Capítulo 4 || Tres Brujas, un Mago y un Muggle

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Las cuatro personas se encontraban caminando por las calles de Nueva York. Goldstein se encontraba guiando al cuarteto para llegas a su casa mientras que Regina y Newt estaban agarrando a Jacob de los brazos.

Regina dio un suspiro, ya que esta situación le hizo recordar los problemas en las que se metía con Newt cuando aún eran estudiantes de Hogwarts y la mayoría de las veces, Dumbledore los sacaba de los apuros.

- Insisto que no estoy obligada a venir con usted, señorita Goldstein- comentó Regina mientras se acercaban a uno de los edificios.

- Señorita Pullman, usted y su amigo están provocando mucho caos en toda Nueva York. Eso sin contar que sabía la existencia de esta maleta y que el señor Scamander venía-señalo en dirección donde se encontraba el mencionado.

- No se lo que este pensando, pero yo solo se que Artemis se dedica a viajar por el mundo y lo que menos esperaba era encontrarlo aquí.

Regina en realidad sabía que iba a llegar a la ciudad que nunca duerme. Dumbledore los había enviado por separado para obtener más información sobre Grindelwald. Regina lo hacía desde el interior del Ministerio de Magia. Mientras que Newt lo hacía por lo que la gente decía. Los dos tenían que aferrarse a la historia de que la Ravenclaw no sabía sobre la estancia del Hufflepuff en América para que fuera creíble.

- A la derecha.

Los cuatro dieron vuelta y antes de continuar con su camino, se detuvieron en un tallar mecánico. Regina y Newt intercambiaron miradas de desconfianza, debido a que Goldstein se encontraba muy nerviosa.

- A ver, antes de que entremos: No me permiten llevar a ningún hombre a casa.

- En ese caso, el señor Kowalski y yo podemos buscarnos otro alojamiento.

- Y yo estoy quedándome en otro lugar. Graham debe de estar muy preocupado de que no haya llegado.

- De eso, nada.

- Mandona- susurró Regina haciendo reír a su amigo.

- ¿Dijiste algo?-preguntó Goldstein al ver la reacción de Newt.

- Nada.

Los dos salieron de aquel lugar y cruzaron la calle con mucho cuidado para llegar a la entrada de uno de los edificios. a Regina le sorprendía que estuviera conociendo Nueva York de aquella manera. Lo que realmente le sorprendía era que en poco tiempo que se encontraba su amigo en América y ya se encontraba en grandes problemas.

- Ya... ya puedo... caminar yo solo- tartamudeó Jacob mientras se deshacía del agarre de los dos británicos.

- ¿Está seguro, señor Kowalski?- preguntó Regina preocupada-. Uno de los efectos secundarios de las mordidas de los murtlap es mareo.

- Por supuesto que sí- Jacob dio un par de pasos.

- Cuidado, el bordillo.

Goldstein abrió la puerta y todos entraron haciendo el menor ruido posible para no ser descubiertos. Subieron las escaleras pero se detuvieron al escuchar una puerta del piso superior abrise. Los cuatro se detuvieron en el momento, con la esperanza de no ser descubiertos. Se quedaron en completo silencio.

- ¿Eres tú, Tina?- escucharon la voz de una mujer mayor.

- Sí, señorita Esposito- respondió Tina desde el rellano de la escalera.

- ¿Estás sola?

- Como siempre señorita Esposito.

Hubo una pausa mientras veían como se cerraba la puerta. Regina dio un suspiro debido a que la señorita Esposito no hubiera salido, aunque por otra parte deseaba regresar en donde se estaba quedando en las últimas semanas.

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