Yo tenía mí cabeza echada hacia atrás, Mika me estaba chupando la verga y estaba haciendo enormes esfuerzos para no pensar en las tristes consecuencias de todo aquello que me preocupaba.
Aquella tarde había llegado demasiado temprano de la calle y el trabajo estaba cada vez peor por culpa de la pandemia. Me sentía miserable e indigno de todo aquello y ahí estaba Mika en cuatro patas sobre la cama de plaza y media, haciendo un trabajo de lujo con su boca y con su lengua. Con una mano jugaba con su culo y con la otra le corría el pelo con el fin de que no me tapara la vista de aquella hermosa postal, en la cual tenía el privilegio de ser espectador y protagonista a la vez.
Intenté concentrarme. Hice presión con su cabeza y mí cintura e intenté clavarsela varias veces en la garganta hasta que logré acabar. Mika sonreía con el semen en sus labios y luego lo hizo desaparecer.
— ¿Que pasa mí amor? —Preguntó— ¿Por qué te costó tanto terminar?
— No lo sé.
— ¿Todavía estás pensando en ir a ver a tu hija? Piensa que ella es pequeña todavía y no la puedes exponer a contagiarse.
Me gustaba que Mika se preocupara tanto por mí pero me apestaba que opinara tanto sobre mí vida de padre.
— No estaba pensando en eso.
— ¿Entonces en que estabas pensando?
Decidí decir en voz alta aquello en lo que estaba evitando reflexionar.
— La verdad es que me siento egoísta por haberme venido a vivir contigo sabiendo todo esto que está pasando. No debí.
— Pero mí amor, si ya hablamos de eso. El trabajo está malo y tienes que ahorrar y vives muy lejos. No puedes gastar dinero todos los días para ir y venir desde ese nefasto pueblo siempre. Tu hija necesita ese dinero y acá estás cerca del trabajo.
— Igual es complicado hablar del tema.
— Además me haces sentir mal cuando estás triste por eso.
— Si lo se. Discúlpame. Ven.
Una vez que estiré los brazos Mika se acostó en mí pecho. Encendí una colilla con marihuana que me había regalado un señor porque le había gustado la historia que había contado en el transporte público para que la fumaramos a medias. Tras sonreírme traviesamente después de drogarse, Mika comenzó a jugar nuevamente con mí contundente estado de reposo.
— Me gusta tu verga —Dijo—. Es tan linda.
— ¿Que tiene de linda?
— No se, pero me encanta.
Seguía tocandomela. La marihuana había logrado sacarme de los pensamientos negativos.
— ¿Te duele?
— No
— Siempre me he preguntado por qué las mujeres podemos seguir follando después de terminar y los hombres no.
— ¿Quien te dijo que yo no podía seguir?
— Seguir. ¿Ahora ya?
— Ahora.
Mika me beso y se acostó de lado. Puso su culo delante mío y comenzó a moverlo. Se me había puesto dura nuevamente y mis manos estaban firmes sobre aquel confortable hueso pélvico.
— Acuérdate que hay que limpiar —Dijo Mika—. Está pieza es demasiado chica para los dos.
— Lo sé—. Respondí, precisamente más pendiente de otra cosa —Hay que cocinar también.
— Deberíamos hacer eso ahora. Estamos follando desde que llegaste y se está haciendo tarde.
— ¿Nos ponemos de pie ahora entonces?
— Obvio que no, tonto.
Eché la espalda hacia atrás, giré mí cabeza y miré al suelo. Estaba lleno de mierda por todas partes y realmente la pieza estaba hecha un asco. Mika movía su culo, rozándome con entusiasmo.
— ¿Y?—. Preguntó Mika.
— ¿Y qué?
— ¿Me la vas a meter o no?
— ¿Quieres que te la meta?
Mika quiso bajarse las bragas pero lo impedí. Me gustaba verlas ahí y hacer eso yo mismo para cuando me dieran las putas ganas. Luego comenzé a prepararla con mis dedos para penetrarla.
— Despacito si, con amor. Y preocúpate por ti solamente.
— Bueno.
Se la enterré muy lentamente y fue ella quien comenzó a hacer el trabajo, moviéndose con bastante y verdadera vocación de proporcionadora de placer.
ESTÁS LEYENDO
A lo perro en cuarentena
RomanceNovela: A lo perro en cuarentena. Género: Erótico, pornográfico, realismo conspirativo, romance, realismo sucio, romance tóxico. Contexto de la obra: Cuarentena, siglo XXI, década del 20. Sinopsis: Tal cual como en la actualidad, el mundo completo e...