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Craig se encontraba mirando curioso el tatuaje sobre su muñeca izquierda, simple en verdad, era una humeante taza con un logo circular y rojo, había algo ilegible ahí escrito. Nada en especial, tan malditamente común que sería una proeza encontrar a su soulmate.

Habían cafeterías a montones en ese jodido pueblo, podía asegurar que había ido a casi todas por la curiosidad de encontrar a su mitad, a quien se supone debía completar su vida, pero hasta ahora jamás pasó.

"¿Y cómo mierda voy a saber que la encontré?" era la duda, pero todos respondían lo mismo, simplemente sabías, los testimonios de personas acerca de la erupción de mariposas que sentías al momento de conocer a tu soulmate eran tan jodidamente empalagosos que le entraban ganas de vomitar. Aunque en verdad, él sabía que dentro de sí, a pesar de su estoica y grosera forma de ser estaba expectante de sentirlo, de conocer como sería esa chica que lo cautivaría.

La patada en su mochila lo hizo volver a la realidad, se giró y notó a su robusto mejor amigo mirándolo, mientras se ponía la mochila al hombro con una amplia sonrisa. Bufó y frunció el ceño mientras le seguía, después de todo ya se había acabado la jornada.

─ Me duele la espalda de estar tanto sentado Murmuró Craig con molestia mientras apoyaba sus huesudos dedos en su espalda baja.

─ ¡Yo estoy feliz! Sonrió animado el castaño mientras tamborileaba sus dedos sobre la correa de la mochila ─ Hoy iré al arcade con Barbara Clyde llevó su rechoncha mano a su mejilla izquierda, mientras su sonrisa se expandía. Marica. Craig fijó su mirada al cuello ajeno, casi rozando el inicio de su clavícula derecha, en la que lucían un par de pompones (como de porrista) de color negro y verde. El solo mirar el tatuaje hacía que recordara el curioso y fatídico día en que Clyde conoció a su soulmate, Bebe.

Podría relatar esa escena mil veces porque se cagó de risa; estaban en un partido de fútbol en el que Clyde no participó y por esto mismo solo era un espectador, en ese momento volvían del kiosco donde Clyde había comprado un taco. No recuerda de que hablaban ni mucho menos, estuvo más atento en como a su amigo le impactó en la cara un frondoso pompón bicolor, pero el castaño se preocupó más por no dejar caer el jodido taco, por lo que estaba con la espalda pegada al piso y solo su brazo derecho alzado, protegiendo al alimento del sucio piso. Craig explotó en carcajadas.

"─ ¡Oh mi dios, lo siento tanto! Recuerda haber visto a la muchacha acercándose, era rubia y bonita, su cabello ondulado estaba amarrado en una alta coleta y  llevaba el uniforme de porrista del equipo rival que se ceñía perfectamente a su cuerpo curvilíneo ─ ¿Estas bien? ¿Te lastime? La chica extendió su diestra, ya que la izquierda estaba ocupada sosteniendo el otro pompón. Cuando el castaño tomó su mano y se levantó, notoriamente embobado fijo su vista en el dorso de la rubia, donde había el dibujo de un taco, extrañamente idéntico al que su amigo traía en la mano. Su vista vaciló entre la mano de la muchacha y su taco, con un extraño brillo en los ojos mientras la rubia fijaba su vista en la clavícula ajena y sus pompones, con sus mejillas coloreadas de un rojo intenso.

De pronto Craig dejo de reír y se fijó en lo que hacía el par frente así, el castaño sonrío tan amplio que podría jurar que era prácticamente doloroso, ambos se acercaron y empezaron a entablar una conversación ignorando monumentalmente a Craig, quien hizo una seña y volvió a las gradas, hasta que su amigo se instaló a su lado, con su taco y una enorme sonrisa."

─ Bebe quería ir mañana con nosotros a una cafetería nueva─ Oyó decir a Clyde al salir de su ensoñación, sus gorditos dedos indices golpeteaban entre sí, con obvio nerviosismo.

creek one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora