Capítulo 16

28 7 2
                                    

Enero 2020
“…Año nuevo, vida nueva. O al menos, eso dicen por ahí. Mi vida sigue igual de patética, nada ha cambiado.
Primer día del año y ya presiento que no traerá nada bueno.
Primer día del año: Tu cumpleaños.

Llevo horas pensando si felicitarte o no, aunque mi cerebro me dice que no es buena idea, sobre todo después de enterarme por Karla que te habían hecho una fiesta, a la cual obviamente no fui invitada. Es verdad, mi presencia no es crucial pero aun así dolió. Me hizo darme cuenta que ya no eras parte de mi vida, estábamos en caminos diferentes.
También Karla me informó de la presencia de tu novia en la fiesta, como era de esperar. ¿Sabes? esto nunca te lo dije: ¡Qué celos tengo de ella! No me considero una persona celosa porque las relaciones se basan en confianza pero esta situación es completamente distinta. Tengo celos de ella porque tiene la oportunidad que yo tantas veces he pedido, porque te puede besar y quererte abiertamente sin sentirse juzgada o débil. No sabes la cantidad de veces que le he deseado un viaje a Rusia con todos los gastos pagos. La quiero bien lejos de ti, quiero lo que ella tiene aunque no estoy muy segura que haya recibido mucho de tu parte. Ya somos dos. Dos tontas que nos conformamos con casi nada. ¡Qué equivocadas estamos!
A pesar de esto te deseé en silencio un feliz cumpleaños y muchas cosas buenas, espero te hayan llegado…”

-¿qué vas a pedir?- me pregunta Daniel apoyándose en el mostrador.
-un batido de dulce de leche.
-ok. Ve a sentarte mientras lo pido linda.

Me siento y comienzo a mecerme en el balancín de la heladería en lo que espero a Daniel y nuestros helados.

-holaaaa- decido escribirle a Karla en lo que espero.
-hola ¿qué tal?- me responde casi al instante.
-todo bien. ¿en qué andas?.
-pues… este…
-¿cuál es el misterio? Dime de una vez.
-estoy en casa de Carlos celebrando el cumple de Liam.
-¡oh!- respondo.
-dulce de leche para ti y chocolate para mi- me dice Daniel acercándose con nuestros helados.
-gracias- le respondo.
-¿pasa algo? Te noto preocupada.
-no pasa nada. ¿Me das a probar del tuyo?.
-sí claro- se lleva una cucharada a la boca y gira la cabeza en mi dirección.
-¿qué haces?.
-dijiste que querías probar.
-sí, de la cuchara, como una persona normal.
-ok, matas la diversión. Toma- me acerca una cucharada de helado haciendo pucheros.

La tomo y lo beso acto seguido. El aprovecha la oportunidad y me besa largo y tendido. Yo cierro los ojos y me imagino otros labios, otras manos.


-pues, aquí es donde vivo- le digo señalando mi edificio.
-¿crees que pueda subir a por un vaso de agua? Tengo mucha sed.
-ok- respondo sabiendo perfectamente sus intenciones. Espero no arrepentirme de esto.
-bienvenido a mi humilde morada.
-acogedor.
-toma- le digo entregándole el vaso con agua que solicitó hace unos minutos.
-¿qué?.
-tenías sed. ¿Recuerdas?.
-cierto, mucha sed.
-¿puedo quedarme un rato?- pregunta con cara de cachorro abandonado.
-supongo- le respondo no muy convencida y me siento junto a él en el sofá.
-¿quieres ver una peli?.
-¿por qué no?.

Enciendo el televisor y cambio de canal hasta encontrar algo medianamente aceptable que ver.
El pasa su brazo por encima de mi hombro y yo me acurruco en su pecho. Así estamos un rato hasta que el comienza a acariciar mi muslo derecho mientras deja un reguero de besos en mi cuello.
Yo respondo a sus caricias con un leve gemido involuntario. Él va por más y desvía su mano hacia mi entrepierna.

Estos son los momentos en que agradezco llevar puesto un vestido.

Comienza a rozar mi sexo lentamente, demasiado lento para mi gusto. Necesito más, necesito que calme las cosquillas que de repente aparecieron en mi sexo.
Al parecer oyó mis plegarias porque segundos después hace a un lado mi ropa interior y toca mi clítoris.

-¡ah!- gimo.
-¿te gusta?- me habla al oído.
-umju- susurro.
-date la vuelta y acuéstate.
Obedezco.

Una vez acostada asalta mi boca a la vez que juega con mi clítoris.
Me introduce un dedo suavemente, luego otro mientras con el dedo pulgar continúa tocando el centro de todo mi placer.

-¡oh dios!- gimo.

Me da pequeños mordiscos en el cuello y va bajando lentamente mordiendo todo lo que encuentra a su paso: mis senos, mis caderas, el monte de venus.

-tengo que probar este coñito.
Me estremezco.

Nada más sentir su lengua en mí, me pierdo completamente. Arqueo mi espalda y agarro su melena oscura para guiar sus movimientos.
Solo que…
Su melena no es oscura, ni sus ojos café, ni tiene pelos en la barba, ni es Liam.
¡Mierda!

-Daniel, por favor para.
-¿qué pasó?- me mira desconcertado.
-no quiero hacer esto.
-pero si todo iba bien.
-sí, pero esta no soy yo. Es muy pronto para esto. Me siento un poco incómoda- miento como una bellaca.
-ok como quieras- se incorpora decepcionado.







If we...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora