que tengo en mi vida. No sé qué sería de mi sin mi trabajo."

Otra vez la imagen del chico vino a su cabeza, definitivamente no podía contarle a nadie.

—Pasa que... Céline solo me estaba utilizando y estoy molesto por eso.

Yukhei soltó unas carcajadas, las cuales afectaron aún más en el humor del mayor, pero tenía que fingir, había decidido que nadie se podría enterar de aquello y no con intenciones de protegerlo si no que por proteger su propia imagen y su "matrimonio perfecto" a los ojos de su padre.

—Ya está, buscaremos otro lugar para pasar las noches aburridas, tan simple y tú dándole tantas vueltas en tu cabeza.

—Sí, tienes razón...

Claramente no estaba convencido, pero de alguna manera tendría que empezar a superar todo, aún así, cada vez que intentaba concentrar su atención en su trabajo, Céline volvía y volvía a su cabeza, y es que había algo que no lo dejaba tranquilo, era una especie de necesidad, quería saber más de él, sentía que lo había visto antes, probablemente en el mismo lugar donde trabajaba Céline pero...

—Ya sé.

Habló por lo bajo, el chico que recibió la tarjeta de su trabajo para que Céline lo contactara, él era Céline.
Kun se sentía todo un detective, lo extraño era ese repentino interés por el joven detrás de aquella mujer de sus sueños, ¿Qué estaba pasando con los sentimientos de Kun? eso que sentía era... ¿Compasión? ahora que tenía una imagen más clara de la persona que realmente había detrás de Céline no podía evitar sentir algo de culpa, pero no lo comprendía y aquello que aceleraba su corazón y lo sacaba del mundo real en sus tortuosas horas de trabajo lo estaba irritando.







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Holaa, estaba bastante emocionada y no quería esperar para continuar con la historia (°´˘'°) al parecer las cosas se están dando vuelta, Ten tiene muchos amigos que lo adoran y a Kun se lo devoran sus pensamientos ¿Creen que las cosas puedan ir peor para él?

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Délicatesse | KuntenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora