El fin de semana había terminado, nos levantamos temprano cómo todas las mañanas, desayunamos y la lleve a la compañía. El sonido de sus tacones retumbaban por los pasillos como si estuviera desfilando en una pasarela. Saludó a gran parte del personal y se internó detrás de su ordenador. Le dejé un dulce beso y entré al estudio, con una sonrisa indiscutible. Alex había llegado 15 minutos más tarde, lo que para mí era inaceptable porque el tiempo es dinero. Su cara demostraba que no había tenido una buena noche pero nos importo una mierda, solo queríamos que haga bien su trabajo.
— Esto es un desastre Alex presta atención, vamos del principio.
— NO NO NO ALEX POR DIOS, VAMOS OTRA VEZ.
— Esto es una porquería... Otra vez.
— ¿Alex me estás escuchando? ¿Podrías seguir el tempo marcado por la batería? Yo no puedo con esto, todos tomense 15 minutos.— Salí del estudio para fumar un cigarro, respirar un poco de aire y despejar la mente. Caminé hasta su oficina, allí estaba de espaldas, acomodando unos informes, tomando mate. Me quedé algunos minutos mirando su cuerpo de espaldas, un pantalón de cuero negro ajustaba su trasero, una camisa negra que marcaba su enorme espalda.
— Ey! No te escuché entrar ¿Mate?— Siempre tan risueña, siempre de buen humor, ella era mi escape hacía otra realidad, agarré su recipiente de madera y succioné.
— Necesitaba verte.— La tomé por la cintura y me posicione detrás de su cuerpo. Mi miembro se apoyaba contra su enorme trasero, mi boca besaba su cuello, mis oídos escuchaban los gemidos de mi chica. Sus manos me sujetaban fuerte, mi miembro disfrutaba de los movimientos de sus caderas.— Oh si nena, muévete para mí, me la endureces tanto.
— Espera que cierre la puerta con llave.— Se alejo,l algunos centímetros de mi para ocasionarnos más privacidad, me baje el pantalón y rápidamente me deshice del suyo, la senté encima de su mesa, llene de saliva mis dedos y los introduje en su interior, estaba caliente y mojada, lista para que la penetrara. Arqueó la espalda apenas entre en su vagina, agarré su cuello para impulsarme, el sonido de la mesa moverse marcaba el pulso de mis embestidas. Segundos antes de llegar al orgasmo, su grande boca se encargo de hacerme acabar.
— Oh por dios nena, como necesitaba tu cuerpo.— Me desmoroné sobre su asiento, su sexo me había dejado sin energías. La veía acomodarse la ropa y tomar su mate caliente. Volvió a acercarse a mi cuerpo pero está vez para besar mis labios.
— ¿Con quién discutiste?— Ella me conocía a la perfección.
— El idiota de Alex que no hace nada bien dentro del estudio. Hace cuarenta minutos que estamos intentando grabar una línea.
— Tranquilo gordito.— Sus manos acariciaron mis rulos, la senté en mi regazo y besé su cuello.
— ¿Anto estás lista?
— Si, tomo mi maletín y nos vamos.
— ¿A dónde vas? Hola imbécil ¿Ahora no me saludas?
— Me llevaré a tu novia a una reunión con los ejecutivos de Universal, no te pongas celoso.
— Ni en tus sueños, no tienes el pene tan grande como yo.Mi reina me dió un corto beso y salió del edificio junto al gerente general de mi compañía. Sin ánimos de entrar nuevamente al estudio, consumi un poco de mi oro blanco y caminé hasta la entrada.
— Mañana retomaremos el trabajo, los quiero a todos a las 10 de la mañana. Ahora largo.
— ¿Abel tienes un segundo?
— Dime.— Dije sin despegar la vista de mi móvil, Antonella me había enviado unas fotografías muy graciosas junto a Patrick.
— ¿Qué sucede hermano? Haz estado muy exigente conmigo hoy y hasta empiezo a creer que es personal.
— Mira Alex.—Guarde el móvil en mi bolsillo.— Si tú no tomas en serio tu trabajo, este disco será un fracaso y mi discográfica tendrá que hacerse responsable de tu mierda y nadie quiere eso. Ah me olvidaba hermano.— Lo tomé del hombro y empecé a presionarlo.
— ¿Qué sucede?— Olía el miedo de su cuerpo.
— La próxima vez que intentes lastimar a mi novia te pateare el trasero y me encargaré de destruir tu carrera musical.
— ¿Acaso te volviste loco?
— Escúchame una cosa pedazo de mierda.— Lo tomé del cuello cortando un poco de su respiración.— ¿Acaso te crees mejor que yo? ¿Por eso tienes el derecho a tomarla del brazo? ¿Que buscabas? ¿Coger lo que es mío?
— Lo siento hermano.
— Te quiero lejos de Antonella y la próxima vez que acaso intentes hacerle algún daño, te mataré ¿Entendido?
— Si si, no volverá a suceder.
— Ahora ve a descansar tu voz hermano— dije soltandolo para que recupere el aire.— Mañana tendremos mucho trabajo por hacer.Salí de la compañía, tomé mi Mclaren y conduje hasta una florería, estaba decidido a hacerle una sorpresa a mi chica. Compré la cantidad suficiente de rosas rojas como para llenar cada sitio de su apartamento, luego entre a una joyería y compré un colgante con la inicial de su nombre repleta de brillantes. Conduje hasta el apartamento y arregle todo antes de que llegara, luego me deshice de mi ropa y oculte mi desnudez con una de sus batas blancas.
— Cariño llegué, ¿Cariño estás en casa?— Escuché como se quitaba los tacones y los tiraba a un costado, encendió la luz y soltó un grito de sorpresa.
— Hola bebe.— Dejo su maletín en el suelo y corrió a mis brazos, sus piernas abrazaban mi espalda y sus labios se apoderaban de todo mi rostro— ¿Te gustó la sorpresa?
— Me encantó, eres una dulzura pero... ¿Por qué estás en bata? Déjame verte.— Sus manos dejaron al descubierto mi desnudez, admirandome como si fuera una obra de arte, tocándome como solo ella podía hacerlo.
— Eres tan hermoso. Cántame, quiero escuchar tu voz mientras amo cada parte de tu cuerpo.Mordía mi cuello, mordía mi pecho, apretaba fuertemente mis brazos, su lengua recorría cada parte de mi espalda. Estaba rendido a sus pies, disfrutando de cada roce, de cada caricia y de cada dolor. Mi voz aumentaba su libido, había desatado a la bestia con dientes filosos y ojos de fuego. Era su presa y ella en cualquier momento vendría a reclamarme.
Mi mente había imaginado una velada repleta de rosas y velas aromáticas sin embargo me encontraba desnudo, amordazado y atado a una silla del comedor. Mi reina llevaba un conjunto de encaje negro y un cinturón de cuero entre sus manos. Los primeros golpes me ocasionaron mucho dolor pero luego mi libido aumento al verla disfrutar. Sentada sobre mi cuerpo con las piernas abiertas, mordiendo mi cuello y arañando mi espalda. Buscaba sangre, era una vampira sedienta y yo estaba dispuesto a complacerla. Pinzas en mis pezones, antifaz en mis ojos, estaba vulnerable, no podía tocarla ni besarla, tenía el control de cada centímetro de mi piel. Entre en su vagina, ella marco el ritmo de cada penetración. Escuchaba sus gemidos, su risa al morder mis labios. El sudor al igual que la sangre corrían por mi cuerpo, mi erección se mantuvo firme por largas horas, su deseo por poseerme seguía intacto. La Antonella dulce y delicada había desaparecido y eso me encantaba.
— ¿Estás seguro que quieres ir a un próximo nivel? Puedo ser muy dura con tu cuerpo y no valdrán súplicas ni lamentos.
— Acepto.
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Where you belong | The Weeknd
Fanfiction-¿Cómo durmió señor Tesyafe? - Este es el lugar donde perteneces.- Mis labios se acercaron a su cuello, inhale su indiscutible perfume y dejé un dulce beso que erizo su piel.- Se lo que piensas, ya no la amo, desde que te conocí no he dejado de pens...