❝13❞

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Hay personas que si le preguntas no podrían darte un relato extenso de su infancia, personas que no recuerda su niñez en lo más mínimo aunque esta se tratara de una época feliz y desbordante de brío, como un muro invisible que les privaba de recordar un mínimo de una experiencia previa a los siete años.

Tweek Tweak no era así.

Podía dar con lujo de detalle relatos de toda su vida, cualquier experiencia previa a sus diez años. Como si de una película se tratara podía rebobinar y contar hechos irrelevantes, el clima de algún día especifico, el desayuno de otros, quizá citar la primera noticia matutina junto al color de la taza en que bebía su común café, aunque claro todo antes de aquel día fatídico.

Era un día nevado, como comúnmente sucedía en South Park, el viento peinaba sus cabellos con brusquedad y el aroma a hierbas y naturaleza le azotaban de lleno en la nariz, embriagándose del olor tan potente y característico del poblado estadounidense. Estaba caminando de vuelta a su casa, él al ser un niño solitario iba sin compañía a la cafetería familiar para ayudar en las pruebas de sabor como cada tarde. Nadie habría podido predecir lo que sucedería ese día.

Un hombre olvido frenar, una situación tan malditamente fácil de evitar que era casi cómico, pero pasó. El pesado vehículo colisiono contra el cuerpo del infante duramente, llamando la atención de todo ciudadano alrededor. El conductor, aprovechando la instancia huyó del lugar dejando al rubio chiquillo en el frío suelo con la cabeza sangrante.

Cuando despertó estaba en una cama de hospital, el aroma a medicina y el tacto de la intravenosa era incomodo, abrió los ojos y vislumbro la blanca y brillante habitación molestando un poco su visión. Soltó un quejido inaudible y giró su cabeza, notando que su mamá estaba a su derecha, dormitando sobre una silla. Notó en sus mejillas rastros de lagrimas que le hicieron sentir triste. Inhaló profundo y gimió adolorido al exhalar, sintiendo un punzante dolor sobre la zona de sus pulmones, probablemente sus costillas. La mujer se removió y sus pestañas revolotearon como una mariposa antes de emprender vuelo. Su progenitora movió sus labios mientras se lanzaba a abrazarlo con poco cuidado.

─ ¡Gah, mamá! ¡Duele! Se quejó, pero extrañamente no pudo oír su propia voz. Su progenitora se alejó, a la vez que él acercaba con dificultad sus dedos a sus propias orejas. Notó a su papá entrando en ese preciso momento y como comenzó a dialogar con su madre, pero no pudo escuchar nada de nada, ni el rechinar de la puerta, ni el llanto en el que explotó su madre, ni la voz de alguno de ellos.

"Sordo" Fue lo único que logró leer de los labios del doctor mientras una punzada atravesó su pecho. Sus costillas rotas, el dolor de su cabeza y los cardenales podían curarse con el tiempo pero los doctores dudaban de que pudiera volver a oír, el golpe en su cabeza afectó su audición de tal forma que ni siquiera con audífonos podría oír.

Tweek se cerró a todos, empezó a tener clases en casa y aprendió lengua de señas junto a sus padres. El temor de no poder oír su voz era una locura, no le interesaba quien lo había hecho estar en esa condición ¿para qué? No le devolvería la audición, solo sería acumular odio y no quería eso. Jamás volvió a hablar, era tenebrosa la inseguridad que sentía por hacerlo en publico, solo sus padres y profesores habían podido oírle pronunciar frases cortas y secas al azar cuando era absolutamente necesario, pero nadie más.

Y.. había llegado el momento.

Estaba nervioso, demasiado. Sus manos temblaban sobre las correas de su mochila, las cuales sujetaba con firmeza. Estaba en la universidad y su cabeza seguía llenándose de pensamientos horrendos y conspiratorios, cada uno más horrible que el anterior, como pasaba cuando era un chiquillo nervioso y germófobo.

creek one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora