EJERCICIOS INESPERADOS
Había pasado una semana en la que no había sabido más de Adonis, a decir verdad solo sabía lo que Rachel me había hablado de él.
Habían pasado todos los días juntos mientras yo me sumía en una de mis serie favoritas acerca de reyes acostada todo el día.
Bastiaan luego de nuestro encuentro, de nuevo tenía la semana atareada con turnos hasta tarde, lo que resultó ser malo porque casi no podíamos hablar y yo me sentía muy sola en casa.
Mis padres habían salido de viaje y no volvían hasta dentro de dos semanas, y como no era nada sorprendente para mi, Syna tenía a algún pretendiente con el cual salir por lo que eso le dejaba poco tiempo para pasarse por mi casa.
Sin más y decidida a hacer algo, me preparé con ropa de deporte, me subí al auto y manejé directo al gimnasio, necesitaba distraerme y que mejor que ejercitarme.
Cuando entre al gran salón lleno de máquinas para correr, bicicletas, y pesas por todo el lugar me sentí con más energía, haría una buena rutina.
Emocionada por toda la rutina que acomodaba en mi cabeza empecé estirándome, luego de una media hora, estaba toda sudada haciendo un ejercicio de peso muerto, trabajando mis glúteos.
No era una mujer con muchas curvas o demasiado voluptuosa, pero me gustaba lo que tenia y como se repartía por mi cuerpo, mi trasero era curvo, y mis caderas hacían un perfecto contraste, cuando baje de nuevo con las pesas en las manos y las piernas rectas, sentí cómo alguien se pegaba a mi trasero haciendome sentir su miembro levemente duro y unas manos tomarme por las caderas.
—¿Ya te habían dicho que tienes un culo para morirse?
Me quede helada antes esa voz tan provocativa, rápidamente me separé y volteé a verlo.
—Si, mi novio—dije con la intención de molestarlo, sabía que le mentía, Bastiaan era demasiado respetuoso para soltar comentarios como lo hacía Adonis.
Adonis borro su sonrisa cuando respondí, pero de nuevo se recompuso y hablo.
—Bien, comentario fuera de lugar, ¿Como estás? ¿Me has extrañado?—bufé ante su comentario.
— Tú quisieras eso, vaquero—dije en burla —aunque no lo hice, has estado ocupado con Rachel, ¿no?—dije simulando que no me importaba.
—De hecho si, me gusta mucho—dijo sincero, todo en mi se había quedado tenso, ¿por que mierda siempre me sentía helada cuando el soltaba algo así?.
—Bien por ti, ¿es por eso me restriegas tu miembro por el culo?—dije molesta sin pensarlo antes.
Malditos impulsos. Adonis río haciendo una mueca con los labios.
—Toché— dijo sin más.
Nerviosa y sin más que decir intente verlo un poco más, iba vestido con unos shorts negros hasta la rodilla, una sudadera sin mangas y con la capucha puesta, y unos nikes deportivos blancos, Dios mío se veía tan sexy incluso con esa ropa, estaba levemente rojo, y un poco sudado lo notaba por la forma en que brillaba su piel ante la luz del lugar.
—Me estás comiendo con la mirada, Lilah—dijo burlón.
Abrí grande los ojos y me recompuse
—S... S... Sueñas—dije nerviosa.
El solo río
—¿quieres compañia? No me vendría mal alguien conocido, estoy a poco de terminar mi rutina—dijo relajado, a lo que yo asentí, sería estupida si me perdía ver cómo se ejercitaba, ¿o no?.
Luego de un rato termine mi rutina de cardio y me dedique a estirar para terminar, el hacia unos minutos había finalizado y estaba tomando agua.
Con el suficiente aire ya en mis pulmones y cansada, tome mi bolsón y me dirigí a la salida sin antes despedirme.
-Bien, me voy, bueno verte Adonis- dije empezando a caminar, pero una mano me tomo de el brazo y me volteó.
-¿Puedes darme un aventon?- dijo directo.
Nerviosa me solté de su agarre y asentí, a lo que él esbozó una sonrisa y nos dirigimos al auto.
Hoy había decidió traer la camioneta de mi madre, era más cómodo y aparte era la única más fácil de sacar de la cochera.
Abrí el baúl y tire mi mochila, a lo que él hizo lo mismo.
Lo vi con un gesto divertido ya que yo no le había dicho que lo hiciera, pero que más daba.
-De casualidad no tendrás más agua, me acabe mi botella y sigo sediento- dijo de repente.
Yo ya me había acabado también mi botella, pero había recordado que mamá siempre tenía botellas selladas en la parte trasera del auto, por lo que cerré el baúl y me monte en los asientos traseros buscando la botella, hasta que la hallé en el suelo de uno de los sillones hasta el fondo, así que tuve que bajar mi cuerpo hasta allí estirando la mano, dejando todo mi trasero levantado, a los segundos escuché un silbido
—Deja de coquetearme, mujer- dijo Adonis, a lo que intente dejar pasar por alto su comentario , pero entonces la camioneta se movió levemente y escuché una puerta cerrarse.
Cuando me quise levantar unas manos me lo impidieron
-Joder- dije para mí.
Sin aviso alguno senti una mano subir por mis piernas levemente abiertas ya que eso me impulsaba al suelo y otra en mi espalda haciendo presión para que no me levantara. Estaba incómoda.
-Dios, todo lo que pudiera hacerte en esta pocisión.
Dijo Adonis en susurros.
El seguía pasando su mano por mis muslos acercándose cada vez a mi zona más vulnerable lo que hacía que se me pusiera la piel de gallina.
-P... para por favor- dije nerviosa, en realidad no quería que parara, su mano pasaba despacio por mi zona, lo que me llenaba a unos niveles altísimos de placer, tenía los ojos entrecerrados disfrutando, pero entonces me volteó acostándome rápidamente en los asientos traseros quedando sobre mi, rápidamente saco mi top de deporte dejando ver mi desnudez, abrió mucho los ojos por unos segundos para luego humedecer sus labios y llevar sus labios a los míos.
Este no era un beso como los que ya me había dado, este era profundo, podía sentir la fuerza y gusto con el que me besaba, lentamente introdujo su lengua acto que me dejo más extasiada de lo que ya me sentía.
Adonis empezó bajando de nuevo desde mi clavícula hasta uno de mis pezones, dibujando pequeños círculos sobre este, rápidamente se endurecieron y el sonrió triunfante como si le gustara lo rápido que mi cuerpo respondía ante él, hizo lo mismo con el siguiente para luego besarme de nuevo desde mi cuello hasta mis pechos, dando pequeños besos con mordidas sobre mi piel sensible.
Teníamos unos minutos haciendo eso, Adonis casi lograba hacerme llegar a mi límite con ese pequeño acto de jugar entre sus labios con mis pechos y luego dar pequeños besos mojados en mis pezones, fue entonces qué pasó su mano por debajo de mis shorts de deporte e introdujo dos de sus dedos en mi, rápidamente encorvé mi espalda y solté un gemido bajo.
-Adonis...- dije extasiada.
-Dime que quieres hacer, Lilah. Dímelo y voy a dártelo- dijo suavemente entre mi cuello.
¿Que era lo que quería? ¿Yo quería esto?.
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No te pido amor
Teen FictionLilah Piamonte, era una joven decepcionada de sus aventuras amorosas, la última la había dejado destrozada, pero había encontrado remedio a su corazón en Bastiaan, su actual novio. Su vida era plenamente relajada, aprendía a sobrellevar el dolor ocu...