Capitulo 11

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— El abogado de nuestra sede en Los Angeles es un idiota.— Con una esponja repleta de jabón me encargaba de limpiar sus senos, el agua mojaba su rostro tiñendolo de un color rosado exquisito.

— Si tanto te fastidia puedo despedirlo.— Agarrada de mis hombros en punta de pies, disfrutaba de mi tacto, de que la bañara y de la cercanía de nuestros cuerpos desnudos.

—No quiero que despidas a nadie grandulón, quiero que me beses.— Me tomó del rostro y besó mis labios, su larga lengua jugaba con la mía, un juego seductor que terminaría en varias posiciones bajo el agua.

— Quiero que uses el vestido rojo que te regalé.

— ¿Sabes lo que yo quiero?— Se arrodilló ante mi sexo y comenzó a devorarlo completamente, saliendo y entrando a gran velocidad, acompañado de una masturbación continúa, su lengua jugaba con mi punta, escupía saliva y volvía a introducirlo en su boca. Nada mejor que una mamada de mi chica. El semen adornaba su rostro, con su larga lengua se encargo de tragar todos los restos que no se había llevado el agua. La levante y bese sus labios, intercambiamos fluidos, no quería que nuestra ducha terminará pero si no nos apresurabamos íbamos a llegar tarde a la fiesta de mi gran amigo.

— La semana que viene ire al estudio de Nay, ¿Quieres venir?

— No podría negarme, me encanta la música de Future ¿Te gustan estas bragas? ¿Crees que debería usar brasier?— Levanté la mirada, estaba hermosa con el cabello rubio mojado, sus  largas y blancas piernas, ropa interior de encaje con transparencia en mis partes preferidas de su cuerpo, mi erección estaba empezando a formarse otra vez.

— Te cogería encima de la mesa ahora mismo.

— Abel, responde mi pregunta.— Estaba jugando a seducirme otra vez, abriendo y cerrando sus hermosos ojos, acercando su cuerpo al mio, hablandome al oido.

—Ven aqui princesa.— La cargué en brazos hasta la mesa y la senté sobre la fria madera, retiré sus bragas, estaba húmeda, mi lengua recorrió el contorno de sus labios menores y su clitoris, escucharla gemir era mi canción preferida. Siempre listo para unirme con su cuerpo, entré en ella. Embestidas profundas y placenteras, sacando por completo mi miembro y volviendo a ingresarlo en su vagina. Mis manos apretaban sus senos en movimiento, sus piernas jugaban con mi cuello en una posición sexual muy placentera. Gritó mi nombre, señal de que había llegado al punto más alto de su orgasmo, con el cuerpo temblando la lleve en brazos hasta el sofá. Cuando estaba empezando a quedarse dormida en mi pecho el sonido del timbre la despertó.

— Debe ser Alex, ire a cambiarme.

— Que se quede afuera, ven quedemonos un rato más en el sofa.

— Vamos grandulon, ve a abrirle a nuestro amigo.— Anto entro al cuarto de baño a quitarse los restos de mis fluidos, tome un boxer del armario y baje a abrirle la puerta del edificio a nuestro amigo.

— ¿Abel qué haces aqui? ¿Y más en ropa interior?

— Vivo aqui idiota, vamos pasa.— Un silencio incómodo se apodero de nosotros hasta que el elevador se paró en el quinto piso.

— ¿Pero esta no es la casa de Anto?  Tu mansion esta al otro lado de la ciudad,

— Vivo aqui Alex.— Abrí la puerta, alli estaba poniéndose unos aretes de brillantes con el vestido rojo que le había regalado la semana pasada.

— Hola Alex.—  Se acerco a besar su mejilla—  ¿Gordo puedes ayudarme con esto?

— Claro cariño.— Me acerque a su espalda y lentamente subí su cremallera, había optado por no usar brazier, bese su cuello y le di una palmada en su enorme trasero, era mia.

Where you belong | The WeekndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora