Capítulo 13: Recuerdos Amargos

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Gustabo

No tengo nada claro. Todo en mi cabeza está borroso desde que entré a esa sala y me encontré con los ojos desafiantes del que alguna vez fue mi amigo. Entre los ojos llorosos de Segis que me suplicaban que no lo dejara escapar y los pasos de Conway acercándose que trataba de evitar que apretase el gatillo, solo me viene a la cabeza el sentimiento intenso de querer protegerlos a todos. Aunque en realidad, ese “todos” solo incluía a Segis, Horacio y al Superintendente. 

También recuerdo escuchar el sonido de varias ambulancias de fondo y la voz de Horacio intentando que alguien reaccionara, algo me dice que no iba a dirigido a mi. 

Era tan confuso, era como si tratara de formar un puzzle en mi cabeza para el cual me faltaban piezas. 

Conway

Todo había salido mal. Desde que decidí que esos dos entrasen en el operativo hasta cuando permití que sus dos amiguitos fueran la carnada. Y el culpable de eso había sido yo, como siempre. No había ni una sola cosa a mi alrededor que saliese bien. Que no se rompiese. 

Sentía ese nudo en la garganta que había estado presente las diez últimas veces que había visitado el hospital. Dios, como odiaba ese sitio. Esas paredes blanquecinas y su ambiente a mala muerte donde nadie que entrase feliz, lo estaba al salir por la puerta.  

Logré parar a uno de los doctores que corrían de aquí para allá sin decirnos ni una sola la palabra a la decena de hombres que esperábamos en los pasillos. 

.-¿Qué saben de Ivanov? ¿Está bien? -Mi voz grave y seria estaba más impaciente de lo habitual. Creo que asusté a más de uno que cruzaba por ahí. -¿Es que no sabes hablar, Capullo? ¿Tu madre te pegaba cuando decías algo? 

Noté como las manos de Horacio en mi hombro me alejaban sutilmente de la persona con la que intentaba comunicarme como un desesperado. 

-Tranquilícese, Conway. Él solo intenta hacer su trabajo. 

-¿Cómo que me tranquilice, anormal? ¡Todo esto es cosa vuestra! No sabéis hacer nada bien. ¿O es que tengo que recordarte que es gracias a que tu amigo tiene la puntería de una nena que en vez de matar al hijo de puta de Pablito lo cabreó para que golpease con la pistola al folla cabras? 

Horacio resopló mientras hacía gestos para que respirara hondo. 

- No diga eso. Fue gracias a su rápido disparo que las autoridades pudieron entrar a la sala antes de que Ivanov... Se desangrara. 

-Pero es que vosotros sois unos alumnos. ¡No podéis hacer nada sin mi consentimiento! Debéis esperar a recibir órdenes. ¡No podéis arriesgaros como si jugarais a ser los héroes porque a esos los matan! Y yo ha he visto morir a demasiados, ¡¿entiendes?! 

Hice el ademán de sacar mi porra para darle una paliza y que lo entienda, era mi única manera de asegurarme de que la próxima vez eso no le pasara a ellos. Pero una enfermera me hizo saber que no estaba permitido en un área hospitalaria. 

Horacio mientras se recuperaba del susto echó un vistazo hacia el lugar en el que se encontraba Gustabo. 

-Igual no es el momento.- Sentenció mientras se dirigía a sentarse a su lado-. 

Este se encontraba agazapado en una silla de terciopelo azul como si de un niño asustado se tratase. Tenía las manos apoyadas en su cabeza y su espalda totalmente encorvada, parecía que estaba a punto de vomitar. Y no me extrañaría, desde que oí el segundo disparo, no había salido del estado de shock. Con todo lo que estaba sucediendo, no había tenido la oportunidad de hablar con él y la verdad, tampoco tenía las ganas. Pero en el fondo, sabía que lo único que quería era tumbar mi cabeza en sus muslos y ahogarme mientras me acariciaba el pelo como lo hizo la última vez. 

10-97 a conquistarte*Gustabo x Conway* | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora