Capítulo 3

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“No hay ningún pecado y no hay ninguna virtud. Solo hay cosas que
hace la gente.”                    
John Steinberck: Las uvas de la ira

Enero 2019
-entonces, ¿vas o no vas?- pregunta Camila por quinta vez.
-¡Camila por favor! en estos últimos meses me has hecho ir a más fiestas de las que puedo contar.
-pero es que ésta si va estar buena, ¡porfa plis!- me ruega con ojillos
de carnero degollado.
-¿cómo lo sabes?- le pregunto.
-solo lo sé.
-ok Camila vamos a la fiesta.
-yey!!

En la fiesta…
-la música está realmente alta, no me escucho- le grito a Camila.
-¿Qué dices? ¿Qué quieres un cucurucho? La música está muy alta no puedo escucharte-  contesta.

¿En serio? Exactamente lo que acabo de decir.

-olvídalo- esta vez se lo digo en señas porque sé que no me va a
escuchar.
-ven, quiero presentarte a alguien- la escucho gritar. 

Y ya empezamos de nuevo. No puedo con Camila.

-Alexa el es Javier, Javier, Alexa.
-¡encantado!- me dice.

¿Alguien me puede explicar de dónde vienen los amigos de Carlos?
Éste bien podría pasar por un minion.

-¡igualmente!- le contesto

La noche transcurre como todas las demás, bebidas van y bebidas
vienen, bailes pegajosos, pláticas banales. Esta vez decido participar y me uno a todos en la pista. Comienzo a bailar y me olvido de todo. Solo estamos la música y yo, aunque al parecer no por mucho.

-hola- me interrumpe el minion alias Javier.
-hola- le contesto sin parar de bailar.
-¿Alexa cierto?- pregunta, aunque algo me dice que ya lo sabía.
-sí, ¿Javier no?- le sigo el juego
-sí. Tienes un nombre muy bonito.
-gracias.
-¿Qué edad tienes?- pregunta.
-pareces menor- me molesta su comentario.
-19 ¿y tú?- le digo con desdén.
-22- responde.
-¡uy perdón!, fósil prehistórico, nieto de dinosaurios.
Comienza a reir
-no quise ofenderte, quise decir que parecías menor que yo.
-sí, es verdad, aunque cualquiera que nos viera diría lo contrario-
toma esa minion.

Vuelve a reir.

-tienes razón. Me gusta tu ingenio- dice.
-gracias, decidí sacarlo a pasear un rato, lleva mucho tiempo en
casa.
-graciosa, me gusta.
-se hace lo que se puede- me hago la interesante.

A partir de ahí comienza todo una serie de coqueteos por su parte
de los cuales yo también decido participar. Él comienza a bailar y
yo lo sigo. Estoy bailando de espaldas con él bien pegadito a mi. El minion no está tan mal después de todo. Me agarra por la cintura y me pega más a él. 

¡Alerta de incendios! ¡Esto está que arde! 

Me giro y quedamos de frente:

-¿sabes? Nunca he estado con alguien más alta que yo- confiesa
-siempre hay una primera vez- le digo.

Segundos después, asalta mi boca. Y bueno… pensé que además de
ser un buen bailarín iba a ser un buen besador. No me malinterpreten, no he dicho que no me gustó, pero le faltaba algo,
no sé, chispa, quizás.

-¿sabes que besas genial?- me dice agitado.
-eh ¿gracias?- le digo.
-¡Alexaaaa hora de irnos!- oigo a Camila gritar.

¡Gracias a dios! Me salvó de un momento suuuuper incómodo.

-bueno, tengo que irme- le digo a modo de despedida.
-¡espera! ¿me das tu número?
-mmm no te molestes pero no. No quiero nada serio, esto solo fue un rollito de una noche.
-ah ok
-nos vemos por ahí, supongo 
-sí, nos vemos- me responde.

-¿y entonces?- pregunta Camila de regreso a casa.
-¿entonces qué?- contesto.
-¿Javier eh? ¡picarona!
Sabía que tarde o temprano iba a sacar el tema.

-no fue nada, solo fue un rollo
-si si, eso no fue lo que yo ví
-pues que lástima porque así son las cosas.
-me pidió tu número- me dice.
-dime por favor que no se lo diste.
-mmm ¿no se lo di?- miente.
-¡Camilaaaaaa!. ¿Qué hiciste?
-pensé que te gustaba.
-pues pensaste mal.

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