Y allí se encontraba, besando a un hombre al que apenas conocía. El contrario introdujo su lengua dentro de su boca, sus manos apretando aquel redondo y tentador trasero. Mentiría si dijera que no lo deseaba también.
Cada lección le habían enseñado cómo dominarlo. Cómo despertarlo. Cómo rendirse a él. Y, lo más importante, cómo volver loco a un hombre como él.
Con un último prolongado beso, lo ve marcharse para prepararse, y la ansiedad vuelve a hacer acto de aparición. Pasa una mano por su cabello negro una vez que se queda solo en la habitación, la poca ropa que está usando le hace sentir frío de repente.
- ¿En qué me he metido?- susurra. No sabía si tendría la valentía necesaria para traicionarlo.
Pasan unos pocos segundos cuando lo escucha gritar "¿¡Qué diablos!?". Con su corazón latiendo desbocado dentro de su pecho, se para cuando lo ve entrar a la habitación con el rostro enfurecido. Y lo único que puede pensar es: "¿Habrá descubierto la verdad?".
Cierra sus ojos, incapaz de hacerle frente. Entonces vuelve a escuchar su voz, con un tono acusatorio en esta.
- Me estabas mintiendo, ¿verdad?
Unas semanas antes...
Lee lentamente el correo que acababa de llegarlo, su mano se vuelve en un puño en cuanto sus ojos se posan en aquellas palabras: "Advertencia de desalojo". Con un bufido, deja la carta sobre la mesita de café y se echa hacia atrás sobre el respaldo del sofá. Sabía que estaba atrasado en los pagos de la hipoteca, pero estaba haciendo todo lo posible por recaudar el dineral que debía. No hacía falta que se lo recordaran todo el tiempo, maldita sea.
Sus ojos repasan la sala de estar en donde se encontraba, la pintura en las paredes algo desgastadas debido al tiempo que había pasado, el sofá debajo de él tampoco estaba en óptimas condiciones.
No podía perder la casa, después de todo había sido el lugar en donde se había criado junto a su hermano menor. Ya había vendido algunas pocas cosas de valor para al menos intentar pagar una parte, incluso había pedido un préstamo pero también se había endeudado con ello. Se le agotaban las ideas, pero si de algo estaba seguro era que haría hasta lo imposible para salir de aquella situación.
El sonido del timbre interrumpe sus pensamientos y se levanta para dirigirse a la puerta. Del otro lado, su mejor amigo Seokjin le regala una sonrisa y le da un abrazo rápido antes de entrar a la casa. En cuanto pone un pie en el interior, habla tan deprisa que le cuesta seguirle el ritmo, como ya era usual.
- Perdón por venir si avisarte, ¿qué tal si hoy salimos?- entonces sus labios se tuercen en una mueca triste- Terminé con Namjoon. Otra vez.
- Vaya, lo siento- Jimin no duda en volver a abrazarlo. Ya eran incontables las veces en las que veía cómo su mejor amigo y el novio de este terminaban y volvían todo el tiempo.
- Ya sabes, es lo mismo de siempre- Jin intentó quitarle importancia una vez que volvieron a separarse- Por eso necesito despejarme un poco esta noche.
No solía salir demasiado, pero si se trataba de su amigo no dudaba en aceptar- ¿Qué tenías pensado?
- ¿Qué tal si vamos al Afrodita?
Frunció su ceño en cuanto escuchó el nombre. Lo había escuchado un par de veces, pero no estaba seguro de qué se trataba.
- ¿Es un restaurante?- pregunta con evidente confusión, intensificándose en cuanto ve a Jin reírse.
- Por Dios, Jimin, ¿vives dentro de una roca?- le dice, aún riéndose- Es el club más famoso de la ciudad.
- Bueno, lo siento. Algunas personas no tenemos una vida nocturna tan activa como las tuyas- se defiende él.
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Lessons in Lust // Kookmin
FanfictionLas deudas no hacen más que complicar la vida de Park Jimin. Pero luego de haberse reencontrado con Jeon Jungkook, un viejo conocido de la universidad, sus problemas podrían desaparecer después de escuchar su propuesta de trabajo. Pero, ¿podrá Jimin...