Capítulo 6: Una cena y una charla

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Gustabo

Llegamos como cada día a comisaría, aparcamos el audi que ahora era amarillo y entramos por la puerta principal. Habíamos ido todos los días desde que le dimos la información al superintendente y  el operativo estaba casi terminado. Conway cada vez tenía más confianza en nosotros y nos empezábamos a llevar mucho mejor con nuestros compañeros. Nos reíamos de las imitaciones de Torrente, de las provocaciones de Ivanov y, lo más curioso de todo, Horacio parecía haber desarrollado algún tipo de adicción hacia la cabeza adorable de Volkov. Le escribía mensajes a todas horas aunque Volkov pasaba bastante de él... A ver, no podemos negarlo, Volkov era todo un partido. Sin embargo, nunca sabré qué sucede con esos tortolitos ya que Horacio no me contaba nada de su vida amorosa desde el plantón que le dio Trujillo por mi culpa. En verdad era justo, yo tampoco le había contado nada de mi tema con el Superintendente. Con el acercamiento que habíamos tenido para preparar el operativo, notaba como mis nervios no se calmaban, pero no había razones para estar nervioso, ¿no? Decidí que era mejor ignorarlo, no podría trabajar si no dejaba de pensar en eso.

Terminamos de hablar con el superintendente que nos había dicho que el plan estaría listo para dentro de tres días y salimos nerviosos hacia el coche. 

-Horacio, ¿me puedes llevar a casa?- dije yo, agotado por el día de trabajo.

-De acuerdo, pero yo no me quedo que tengo que ir... -se quedó pensativo unos segundos mientras le miraba con cara desconcertada. ¿Las tres neuronas que le quedaban habían salido de fiesta?  -hacer unas cosas. Supongo que Segis ya estará ahí, así no te quedas solito- me respondió, algo nervioso.

Decidí no preguntar, si no me lo contaba era por algo. Conocía a Horacio desde hace mucho, casi desde que tenía uso de razón y nunca nos habíamos guardado secretos. 

En las calles siempre habíamos sido él y yo, sin nadie más que nos tendiese una mano, una familia de dos integrantes. Las cosas habían cambiado desde que llegamos a la ciudad, pero seguíamos siendo como hermanos, nos protegeríamos entre nosotros siempre. Para eso están los amigos ¿no?

Llegamos a casa y me bajé del Audi. Me despedí de Horacio con una sonrisa y subí las escaleras del portal, ya que el ascensor estaba roto de nuevo. Llegué a la puerta de nuestro piso agotado después de haber subido cinco plantas andando y tomé las llaves para abrir la puerta. Segis debió oírme llegar ya que asomó su cabeza antes de que pudiera meter la llave en la cerradura.

-¡Hola!, ¿qué horas son esas de llegar? Os he guardado comida china.- dijo el gallego con una sonrisa.

-Hola Segis, son apenas las diez, ¿Quién eres? ¿Mi abuela?, no te preocupes tanto.- dije yo, entrando por la puerta y dejando el llavero sobre el cenicero de la mesita de entrada.  -Por cierto, Horacio tenía que ir a algún sitio, no me ha dicho cuándo volverá.

-Bueno, pues nos quedamos los dos solitos entonces.- rió Segis mientras cerraba la puerta detrás de mí.

Nos sentamos ambos en el sofá, me serví algo de la comida que había sobrado y pusimos nuestra serie favorita, que era una serie policial. Estuvimos viendo la tele y charlando hasta las 2 de la mañana. Hacía mucho que no había tenido la oportunidad de estar con Segis a solas tanto tiempo, y la verdad es que le echaba de menos. Estaba tan ocupado pensando en el plan y en Conway que me había olvidado de uno de mis mejores amigos. Cuando ya llevábamos dos temporadas enteras decidí que era hora de irme a dormir.

-Espera...- dijo Segis al ver que me disponía a marcharme.-¿Puedo dormir en tu habitación esta noche?

Le miré recordando los gritos que escuchaba algunas noches que provenían desde su habitación y asentí. Mientras yo recogía la cena y ordenaba el salón, escuché como él se ponía el pijama y se lavaba los dientes. Cuando ya había terminado, entramos en mi habitación y nos metimos en la cama juntos. Era una cama matrimonial así que teníamos espacio suficiente para ambos. Apagué las luces y noté como me intentaba tomar de la mano. No le rechacé, por supuesto. Me giré para tenerlo de frente y agarré su mano con mis dos manos. Tenía una mano pequeña y delicada y su respiración era ligera. No podía evitar sentir pena por aquel muchacho. Los tres habíamos sufrido mucho en el pasado, pero a Segis es al que más le había afectado. Aún a sus 25 años, seguía teniendo pesadillas que no le dejaban dormir. Por eso acepté que durmiera conmigo. Cuando me quise dar cuenta, Segis ya estaba profundamente dormido. Separé una de mis manos y acaricié su cabello. Tenía el pelo limpio y suave, se debía haber duchado antes de que llegara porque aún lo tenía algo húmedo. Parecía muy tranquilo durmiendo y no quise molestarle, así que volví a tomar su mano e intenté dormir. Le había cogido mucho cariño al gallego y, al fin y al cabo, se había convertido en parte de nuestra pequeña familia, y nunca dejaría que le pasara nada.




Holaa!! Es un capítulo más corto pero es muy soft. Los siguientes van a ser más largos, lo prometemos. Nos encanta que comentéis, así que os leemos. <3

10-97 a conquistarte*Gustabo x Conway* | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora