Capítulo 15

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“…Recordar es fácil para el que tiene memoria. Olvidar es difícil para el que tiene corazón…”
                                Gabriel G. Márquez

“…-El amor es el sentimiento más fuerte que existe-dijo ella.
-¿como lo puedes asegurar?- cuestionó él.
-hay muchos sentimientos- continúa.
-¿La tristeza supera al amor? ¿El odio supera al amor? ¿La pasión? ¿ El rencor? No lo hacen. Por amor se renuncia a todo e incluso a uno mismo. El amor es el único sentimiento que nos levanta y a la vez nos tumba, que nos da los peores miedos y también las mayores esperanzas.
El amor es todo y cuando se va, nos convierte en nada…”

Diciembre
-holaaaaaaa, ¿cómo vas?- me escribe Carlos.
-ahí, mejor que ayer y peor que mañana, o eso espero.
-¡ay Alex porfa! no sufras más por él. Ya han pasado 2 meses. No quiero verte sufrir más.
-yo tampoco quiero, créeme.
-te propongo algo. Hoy vamos a salir. Karla, tú, mi prima Baby y yo.
Cierto, ya había olvidado que hace un tiempo se había hecho novio de Karla.

-no tengo muchas ganas Carlos.
-no me interesa. Vas a ir y punto. A las 8 paso por ti- se desconecta antes de que tenga posibilidad de protestar.

En la fiesta…
-¡vamos a bailar!- me dice Baby tomándome por el brazo.
Me pierdo en la música como de costumbre.

Baby y yo bailamos de espaldas una con la otra. De repente alzo la vista y veo a un apuesto muchacho de metro ochenta y cinco mirando en mi dirección.

No me quita la mirada ni por un segundo y yo tampoco. Por lo que veo, no tiene intención de moverse de donde está, asi que decido darle un pequeño espectáculo.
Comienzo a menear las caderas al compás de la música mientras le doy una mirada sensual.
Está un poco lejos pero aún así puedo verlo tragar.
¡bien! ¡Misión cumplida!

Luego de unos minutos donde me doy cuenta que no piensa acercarse, me molesto y voy hacia la barra.

-un caipiroska por favor- le pido al bartender.
-en seguida- me responde.
-aquí tiene señorita
-yo pago- oigo una voz decir a mis espaldas.

Me giro y veo al señor vago-nomepiensomover.
-si insistes- le digo y me alejo de la barra con mi bebida, dejándolo con la palabra en la boca.
-¡oye! ¡espera!- me grita.
-¿si?- me hago la desentendida.
-bailas muy bien.
-gracias.
-¿cómo te llamas?.
-Alexa. ¿Tú?.
-Daniel.

Nos quedamos un rato conversando hasta que al fin me pide que baile con él, a lo cual no me niego.
Una cosa llevó a la otra y bueno, nos besamos. En una palabra. ¡ALUCINANTE!

-toma, mi número- agarra mi móvil y lo agenda.
-voy a timbrarme para tener tu número.

Durante todo este proceso ahí estaba yo asintiendo como una tonta y de vez en cuando soltando monosílabos como: ¡anja! ¡sí! ¡vale!
¡Idiota!

Llegó la hora de irnos y no lo volví a ver.

- ¡Te vi en la pista zorrilla! ¡Arrasaste! Y eso que no querías venir.- se burla Carlos.
Yo solo sonrío.

En ese momento me llega un mensaje de… ¿Sexy God? ¿Wtf?
-escríbeme cuando llegues a casa linda.
-¿Daniel?- respondo.
-¿quién si no?
-no sé, aquí dice Sexy God
-¡auch nena! ¡auch!

“…Hoy conocí a alguien. Me emocioné por primera vez desde que te perdí, si es que acaso alguna vez te tuve.
Desde entonces había reducido mi vida a arreglar el desatre de semestre que estaba llevando, y lo logré.
Siendo sincera, la universidad fue la única solución que encontré para alejarte de mi mente y aún así, fue jodidamente difícil.
No tienes ni idea lo duro que ha sido recordar lo nuestro, que se reflejaba nítido en mi mente, tan claro, tan real. Sentía que lo vivía de nuevo y volver a la realidad después de eso simplemente era una pesadilla.

¿Resultado? Me prohibí pensar en ti.
¿Lo logré? A veces.

Ahora que por fin conozco a alguien, aquí me ves, escribiéndote estas líneas que puede que nunca vayas a recibir.
Por increíble que parezca, el rostro que se dibujaba en mi mente era el tuyo, a pesar de no ser la realidad.
¡Qué idiota!

Esta situación me supera, no puedo aceptar que conozca a alguien y tú sigas presente, que al escribir estas palabras me tiemble el pulso y se me acelere el corazón.

Voy a olvidarte, aunque suene soñador. Al fin de cuentas, tu estás feliz y viviendo la vida que escogiste. Es hora de que intente hacer lo mismo…”



-hola preciosa, ¿estás ocupada?- me escribe Daniel 2 días después de la fiesta.
-eso depende.
-¿de qué exactamente?.
-de si me interesa tu propuesta o no.
-te la digo y me dices.
-ok.
-estaba pensando en ir a jugar billar con unos amigos y me gustaría que fueras.
-en caso de que acepte tu proposición, ¿podría llevar a alguien?.
-claro que puedes belleza.
-¿en serio eso te funciona?.
-no sé, ¿funciona?.
-¿cuándo sería esta salida?- lo ignoro.
-mañana.
-ok, acepto.
-perfecto. Dame la dirección de tu casa y paso por ti.
-¡ja! no lo creo, mejor dame la dirección del lugar y nos vemos allí galán.
-como quieras linda- me obedece.
-mañana a las 2. Besos.
-allí estaré, saludos.

¡Qué pesada soy! :)

-¡Camilaaa! ¿Quieres ir mañana a jugar billar?.
-no sé, me da pereza.
-dale plis.
-¿con quién iríamos?.
-con Daniel y unos amigos de él.
-¡espera! ¿Daniel el de la fiesta?.
-puede- me hago la tonta.
-¡oyeeee! ¡qué bien! Ok me apunto.
-perfecto. Ven a recogerme mañana y nos vamos.
-ok.


-estás linda- me dice Daniel al verme.
-gracias, tu tampoco estás nada mal- le sonrío con picardía.

Solo somos 4. Daniel y yo, Camila y un amigo de Daniel. No sé en que momento esto se convirtió en una cita doble.

-bueno, ¿cuáles van a ser las parejas?- pregunto.
-pensé que eso era obvio linda- me responde Daniel.
-pues no lo es. Voy a jugar con mi amiga- contesto.
-ok. Puede que eso lo haga más interesante.
-para serte sincera, nunca he jugado billar- confieso.
-eso se arregla. Primero escoge un taco- me dice señalando hacia  el aparador de palos empotrado en la pared.

Levanté uno y lo llevé hasta la mesa.

Él se movió detrás de mí, puso sus manos sobre mi cadera y me puso en frente de la mesa. Deslizó sus manos a mi alrededor y tomó el palo de billar.

-cuidado. Los demás podrían creer que estás flirteando- le digo en voz baja.
-que crean lo que quieran. De todas formas, eso es lo que hago.
Me río en lo bajo.

-así- me dijo reacomodando mi mano derecha hacia arriba unos cuantos centímetros.
- y… así- continuó tomando mi mano izquierda y formando un círculo con mi pulgar y mi dedo índice. Entonces puso mi mano izquierda en la mesa, Como un trípode.

-dobla tu cintura.

Me incliné hacia la mesa de billar con el aliento de Daniel calentando mi cuello.
Él haló hacia atrás el palo de billar y lo guío a través del círculo.

-¿cuál prefieres? ¿Rayadas o las lisas?
-rayadas- contesto.

Dispara y logra meter una rayada en el hoyo.

-bien, ahí tienes tu primera bola.

Hago el intento por meter la siguiente pero termino metiendo la bola blanca en su lugar.

-¡qué mal! No tienes la suerte del principiante- me dice
-eso parece.

-eres una gran mentirosa- me grita ofuscado Daniel al terminar el juego un rato después.
-¿por qué? Fue suerte de principiante- le respondo inocente.
-y una mierda que lo fue. Tu sabías jugar.
Me rio

-eres mala mala.





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