Capítulo 4

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-hola hermosa. Al final conseguí tu número. Ya conoces el dicho, el
que persevera triunfa o eso espero yo- me despierto en la mañana
con este mensaje de Javier.
-¡ay Camila!, en lo que me has metido- suspiro. 

Me levanto y me preparo para ir a la universidad. Hoy tengo
matemática numérica a primer turno, no puedo llegar tarde.


-¡qué hambreeeee!, necesito comer algo urgente.
-ve a la cafetería- me dice una compañera de clase.
Inteligente, ¿como no había pensado en eso antes?                
(nótese el sarcasmo)

Bajo a la cafetería y hay una cola inmensa. Decido abrir el whatsapp para pasar el tiempo.
-hola de nuevo hermosa ¿cómo va tu día? espero que bien- me entra un mensaje
-estoy pensando en ti- llega otro.
-un beso- y otro.
-¿tu si no te das por vencido eh?- decido contestarle.
De inmediato recibo respuesta:
-nunca.
-eso ya lo veremos.
-cuando quieras. ¿Qué haces?- pregunta.
-esperando para poder comer algo 
-¿mi pobre bebé tiene hambre?
-¿desde cuando soy tu bebé?
-desde que te vi y me besaste.
-¡eh correción!, tú me besaste.
-¡meh! semántica ¿a quién le importa?
-pues a mí- le contesto riendo.
-me tengo que ir, hablamos luego- no sé por qué le escribí esta
mierda.
-¡wao! ¿quieres hablar conmigo más tarde? Estoy progresando.
-no hagas tanto alboroto no vaya a ser que cambie de opinión.
-sí jefa, su sumiso se retira, no sin antes mandarle un beso y esperar que me corresponda.
-un beso- le escribo con una sonrisa en los labios.

Así estuvimos por unas dos semanas y luego dejamos de escribirnos.

“… y fue solo eso, un momento sin significado ni importancia
pero que en el futuro causaría tanta confusión. ¿Fue algo?...
Sí, pero comparado contigo se siente como si no hubiera
sido nada….”

Nota encontrada en el diario de Alexa

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