Capítulo 21

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“…Lo nuestro fue tan fugaz que una estrella pasó y pidió un deseo…”
                                      Mario Benedetti

-Hola hermosa- me escribe Liam al día siguiente.
-Hola Liam. ¿Cómo vas?
-Muy mal. No paro de pensar en ti- responde.
-Ya somos dos.
-Tampoco paro de pensar en lo que hicimos.
-Relee mi último mensaje- le contesto risueña.
-Jajaja. ¿Te gustó?
-¡Qué pregunta tan retórica!
-Ok, solo quería cerciorarme de que hice bien mi trabajo.
-Lo hiciste bien, tan bien que quiero hacerlo de nuevo.
-Pero si ayer mismo arreglé la tubería, no entiendo como pudo averiarse tan rápido.
-Yo tampoco, no soy experta pero diría que hubo una fuga.
-Mmmm. Interesante. Me temo que no podría arreglarla si no estoy presente.
-¡Vamos! ¡Algo se podrá hacer!
-Bueno, tal vez si la guío, usted misma pueda solucionar el problema.
-Estoy segura de que bajo su supervisión lograré solucionarlo. Solo dígame qué tengo que hacer.
-Sería mejor que me mande una foto para poder saber cuan grave es la fuga- me responde.
-Entiendo. Ahora mismo se la envío.

Le tomo una foto a mi coño y se la mando.

-¿Qué piensa usted? ¿Es muy grave?- le escribo.
-Inmensa señorita, me temo que debe usted arreglarla cuanto antes si no quiere sufrir una inundación.
-¡Madre mía! Dígame qué tengo que hacer.
-Bien. Usted va a ver dos compuertas muy finas. Ábralas, pero con cuidado. En el centro de estas va a ver un botón, imperceptible para muchos hombres de mi vocación. ¿Lo encontró?
-Sí- contesto.
-Bien, ese es el timbre de las compuertas. Presiónelo y frótelo, hasta que sienta una especie de latido o temblor, no muy fuerte que el timbre es muy delicado. Si yo estuviera ahí pondría mi llave inglesa entre las compuertas y las abriría, pero dada mi ausencia usted va a tener que usar sus dedos, mojándolos primero claro. ¿Comprende?
-Eso creo.
-Ahora, introduzca dos o cuantos dedos guste dentro de las compuertas mientras frota el timbre en movimientos circulares. Con los dedos que tiene dentro tiene que hacer un movimiento muy importante, como si estuviera llamando a alguien para que se acerque. Hágalo lo más rápido que pueda señorita, hasta que de la tubería brote un líquido.
-¿Y?- le escribo al borde del colapso.
-Y se acabaron las formalidades. Si yo estuviera ahí metería mi pene en tu boca para que lo mojaras y luego te lo introduciría en el coñito. Apoyaría tus pies en mis hombros mientras te aprieto las tetas.
-¿Qué más?
-Luego te pongo a cuatro patas y te cojo así mientras te aprieto las nalgas.
-¿Yyyyyy?
-Después de eso, te siento encima de mi para que te muevas a tu gusto mientras yo me dedico a mirarte a los ojos y a decirte lo mucho que me gusta mientras te beso.
-¿Y luego?
-Y luego la saco y me corro en tus tetas.

Unos minutos después...
-¿Y entonces? ¿Se arregló el problema?- escribe Liam.
-Quedó como nueva señor, aunque creo que le vendría bien una visita del experto.
Pasan unos minutos y no me responde.
-¿Liam? ¿Estás ahí?
-Dame un minuto que por poco me atrapan.

¿Perdón? ¿qué mierda es esto?

-¿Que te atrapa quién? ¿Tu madre?
-No.
-¿Tu hermana?
-No.
-¿QUIÉN LIAM?
-Sabes quien.
-¿PERO TU ESTÁS MAL DE LA CABEZA? ¿Cómo pudiste hacer esto con ella al lado?
-Bueno, no estaba precisamente a mi lado, me fui a la cocina.
-¡Oh si! ¡perdón! Eso lo cambia todo, es mucho más correcto en la cocina. ¡Imbécil!
-Tienes razón. Discúlpame por querer por un minuto que las cosas fueran diferentes y estar con la persona que de veras quiero.
-No te atrevas a jugar el papel de víctima que no te pega. Tú eres el único que puedes cambiar las cosas y no lo haces, asi que no te quejes.
-Sabes que eso no es tan fácil, yo no puedo chasquear los dedos y mágicamente hacer desaparecer a mi novia.
-Tienes razón, ella no puede desaparecer pero no seas tan insensible y descarado de hacer lo que estás haciendo.
-Mira, tienes razón. Ya vamos a dejar las cosas aquí. Adiós, fue un placer conocerte- me escribe y se desconecta.

¿FUE UN PLACER CONOCERME? Pero ¿tendrá la cara dura? Y encima se desconecta. Pues no querido, aquí la última palabra la digo yo.

Comienzo a timbrarle.
-¡Si se va a enterar tu novia que se entere!- le grito al silencio de mi habitación.

A los minutos de timbrarle insistentemente se conecta y sin darle tiempo a hablar le escribo.

-Lee muy bien lo que te voy a decir. Aquí la que tiene que estar brava soy yo. Tú deberías sentir vergüenza de lo que acabas de hacer. Ahora sí, esto es lo último que escucharás de mi Liam, no pienso seguir detrás de ti como un perrito faldero para que me manipules a tu antojo, lo juro por mi madre. Cuídate. Adiós.
Me desconecto sin esperar su respuesta.

Unos días después…
-Alexa tú y yo tenemos que hablar- oigo la voz de un Carlos notablemente alterado a pesar de no poder verlo.
-¿Qué pasa?- le pregunto preocupada.
-Me enteré que sigues hablando con Liam a pesar de todo por lo que te hizo pasar.
-Sí pero…
-Calla y escucha. ¿Tú no tienes amor propio? ¿no te quieres a ti misma? ¿Cómo pudiste dejar que él te manipulara de esa manera? ahora mismo pongo en duda tu inteligencia. Él es mi amigo del alma pero después de esto no puedo defenderlo más, lo que hizo contigo fue una cabronada pero lo que tu te estás haciendo a ti misma es algo mucho peor. ¿No te das asco? ¿no te da asco pensar que luego de acostarse contigo va a ir a revolcarse con la otra? Lo que estás haciendo es de puta Alexa. PU- TA. Por favor recapacita y para esto de una puñetera vez.
-Tienes toda la razón Carlos, no te preocupes. Ya paré todo, ahora si me disculpas, necesito colgarte- y así lo hice.

Inmediatamente después de colgar, me entraron unas fuertes arcadas que terminaron en la taza del baño conmigo arrodillada botando todo lo que tenía adentro; mi almuerzo, mis fuerzas, mi vergüenza, mi humillación, todo.

“…Y aquí estoy mirando a la pared mientras pasan por mi mente las imágenes de estos últimos meses. Cada imagen me desgarra el alma. Grito, grito con todo lo que tengo. Grito por todas las lágrimas que derramé por ti, por todo el sufrimiento, por todos los errores cometidos; poco importaba que alguien me oyera.
Camila gracias a dios estuvo aquí conmigo. La llamé y no dudó en mover cielo y tierra para venir a socorrerme. No le dije nada, pero ella sabía lo que pasaba, se limitó a abrazarme y a tratar de darme ánimos:

-¡Tú puedes con esto Alex, llora todo lo que vayas a llorar pero después, levántate y vive- me decía.

Yo detuve el llanto por un momento para reírme. Vivir, ¡já!. ¿Quién quería vivir?

Luego de un tiempo le hice caso, me levanté y decidí seguir su consejo.
Hoy me despido de ti, para siempre. Me despido del Liam que inundó mis pensamientos durante tanto tiempo, el Liam que me hizo cuestionar mi vida entera y me mostró lo que se siente amar de verdad, sin reservas, sin pedir nada a cambio. TE QUIERO. Espero que encuentres la paz y aprendas a ser feliz...”

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