Capitulo 5

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SENTIMIENTOS ENCONTRADOS

Después de unos minutos de pensarlo bien, me levante, me puse una chamarra grande que Bastiaan me había dejado hace un tiempo, unos shorts de pijama cortos y unos tenis cómodos, baje las gradas rápidamente y salí intentando que nadie se diera cuenta, a mamá no le gustaba mucho que saliera muy tarde, menos cuando ellos ya estaban en casa.

Cuando salí lo vi recostado en la pared frente a mi casa, me acerqué.

—Bien, apresúrate a decir lo que tengas que decir, estoy apurada—dije sin más a lo que se enderezó, me vio por unos segundos, pero... cuando quise darme cuenta de lo que pasaba él ya tenía su mano en mi nunca y había estampado sus labios a los míos besándome fuerte como si su vida dependiera de ellos, tuve que poner toda mi fuerza de voluntad porque no había devuelto el beso.

Cuando se dio cuenta se separó lentamente mordiendo mi labio inferior suavemente pero yo estaba quieta, con los ojos abiertos y lágrimas en mis ojos, era como si lo flashes de los recuerdos hubieran pasado por mi ojos nuevamente y era muy doloroso y extraño, porque esta vez, no era él, el hombre que tanto tiempo creí que era mi complemento, mismas sensaciones y aún más fuertes pero diferentes labios.

—¿que pasa? ¿No te gustó?—dijo entre desconcertado y enojado con el cejo levemente fruncido a lo que yo no pude articular palabras solo lo vi fijamente y negué no podía hablar pero puse todo de mi para hacerlo.

—aléjate de mi Adonis—dije en un susurro y sin más entré a mi casa, corrí a mi habitación y me tumbé a llorar, eso había sido demasiado real, era como si lo hubiese vuelto a vivir y no quería vivir más eso, no podía soportar de nuevo una sensación tan fuerte y pasional como eso, era por eso que quería tanto a Bastiaan, el me daba La Paz y tranquilidad que necesitaba, el no necesitaba ni me exigía momentos intensos, el solo transmitía seguridad y eso era lo que yo necesitaba.

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Al fin había llegado el fin semana y mis primos y hermano se iban, me había dado cuenta con los días que en realidad si iba a hechar de menos a ese trío de diablillos, ellos habían facilitado mi semana, no había dicho nada, solo había eliminado ese recuerdo de Adonis y esa noche.

Bastiaan había pasado todas las tardes por mi casa, sus turnos eran por la mañana esa semana y en dos ocasiones mis padres lo invitaron a cenar con nosotros y como la persona tan educada que era se quedaba sin importar lo cansado que estuviera, sorprendentemente todo estaba muy bien entre nosotros, y quería que siguiera así.

Syna había hablado conmigo todos los días por videollamada ella sabía que algo iba mal, pero yo no quería decírselo, todavía no era momento, respecto a Adonis, había salido todas las tardes con Rachel, no paraban de subir stories en donde se reían o hacían muecas enseñando sus helados o hamburguesas, no me molestaba, en realidad Rachel me invitó todos los días a formar parte pero yo sabia que ella quería estar solo con él así que decidí que ella tenía que hacer su pase con él.

—Bien bebé, solo son cuatro semanas, no nos extrañes tanto por favor, pórtate bien, ¿quieres?—dijo alexandre regresándome a la realidad.

Era el menor de mis dos primos y era con el que más me había acercado hasta el momento, sin más le di un fuerte abrazo y asentí a todo lo que había dicho

—voy a hecharlos tanto de menos—dije mientras seguía abrazándolo, él me apretujó más a él dándome una vuelta cosa que hizo que cerrara los ojos.

Cuando los abrí me encontré de nuevo con esos ojos claros como la miel que me miraban fijos, quise hacer caso omiso y solo lo saludé con un movimiento de cabeza del cual no recibí respuesta y prosiguió a caminar a casa de Rachel, acto al que no le puse atención.

Bastiaan llegaría pronto y no quería que nada arruinara nuestro momento.

Cuando mis primos se fueron y mis padres me avisaron que iban a una cena, decidí preparar algo de comida para Bastiaan y yo, quería consentirlo después de todo, estaba tensa y sabía cómo persuadirlo.

Cuando escuché que alguien tocaba a mi puerta, me había parecido raro porque él solía llamarme y avisarme que estaba fuera, pero quizá hoy había cambiado de idea, salí corriendo y abrí la puerta.

—¡Cielo! No vas a creer lo que cocine para ti!—dije emocionada.

Pero entonces me di cuenta que no era la persona que yo esperaba, era Adonis, quien estaba parado con una media sonrisa en la cara.

—Bien, amor enséñame que hiciste porque muero de hambre—dijo sin dejarme responder para luego meterse a la casa dejándome de hielo.

Cuando entre de nuevo buscándolo lo encontré en el comedor pinchando la lasaña de verduras que estaba sobre la mesa

—Que haces aquí, idiota—pregunté furiosa y volteó a verme divertido.

—Primero me llamas cielo y ahora idiota, pero que rápido cambias de parecer, decídete por favor—dijo con burla a lo que de nuevo me había dejado tensa por los apelativos que había usado, sin más se sentó y se quedó viéndome yo no tenía idea de que hacer o decir así que agradecí cuando una llamada entrante se veía en la pantalla de mi celular, Bastiaan.

—Amor, perdona que no haya llegado aún, me alargaron el turno salgo hasta dentro de una hora, ¿crees que puedas esperarme?—dijo mi novio.

Cerré los ojos y suspiré, eso significaba tener que librarme de el hombre que tenía sentado en mi comedor más relajada.

—Bien bebé, avísame cuando estés afuera, ya sabes—le dije para luego cortar la llamada.

Adonis seguía viéndome fijo y eso estaba empezando a irritarme.

—¿por que me pediste que me alejara?—preguntó sin filtro,abrí grande los ojos ante eso

—Adonis, estás yendo por terreno peligroso—respondí evadiendo el tema

—Responde la maldita pregunta—me dijo muy calmado a mi parecer.

—No te incumbe—respondí tensa, entonces se levantó bruscamente tirando la silla a un lado acto que me hizo dar un brinco del susto

—¡Déjate de estupideces y dime!

¡¿PERO QUE MIERDA?!

No te pido amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora