Destruyendo Mi Matrimonio (NamJin)

Capítulo 14: un viejo amigo

Ya había pasado una semana de mi celo y NamJoon volvió al hospital, comencé a ayudar a Jung en el jardín de MinMin, había muchísimas flores, plantas y hierbas que habían crecido a partir de las primeras flores que le regalamos a nuestro cachorro, eran tantas, que estábamos quedándonos sin espacio, fue cuando se me ocurrió venderlas y sólo quedarnos con una o dos de cada especie.

Jung estuvo de acuerdo de inmediato, así que le conté a NamJoon sobre lo que había pensado y cuando él también me apoyó, comencé en marcha con la idea.

Publiqué las flores online, algunas especies eran difíciles encontrar así que sabía que sólo un grupo electo de personas buscaría flores en internet, pero exactamente a ese grupo era al que quería llegar.

No muchas personas les interesa la jardinería, en Seúl era difícil, todo era mucho mas rápido, nadie querría estar ocupando tiempo en flores salvo que sea su pasatiempo favorito.

La primera persona que me escribió era de busan, preguntó al ver que también había especies de cactus,  él buscaba un cactus con una flor muy hermosa de color rosa, que tenía floración nocturna y su duración era solamente de un día, y para mi suerte la tenía, era un cactus al que le era fácil dar hijos así que teníamos bastantes.

Él tenía unos asuntos en Seúl así que acordamos un lugar en común y nos encontramos, estaba nervioso, era mi primer negocio, tenía miedo de que no se presente o algo peor, aunque estuve mas tranquilo cuando NamJoon decidió que me acompañaría, mientras ambos esperábamos allí, una persona pasó y me empujó, sino fuera por el alfa, hubiera caído al suelo.

— Ten más cuidado —  cuando el alfa dijo aquello, la persona nos observó y se inclinó.

— lo siento mucho — se disculpó con la cabeza gacha, se alejó un poco, luego tomó su teléfono y lo colocó en su oreja.

Mi celular comenzó a sonar y entonces atendí, era la persona que esperaba.

— hola — hablé mientras le hacía señas a NamJoon que me masajeara el brazo, ese alfa realmente tenía fuerza.

— hola, estoy aquí frente a la tienda que dijiste, perdón por la espera — sonaba agitado y entonces observé al muchacho que recién me había golpeado con rudeza.

— ¿cómo estas vestido? — el muchacho se observó a sí mismo cuando cuestioné aquello.

— con un Jean negro y una campera del mismo color — lo observé y suspiré, era el mismo chico que acababa de golpearme.

— ves el chico al que por poco le sacas el brazo, bueno, ese soy yo — el alfa quedo quieto un segundo y luego se dio la vuelta para mirarme aún con el celular cerca de su oreja.

Lo saludé con la mano y él entonces enrojeció de la vergüenza. Guardó su teléfono y se acercó.

— lo lamento muchísimo — se inclinó una y otra vez.

— ya, ya, ya esta bien — agité las manos para que dejara de disculparse — este es tu producto — me agaché y abrí la caja en la que estaba el cactus para mostrárselo.

— oh... es precioso, ¿sabes cuanto tardará en que la flor se abra? — cuestionó mientras admiraba la planta llena de pinches.

— sí, entre dos y tres días, no mucho más, recuerda que se abre de noche y...

— sólo un día — comentó con una sonrisa. Lo observé sintiendo una calidez extraña, este alfa se me hacía familiar.

Cerré la caja nuevamente y se lo entregué, él sacó su billetera del bolsillo y me entregó el dinero, rápidamente verifiqué si el monto era correcto.