Capitulo 6

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— Vamos desde el principio, Alex pon mayor énfasis en la segunda estrofa.

— ¿Disculpe señor Tesfaye?— La mañana en el estudio fue agotadora, nada de lo que habiamos grabado me parecía perfecto, estaba de mal humor, hasta que su dulce voz me devolvió a la tierra. Vestía una falda color negro y una camisa blanca, el cabello corto algo despeinado y poco maquillaje en su rostro.

— Anto, hola ¿Qué pasó?— Se acercó y me dio un cálido abrazo, su aroma era lo que más necesitaba en esos momentos. Besó mi mejilla y saludó al resto de integrantes del estudio.

— En dos horas tenemos reunión con los próximos inversores, igual tranquilo ya tengo los informes listos sólo quería mostrártelos para que estés al tanto de que íbamos a hablar. Ah y me olvidaba, te traje café.

— Eres la economista más importante de la compañía, no mi asistente.

— Soy tu amiga y si quiero puedo traerte café. Toma, doble moca caliente.

— Eres la mejor pero... Sabes que no leeré tu informe, mejor cuéntame de que se trata.

— Señor Tesfaye.— Dijo mientras golpeaba de forma divertida mi hombro.

— Me conoces, aparte estoy trabajando en esta jodida canción, ven te presentaré a tu ídolo.— La tomé de la mano y juntos entramos a la sala de grabación donde estaba Alexander Flemming.— Gorda te presento a tu ídolo Alex. Alex te presento a la economista Antonella Gonzales.

— Eres un idiota. Hola Alex, un gusto. Me gustó mucho tu disco Pain & Pleasure.

— Gracias preciosa.— Su boca besaba su mano izquierda, este imbécil iba robarme a mi mejor amiga, lo veía en sus ojos.

— Le traje café a Abel ¿Quieres qué?

— Ya te dije no eres su asistente.— Dije en un tono elevado, Antonella me abrazó divertida y volvimos detrás de las consolas. Estaba molesto, no quería ser cómplice de sus miradas.

***

— Ay si Abel, más rápido.

— Si sigues hablando además de atarte a la cama te amordazaré.— Sexo mecánico y sin amor, embestidas duras y placenteras, su vagina estaba completamente mojada lo que hacía que mi pene entrara y saliera por completo sin dificultad. Sus piernas en alto abrazaban mi espalda, sus brazos inmovilizados apretaban las sogas a ritmo de sus gemidos. Eché un poco de polvo blanco en su abdomen y aspiré con fuerza, dejé el ritmo de penetración para chupar sus senos, morder sus pezones y parte de su cuello. El sexo con Bella era maravilloso, sucio y violento sin ningún tipo de sentimiento. Mi modelo era una diosa en la cama, la liberé de sus ataduras y como una bestia se lanzó encima de mi cuerpo. Sus largas uñas marcaban mis brazos y la parte alta de mi espalda, su boca devoraba mi enorme miembro, tragando hasta la última gota de semen. El sexo era maravilloso pero me faltaba algo, con Bella sentía un vacío que ni las largas horas de sexo podrían llenar. Con ella me sentía solo y miserable, en un ambiente repleto de gente egoísta y sin cerebro. Sin amigos ni gente que realmente se interesara por mi.

Desnuda sobre la mesa imploraba que la penetraran más rápido, gimiendo en voz baja, el cuerpo sudado y levemente enrojecido pero esta vez no era yo quien le provocaba placer sino mi gran amigo Alex, quien parecía explorar cada centímetro de su piel. Y eso me llenaba de dolor, no ser lo suficiente hombre para ella, me destrozaba por dentro. Mis ojos vieron como sus bocas se unían en un beso sucio. La tomó fuerte de cuello, casi lastimandola, casi cortándole la respiración, la arrodillo ante su miembro y le preguntó si se la iba a chupar o no. Antonella no era una prostituta pero él solía tratarla como si lo fuera. Ver como la atragantaba con su pene, como agarraba fuertemente su cabeza me dieron muchas ganas de vomitar. Quería salvarla, abrazarla y llevarle golosinas a la cama. Mi teléfono sonó, despertándome de esa horrible pesadilla, era ella, el destino nos conectaba.

Where you belong | The WeekndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora