Sonaba el teléfono de Pablo.
-Aló?
Si bro estoy en la casa. Ok listo ahí nos vemos.Juan el mejor amigo de Pablo lo invitaba a salir, la propuesta era a un bar del pueblo.
Al llegar al lugar, estaba lleno de muchas personas.
-¡Que pereza, está muy lleno! - protestó Pablo.
El lugar era muy pequeño pero estaba repleto de almas con ganas de comerse al mundo, personas que podían permitirse un par de copas, hambrientos de historias de amor de esas que caducan al amanecer, en cambio otra historia de dramas que ahogaban sus penas en el alcohol, y otros que aprovechaban la oscuridad para perderse en otros labios y cometer errores deliciosos.
-¿Cuál es el colerón de hoy bro? - preguntaba Juan.
Pablo se quitó la jackets que traía puesta.
-Acabamos de llegar y ya me estoy ahogando del bochorno que ocasiona esta pelota de gente. - Dijo Pablo cambiando la conversación.
Juan le dió una palmada en la espalda - ¡Vamos hermano cuéntame si te pasa algo! ¡Sabes que podés contar conmigo siempre!.
Pablo llama al mesero, lo saludó con un gesto de la cabeza pero tuvieron que esperar a que terminara de servir a otro cliente.
-¿Que van a tomar? Les preguntó mientras les ponía un vaso y algo de hielo.
-¡Lo más fuerte que tenga para ahogar las penas! Dijo Pablo.
-¿Qué ha pasado con Lucía? Preguntaba Juan con mucha curiosidad.
-¡Terminamos, fuí un completo idiota! Reconoció él.
-Ahh que mal, bro ella es un mujeron si la dejas yo sería capaz de buscarla y enamorarla - Vaciló Juan.
-¿Serías capaz de hacerlo?
-No, no me malinterpretes, ella es una gran mujer y cualquier hombre daría lo que fuera por estar con ella.
Así pasaba Pablo ahogando las penas, acompañado de su amigo.
Esa misma noche Lucía se encontraba en su habitación, no han sido días buenos para ella.
La noche era fría la oscuridad y las nubes amenazaban con fuertes truenos de que se acercaba la lluvia.
Me encontraba en mi cuarto escribiendo en mi diario, recibo un mensaje de texto de mamá que por cierto no entendí muy bien.
"Hija prepárate pronto estaremos mejor. Besos"
No es que no me guste pasar tiempo con ella , solo que viajar en estos días me parecería demasiado aburrido.
Guardo mi diario y me acuesto en mi cama, como todas las noches aveces el insomnio viene a mí, ya forma parte de mí habitación, entre vueltas y vueltas intentaba dormir.
No lo puedo creer, me encuentro en un lugar extraño.
Mi abuelo está en frente mio con globos y regalos.
Creo que estaba equivocado porque no es navidad.
-¡Hola preciosa! Exclamó mi abuelo mientras salía a abrazarme.
-¡Me haz hecho mucha falta abuu! Aferrándome con un gran abrazo.
-¡Yo también te he extrañado mucho, cariño! Me dió un beso en la frente.
Se toca las manos confundido y grita - ¡¡¡Los globos!!! Me doy cuenta que al abrazarme los había soltado.
-¡Lo siento Lucía, se suponía que eran parte del regalo!
Yo lo abrazo tratando de consolarlo.
-¡Tú abuela me va a matar! Me dice algo nervioso.
La puerta se abre de golpe y veo a mí abuelita muy molesta.
-¡Los globos Julián, te dije que no los dejaras ir!
Mi abuela me mira y le sale una gran sonrisa y viene rápidamente a abrazarme.
-¡Lucía que grande estás! Toda una mujer ya, me dijo cariñosamente mientras tocaba mi pelo, me dió muchos besos y vió al abuelo con cara de enojada aún.
Mi abuelo respira algo aliviado como dándome a entender que lo había salvado.
Lo que no entiendo es cómo he llegado hasta acá, me siento confundida y les pregunto porque estoy reunida acá con ellos.
-Hija hay una gran escalera que nos ha conectado hoy - me dice mi abuelita algo orgullosa y regalandome una sonrisa.
-Queríamos darte una sorpresa, me dijo el abuelo.
Camino dentro de la casa y veo una pared con cuadros me acerco y puedo ver que son cuadros de las fotos de ellos, observo la foto del abuelo, la foto de la abuela, sigo caminando como si estuviese detallando el lugar, veo la foto de Emiliano y pienso que no me extrañaría encontrarme con él.
Escucho pasos que vienen hacía mi, puedo ver a mi hermano que trae en sus manos un cuadro.
Corre, me abraza y me dice:
-¿Vez ese espacio que está ahí? señalando la pared donde estaban los demás cuadros, pronto esta foto que traigo acá en mis manos estará colgando ahí.
Veo el cuadro y la foto es la de mí mamá.
No entendí muy bien a que se refería,mis abuelos se acercaron me tomaron de la mano caminamos hacía un cuarto de la casa junto a Emiliano pasamos escuchando muchas historias largas que siempre nos habían contado ellos.
Miro el reloj y veo que son las 2 de la mañana, el abuelo viene hacía mi cama trae una cobija y una almohada.
-¿Lucía puedo dormir acá contigo? Tú abuela dice que ronco mucho pero eso no es cierto y antes de que le respondiera ya estaba acostado a mi lado.
No sé si roncó o nó pero yo me dormí muy a gusto con él en mí cama.
A la mañana siguiente me despierto por los rayos del sol que entraban por mi ventana, me levanto y me dirijo al baño, me lavo la cara y voy a la cocina con la ilusión de encontrarme a mí pequeña familia en mi casa, pero entendí que solo se había tratado de un sueño.
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Lucía
RomanceEl amor se cultiva ¿Pero quién no ha visto una rosa marchitarse por falta de riego o cuidado? Parte el corazón saber que la rosa muere ante la falta de sencillos pero constantes detalles. Durante su lectura encontrarás contenido para adulto, no es...