Capitulo 9

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REENCUENTROS

Mi alarma sonó y de mala gana la apagué. Estaba de mal humor casi no había logrado dormir por tener el maldito recuerdo de Adonis.

Adonis besandome, tomándome de los brazos y besando mis pechos, embistiéndome fuerte, su mandíbula apretada mientras tenía un orgasmo. ¡Mierda! Cuanta intensidad podía haber en ese hombre.

Me levante rápidamente y me decidí por esconder esos recuerdos y dirigirme al centro comercial. Era viernes y Syna quería que fuéramos a una nueva discoteca que habían inaugurado hacía poco cerca de la zona donde vivíamos, teníamos la ventaja de vivir en el centro de la ciudad, todo estaba cerca adonde fuera que deseáramos ir . Así que le había dicho que debía comprarme algo para ir presentable, a lo que Syna accedió rápidamente porque ¡Dios! Las compras y Syna eran una sola.

—Me piro de aquí, Syna, ¿te das cuenta de que esto no es un maldito vestido? Es solo un pedazo de tela que no hace más que mostrar absolutamente todo mi cuerpo—dije furiosa.

El vestido era corto llegaba Almenos tres centímetros abajo de mi trasero de un color gris brillante que a la luz hacía que se viera de destellos de colores, era de unos tirantes que apenas parecían cintas muy delgadas y caía delicadamente separándose entre mis pechos, de la parte trasera era descubierto y dejaba a la vista mi espalda desnuda.

—Oh vamos Lilah, ¿donde esta mi amiga? Si a ti te encantaba vestir así—dijo recordándome aquellos días.

Respire profundo y me convencí de que tenía razón, tenía que empezar a asumir mi pasado, y continuar divirtiéndome, ya bastante había retenido mi forma de ser.

—Bien, pero igual es muy caro, Syna—dije cabizbaja

—Véte a la mierda, Lilah, no es caro, es que tú no quieres gastar demasiado—dijo revoleando los ojos, y tenía razón, pero era demasiado terca para aceptarlo, así que como siempre Syna me arrastro a la caja registradora, y me hizo pagarlo.

Por la tarde cuando terminaba de arreglarme le escribí un mensaje a Rachel, habia decidió que iba a invitarla, casi no la había visto los últimos días y sabia claramente porque la había estado evitando, a ella le gustaba Adonis, y yo me había liado con él.

—heeey nena, en un rato vamos a Morfina, la nueva discoteca, ¿te apuntas?;)

casi en un minuto había recibido respuesta.

—Hasta que te dignas a aparecer, mi querida Lilah. Claro que me apunto, llevaré a Adonis, me ha contado que tiene talento en el baile, te veo en un rato, besos.

Me sentí nerviosa al leer eso, pero ¿que mas daba?

No pasaría nada si Rachel estaba allí con nosotros, incluyendo que Bastiaan iría tambien, después de su semana ocupada al fin tenía unos días de descanso.

Cuando estuve lista me sentí satisfecha con el resultado, el vestido me tallaba realmente bien, y me gustaba la desnudez de mis piernas, se veía realmente bien, agradecía al cielo por haberme mandado unas piernas tan bien repartidas.

Llevaba el pelo lacio largo hasta las caderas, maquillada con un smoke eye de color negro y un labial rojo intenso. Como adornos me había colocado un collar ajustado al cuello plateado y un cadena floja con una gran cruz de perlas negras por en medio, realmente me veía bien, así que después de ver mi gran resultado me puse mis sandalias altas negras, realmente me veía bien.

Decidida y segura me dirigí a la salida al encuentro de Bastiaan que hacía una media hora había llegado pero le había obligado a quedarse en la sala hasta que yo llegara y le mostrara el resultado.

—Dios, mi amor, estás hermosa, estoy a punto de meterte a tu habitación y que no salgamos de allí hasta mañana—dijo con voz coqueta.

—En cuanto volvamos de la fiesta vas a enredarte conmigo todo lo que tú desees, cielo—dije provocativa, sin más el plantó un beso largo en mis labios , después de unos segundos me separé.

—Vamos—dije sin más.

Cuando llegamos a Morfina estaba repleto de autos y con una gran fila de personas esperando a poder entrar, agradecía que mi querida Syna tuviera acceso a todos esos lugares por ser la hija de un importante hombre con una línea de empresas de autos.

Punto para mi preciosa Syna.

Bastiaan se encontraba algo inseguro, íbamos en su coche y aunque no era tan lujoso como todos los demás no era malo, el era quien se sentía así de inseguro, pero yo me sentía a gusto con él sin importar el estatus económico. Caminamos por la fila, llegando a la entrada y bastó decir mi nombre para que nos dejaran entrar y nos guiarán a la zona VIP

Ya dentro nos encontramos en las mesas VIP del segundo nivel, el lugar era increíblemente grande, con luces de colores y música al ritmo de rihanna y drake sonaba por todos lados.

Entonces llego Syna

—¡ay por Dios estás aquí!—grito mi amiga

—¡Estoy aquí!—dije emocionada abrazándola

Terminados los  saludos nos dedicamos a bailar y beber los famosos sex on the beach.

Bastiaan bailaba extremadamente bien, así que no era difícil mover mis caderas al mismo ritmo que él, pegados, muy pegados.

En medio de bailes nos dábamos alguno que otro beso, y entonces intermedio a eso, noté la mirada de alguien en la parte de abajo del lugar, me miraba serenamente, pero con esos ojos penetrantes que tanto conocía, entendía perfectamente bien que no le gustaba nada lo que me veía haciendo, había aprendido a conocer muy bien esa mirada.

Sin más me hizo una señal con la cabeza para que bajara.

Intente disimular con Bastiaan que me habían entrado unas ganas horribles de hacer pis, así que me dejo libre para dirigirme a la parte de abajo del lugar con la excusa de un baño.

Y así encontrarme con el hombre que había atormentado muchas noches de mis últimos meses, por el que había derramado lagrimas infinitas que sentía que jamás iban a acabar de salir.

Evan.

—Hola, linda—dijo tranquilo, pero a mi me causó miles de sensaciónes haber escuchado su voz, y ese apelativo de nuevo.

Las cosas con Evan no habían terminado nada bien, después de que Alana se enterará de lo nuestro, él me había dejado, me había tirado por la borda sin importarle nada, me había dejado, sola y solo había dicho que era lo mejor, que me quería pero no era suficiente para abandonar a mi ex mejor amiga.

—Evan—dije nerviosa

—¿Q... qué haces por acá? No te gustan mucho las fiestas

Sabía que el no era mucho de fiestas, y música fuerte, claro que le encantaba beber, y disfrutar pero prefería los encuentros más privados, como en casa de amigos algo a su estilo, porque claro, Evan tenía en control a todo su círculo de amigos y acostumbraban a hacer lo que él quisiera.

Maldito Evan y su estupido ego por los cielos.

No te pido amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora