Capitulo 11

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DUDAS Y RESPUESTAS

Adonis

"–¿donde estabas ese día?"
"—Si tan solo me dejarás explicarte, a mi también me duele."

Dudas y más dudas.

Era lo único que pasaba por mi cabeza, esas palabras que por ser un imbecil entrometido con ínfulas de héroe queriendo demostrarle que podía protegerla había escuchado una conversación que ahora presionaba mi cabeza y no me dejaba respirar o pensar en paz, por querer saber, que carajos había pasado. ¿Que podía haberle pasado para que hablara con tanto dolor?.

Con la duda y la ira en mi venas decidí que si ella no hablaba conmigo recurriría a mi única opción y que hasta donde sabía era un secreto a voces que ya nos conocíamos, bendito seas New York... bendito seas.

Tomo mi celular y marco el número de la única persona que puede darme respuestas.

Tres tonos después descuelgan:

—Teléfono de Syna, ¿Quien habla?

Lilah...

Cuelgo.

Maldita sea no contaba con que estaría aún en su casa, ¿no me tiene registrado? Eso es una ventaja en este momento, ya luego me las arreglaré para que me explique que carajos pasa que aún no me tiene en sus contactos, y mi oportunidad no la dejare pasar si la veo, Syna sabe divertirse y la mejor parte es que es tan práctica como yo, no se anda con rodeos románticos ni con ilusiones vagas.

♦️

Al día siguiente decidí que iba a tomar este caso por los cuernos de una vez por todas, tomé las llaves de mi coche y moví mi precioso culo a las propiedades de Syna Caputo.

Baje la velocidad y estacione frente a su enorme hogar, un lugar enorme, la mansión de la familia Caputo se caracterizaba por el Jardín donde su padre tenía una fila de los clásicos de clásicos en el rango de automóviles debía admitir que en mi tiempo como su empleado ese hombre me acojonaba pero su hija me excitaba lo que mantenía un balance, después de sus clásicos su inmensa mansión blanca con los mejores acabados antiguos mandados a hacer a algún país de mierda por la elegante madre de Syna que según rumores era una ingeniera de renombre en el país.

Marque a su número y espere a que descolgara:

—¿Hola?

—¿Estará sola en casa mi soñadora favorita?

Se escuchó una risa fuerte

—Adonis Urtado...–saboreó mi nombre–
¿a que debo el placer de tu llamada, viejo amigo?

—Hablar y...– ¿por me iba con rodeos?–  a la mierda, mueve tu culo a la puerta y déjame pasar.

—Sisi ajá.

—Tienes un minuto.

Colgué y esperé a que bajara.

5 minutos después abrió la puerta de su enorme casa y me dejo pasar, tuvimos nuestro saludo casual antes de subir a su habitación.

Entró primero, dejándome cerrar la puerta y disimuladamente poniendo el pestillo en la puerta, volteé a verla, mi miembro ya sentía dolor de sólo pensar en ese maravilloso culo que tenía esa sensual mujer.

Volteo un poco a verme y habló

—Entonces ¿hablar?—Ronroneo

De un tirón me quite la camisa y en dos zancadas estaba frente a ella con mis manos sobre sus nalgas plantándole un beso húmedo que me provocó más dolor en el miembro que sin dudar refregué sobre su abdomen.

No te pido amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora