Capitulo 4

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A la mañana el aroma del café calentándose no me despertó, a mi lado descansaba una mujer diferente a la de mi sueño. Me di una ducha de agua fría, desayuné rápido para no tener que cruzarme con Bella, conduje hasta la compañía, el ambiente estaba más callado de lo normal, no había rastros de su aroma por ninguna de las oficinas.

— Jess ¿Dónde está todo el mundo?

— En una reunión con unos inversores.

— ¿Y por qué nadie me dijo nada?

— Según me dijo Patrick era una reunión de negocios, iban a auditar algunos estados financieros, analizar la cotización de unas acciones y después te vendrían con los resultados.

— ¿Antonella está con ellos?

— Ella es la que dará la charla con los inversores. Por cierto me dió esta caja.

— ¿Qué es esto?

— Son los zapatos que me pediste que le compre.

— MALDICIÓN JESS, DÉJASELOS EN SU OFICINA. MALDICIÓN.

Tomé mi carro, mientras conducía a gran velocidad, deje que unas líneas gruesas de cocaína penetraran mis fosas nasales. Llegue hasta su edificio, subí las escaleras que me separaban de su apartamento, la esperé, la esperé por horas, hasta que su rostro cansado, sus manos sosteniendo un pesado maletín, aparecieron frente a mis ojos.

— Señor Tesfaye ¿Qué hace aqui? ¿Se encuentra bien?

— TU NO PUEDES IGNORARME DE ESA MANERA ¿TU TIENES IDEA DE QUIEN SOY? SOY TU MALDITO JEFE.

— Vamos adentro señor Tesfaye, le cocinaré los waffles que tanto le gustan.— Abrió la puerta, me sostuvo por los hombros para que no cayera al suelo, se quitó su abrigo, sus zapatos y me ayudó a hacer lo mismo.— Espérame aqui, ire a cambiarme, no soporto más esta ropa.—No le hice caso a sus palabras y caminé, detrás de ella, en dirección a su habitación.

— Déjame ayudarte con esto— dije mientras mi manos se posaban en el principio de su falda.

— Señor Tesfaye le dije que me esperara en la cocina.

— No podía resistirme a la idea de ayudarte a quitarte la ropa.

— No quiero desnudarme frente a usted.

— No haré nada que no quieras.— Mi boca se acercó a su cuello, su piel se erizó cuando acorte las distancias entre nosotros, su falda bajaba por sus largas piernas dejándola parcialmente desnuda, mis manos se posicionaron a la altura de sus senos, en el principio de su camisa, no podía ver su rostro pero no encontraba ninguna señal de que no le gustara lo que estaba haciendo. Me liberé de su camisa, rápidamente se puso frente a mi, admire su cuerpo en ropa interior por largos minutos hasta que abrió su armario para buscar una remera algunos talles mayor y unos pantalones deportivos.

— Tienes un cuerpo hermoso.

— Por favor señor Tesfaye, vaya a la cocina le prepararé una taza de cafe caliente.

— No quiero cafe, solo te quiero a ti. No puedo soportar la forma en la que te alejas de mi, como no aceptas mis obsequios, como no contestas mis llamadas. Te deseo, ahora mismo.— Intenté besar sus labios pero su dedo índice me lo impidió.

— No Abel, entiéndelo, eres mi jefe, no quiero acostarme contigo.

— Tu cuerpo no parece decir lo mismo. Amo que me llames por mi nombre.

— Abel tienes novia, por favor no confundas las cosas yo no soy lo que tú crees.

— Eres hermosa, eres inteligente, eres todo lo que quiero.

Where you belong | The WeekndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora