Pese a que seguía con la verga erecta sin eyacular me sentía un poco mejor. Sus roncaba. Cuando Mika dormía solía comenzar a tocarle las piernas para entrar en calor, con el fin de recorrer otras zonas posteriormente y así trasladar esas sensaciones térmicas hacía otras direcciones. Luego la hacía reaccionar porque jugaba en las zonas precisas, puesto que la conocía bastante. Ella siempre obedecía a mis impulsos y es más, lo hacía con ganas y aún más, muchas veces comenzaba a chupármela mientras dormía, era algo realmente glorioso. Comenzé a pensar en ella y ya la extrañaba. Le envié un mensaje y no me contestó. Era rara la sensación y no sentía que estaba siendo infiel; la ausencia de besos y eyaculaciones en ese intento de sexo con Sus me proporcionaban una especie de salvoconducto ante lo que bajo todos los puntos de vista era una traición.
Eché la cabeza bajo las frazadas y me acomodé de lado. Sus hizo un movimiento y se acercó hacia mi. Hacía frío y la abraze. De pronto mi inútil erección hizo contacto con sus nalgas y ella pareció acercarse aún más.
- Sus- Dije- ¿Estás despierta?
De un rato a otro comencé a ver todo rojo, ya que las luces y los ruidos de la policía lo invadían todo; paredes, cortinas, frazadas y ventanas. Los gritos hacían la resistencia. Todo indicaba que había movimiento afuera.
Por primera vez pensé que no estaba haciendo nada por la revolución. ¿Acaso la vida no era lo suficientemente una mierda como para no entregarla por una causa colectiva? Al menos el sacrificio valía mucho más la pena que muchas vidas que uno podía llegar a conocer, incluyendo la mía.
Pero sin saber cómo me había vuelto cómplice del otro lado; haber caído en las garras de Sus lo confirmaba de cierta forma. Javo me tenía en sus manos y a esas alturas ya tenía claro que salir de ahí iba a ser difícil.
A Mika no le importaba nada de aquello; Solo le bastaba con tener una verga enterrada lo más al fondo posible y una buena cantidad de dinero para sus gustos, lo cual yo consideraba que no tenía nada de malo. Además, cuando estaba en forma era la compañía perfecta. Lo malo era que me quería tener bajo su total control y eso, bajo una lógica de salud mental, era algo bastante subversivo.
Me iba de una reflexión a otra con inusitada facilidad. Era algo divertido y desesperanzador. De pronto oí la voz de Javo.
- Winner- Decía- Aprovecha. Sus está durmiendo y no se va a acordar de nada. ¡Métesela!
Tras incorporarme de un salto, descubrí que las luces y el ruido habían desaparecido. No vi a nadie tampoco. Miré hacia todas las direcciones y tras convencerme de que tal vez estaba soñando volví a apoyar la cabeza en la almohada y a cerrar los ojos. Mi verga seguía inútilmente erecta y la acerqué lentamente al culo de Sus. Exploré directa y lentamente con mis dedos.
No había nada de sangre y estaba húmeda. Decidí arriesgar más aún, enterrando lo que antes solo exploraba por encima. Jugué un rato ahí, calmadamente. Estaba muy mojada e inesperadamente era muy estrecha. Me dieron muchas ganas de proceder.
- No seas retrasado, Winner. Métesela no más, con confianza. Ella te está cogiendo porque quiere desestabilizar a Mika. Mika le debe mucho dinero a Sus, y ella está usandote para vengarse. Además, esto saldaria la deuda.
- ¿Cual deuda?- Pregunté.
Hablar en voz alta me hizo abrir inmediatamente los ojos. La cosa pintaba como parálisis de sueño. No había ninguna muestra de que Javo anduviera escondido por ahí para hacerme una broma y es más, todo tenía un perfecto aspecto de una noche cualquiera con insomnio. Revisé el celular y estaba apagado, por lo tanto aquellas voces que oía eran indicadores de baja fidelidad, pertenecientes a una conciencia no despierta. Píldora amarilla, vodka y marihuana, quizás el cóctel estaba haciendo efecto. Me quedé dormido o eso al menos creí, puesto que pasé de pronto a un estado muy activo dentro de una arbitraria subconsciencia. Tras unos cinco minutos con los ojos cerrados volví a oír.
- ¡Vamos winner! Entierrasela sin piedad, te lo mereces.
Toqué mí verga; Habían jugos preseminales. Sus ponía su culo a la altura de mí pelvis y me atreví a acariciarle los senos por encima del vestido. Disfruté más tocandolos en ese momento que antes, cuando los tenía a mi completa disposición. Entonces ella hizo presión y se movió por breves instantes en dirección hacia mi verga, que estaba más dura que nunca.
- Sus- Le dije al oído.
- No te escucha, winner- Dijo Javo supuestamente- Hazlo sin culpa.
Esto es violación, pensé.
Cuando estaba a punto de obedecer esas voces sentí un sonido de llaves. Me incorporé violentamente y casi ni reconocí a Penz, quien se había alisado el pelo y andaba con un abrigo que la hacía verse bastante elegante. Al parecer no notó ni presencia, puesto que comenzó a desvestirse lentamente mientras hablaba muy concentrada por teléfono con alguien, mientras inspeccionaba la cama de al lado.
. - Está cerda de Sus de nuevo vomitó- Decía- Vas a tener que hacer algo, Tamur. Yo ya no puedo seguir ni trabajando ni viviendo con ella, otra vez tendremos que dormir juntas.
Sentía que toda esa conversación que oía era un sueño. Tamur era el tipo que supuestamente me había subido en brazos cuando me desmayé conversando con Javo después de ir con Mika al mercado. Daba igual, podía ser otro Tamur. Me senté en la cama, con el fin de que Penz notara mí presencia.
- Yo digo que quiero irme de aquí- Decía Penz- ¿Qué? ¿Me estás diciendo que elejiste a Mika por sobre mí?
Tras varios intentos debido a la necesidad de no dejar el teléfono, Penz lograba sacarse los tacones. Luego abandonó su falda y sus panties, quedando solo con unas bragas negras. Miré largamente sus exquisitas piernas y casi me dieron ganas de masturbarme prudentemente. Solo me toqué mí verga erecta, aún con jugos preseminales.
- Te entiendo, Tamur, te entiendo- Decía Penz, mientras se sentaba en una silla y se echaba crema humectante en las piernas- Solo que me pareció extraño. ¿Cómo? ¿Que encuentras a Mika más sofisticada que yo? ¿Acaso no entiendes? ¿No te das cuenta de los progresos que he hecho? ¿O tú crees que lo hago porque de verdad me importa la revolución?
Me sentía ridículo intentando masturbarme por lo que suspendí aquello. Sus seguía roncando.
- Por si fuera poco está cochina está roncando. No aguanto más, Tamur. Necesito que me saques de aquí. ¿Cómo? ¿Mañana hablamos? Si, si, está bien. Ahora tengo muchísimo frío y me quiero acostar. Buenas noches.
Escondiéndome rápidamente sobre las frazadas oí el sonido de un cepillado de dientes. Intuía que todo aquello era inútil, al igual que mí erección. Jamás logré entender si Javo estaba por ahí. Cuando Penz salió del baño decidí dar cara.
- Disculpa- Dije.
Penz tenía una plancha de pelo en sus manos y la dejo caer. Además que se había cambiado las bragas negras por unas rojo oscuro.
- ¿Que haces tu aquí?- Alegó.
Tras observarme un poco mejor pareció reconocerme. Algo debe haberle provocado mí mirada, puesto que su tono de voz cambió abruptamente.
- Discúlpame- Dijo- Ocurre que me caíste como la mierda en la mañana. Jamás pensé en verte aquí.¿Cómo está Mika y por qué estás acá?
- No tengo idea- Respondí.
- Los hombres son unos cochinos y unos cobardes. Sus también es una cochina y una cobarde.
Me puse de pie e intenté ocultar mí erección, sujetando mí verga con la pretina de mí pantalón. De la mochila saqué un cortaviento y aquello colaboró bastante en mis intenciones.
- ¿Adónde vas?- Me preguntó Penz- ¿Acaso no sabes que está la policía afuera?
- ¿Cuál de todas?- Pregunté, pensando en la policía inteligente que integraba Javo.
- La policía, pues hombre. ¿Cuál otra va a ser? Es obvio que este lugar está lleno. Nosotros hemos sido los únicos que se han atrevido a desafiar este régimen totalitario. ¿Acaso no entiendes?
No comprendía nada de aquello y solo me quedó clara una cosa; Hacer lo posible por aguantar ahí sin levantar sospechas y al día siguiente llamar a mí amigo Reno y contarle todo. Pensé que sería una magnífica idea ir a ocultarme allá a la costa.
- En fin- Dijo Penz- Comprendo que hallas llegado a parar acá porque Mika es terrible. Y tampoco es la primera vez que comparto cama con esta cerda de Sus y un amante de ella. No sé que es lo que te encuentran estás malditas putas. Sus no paró de hablarme de ti en la tarde ¿Consideras que estoy siendo muy desagradable contigo?
- No- Respondí, intentando controlar el impulso que significaría reaccionar ante tanto insulto y misterio.
Penz abrió su cartera y extrajo algo de coca. Tras lamerse un dedo untó un poco y se lo echó a la nariz, en ambas fosas. Luego guardó el paquetito.
- Un poco. ¿Sabes? Me cuesta dormir en las noches. Tamur me enseñó que con esto puedo hacerlo, aunque aplicándolo de manera distinta ¿Te gusta la ciencia? ¿Cómo crees que se da ese efecto si se supone que está droga no es recomendable si quieres dormir?
- No tengo ni la más mínima idea.
- Me siento estafada entonces- Dijo- Mika me dijo que eras inteligente. Está cada vez más mal esa niña, más aún como para insistir contigo. ¿No te parece?
Me sentía desesperado. Mí único deseo era que la noche acabara pronto y salir de ahí. Todo era tóxico y desagradable. Penz apagó la luz y con la linterna del celular alumbró hacía la cama.
- Yo duermo al medio- Dijo.
De un rato a otro la temperatura bajó demasiado. No sabía si era una alucinación o qué, pero era terrible. Comencé a tiritar escandalosamente. Penz se divertía con el celular y se reía de algo.
- Mak- Dijo- ¿Te puedo hacer una pregunta?
- Si- Respondí apenas.
Se dio vuelta a mirarme. Que clase más rara de rencor, pensé.
- ¿Era cierto que Sus es mejor en la cama que Mika?
Pese a que estaba intentando dormir con ropa seguía temblando.
- ¿Que te pasa, Mak?
- Nada- Dije, haciendo un esfuerzo- No tengo idea si Sus es mejor que Mika en la cama, de verdad no lo sé. Con Sus no ha pasado nada.
Luego me volví a ocultar bajo las frazadas. Cerré los ojos. Penz abandonó el celular y se dispuso a dormir cuando de repente se incorporó bruscamente.
- ¡Mierda!- Gritó.
- ¿Que pasa?- Pregunté.
- ¡La asquerosa de Sus está hedionda a vómito!
Acto seguido se levantó y encendió la luz. Nuevamente miré sus hermosas piernas. Examinó el colchón de la otra cama y lo dio vuelta; El líquido verde lo había traspasado todo. Penz comenzó a llorar.
- ¡Cómo sea!- Gritó- No voy a dormir con esa asquerosidad.
Tomó una silla y la puso frente al clóset y sacó dos frazadas que luego instaló en el suelo. Luego se acostó ahí.
- Buenas noches- Dijo.
Una vez que quedé solo en la cama con Sus estuve realmente consciente de toda esa asquerosidad. Me daban ganas de fusionarse con todo aquello y volver a las manos con Sus, pero al mismo tiempo no. La verdad es que quería otra cosa.
Solo deseaba estar trabajando en lo mío. Sentía que el tiempo se había extendido hacía una especie de mierda repleta de sangre, semen y flujos vaginales.
- No puedo- Gritó Penz- Hace mucho frío aquí. Córrete- Dijo- Dejándome al medio.
Había una suficiente cantidad de espacio, lo cual permitía que no ocurriera que…
- Mak- Dijo.
- ¿Que pasa?- Pregunté, intentando no perder la paciencia.
- Tengo frío.
Penz acercó su cuerpo al mío. Recordé mí erección aún intacta y me sentí incómodo.
- ¿Que te pasa, Mak?
- Nada.
Se acurrucó a mí. Intenté por todos los medios posibles no mantener contacto pero fue inevitable y Penz lo notó.
- No importa- Dijo- Que te quede claro sí, que no va a ocurrir nada.
La tomé por la cintura y ella se puso de espaldas. Mí verga apuntaba a su espalda debido a lo alta que Penz era. En eso toma mí mano y la pone sobre uno de sus senos.
- Es solo para que se me pase el frío- Dijo- No te hagas ilusiones.
Era extraño estar ahí. Evité no pensar en sexo con todas mis fuerzas y lo logré, recordando una triste caminata con unos compañeros de equipo una vez que perdimos la final del campeonato. Casi completaba a la perfección la imagen de aquel frondoso bosque verde que debíamos atravesar para volver a casa cuando Penz pone su trasero a la altura de mí pelvis.
- Solo es porque estoy incómoda- Dijo- No te hagas ilusiones. La culpa la tiene mi maldita estatura.
Ni modo, pensé.
No quería contrariarla. Estaba claro que tenía algo parecido a la locura, igual que Sus y Mika. Tenían un denominador común además de la profesión; unos ojos especialmente desorbitados. Vi que chocaba con algo y era el celular de Sus. Lo tomé y miré la hora; faltaba cada vez menos para el amanecer. Ya me había acostumbrado a la erección sin aliviar y Penz tomó mí mano y comenzó a deslizarla hacia otras zonas.
- No te hagas ilusiones- Dijo- Es solo porque quiero entrar en calor.
Una vez que me la soltó comencé a tocarla por mí cuenta. Me había cansado de resistir. Lo toqué casi todo; Hombros, abdomen y sus piernas hasta las rodillas. Luego pasé a su seno derecho y comencé a acariciarlo con mucha suavidad, intentando ser consecuente con la textura de la especie de blusa que ocupaba para dormir.
De pronto lo sentí; Penz frotaba su culo con mí verga. Intenté ayudarla rodeándola con mis brazos y ella se acomodó un poco para brindarme todo su apoyo en aquel propósito. Seguía en ello, cada vez con más fuerza. Me estaba excitando de verdad con aquellos movimientos y tuve el atrevimiento de llegar hasta su vagina. Busqué el sitio donde se suponía que debía estar el clítoris y trabajé con mis dedos, en un principio sobre las bragas, para luego aventurarme hacía un húmedo interior libre de bello púbico. Sin tocarme la verga, Penz me bajó un poco el pantalón, y cuando tuve la osadía de besarle el cuello y los hombros volvió a poner mis manos sobre sus senos.
Estuvimos así un buen rato. Presentía que eyacularia en el acto si se la metía y dejé de tocarla. Busqué el ángulo preciso para una primera embestida y cuando creí que el desenlace era inevitable, a Penz se le ocurrió interrumpirme.
- ¿Que estás haciendo?- Me preguntó.
- No lo sé
- Date la vuelta. Te dije que no te hicieras ilusiones.
- No te entiendo.
Penz me echó una mirada bastante desquiciada. Cuando la ví en el mercado jamás imaginé que tendría ese nivel.
- ¡No digas nada si no quieres que grite!
Obedecí al instante. Era Sus quien me daba la espalda y comencé a masturbarme lenta y prudentemente, con el fin de votar toda la mierda que debía tener adentro y así vestirme, tomar mis cosas y desaparecer. Estaba seguro que pasaba desapercibido.
- Mak.
- ¿Que pasa ahora?
- Tengo frío.
Volví a tocarla, esa vez con el firme propósito de penetrarla. Sus roncaba y Penz tomó mí verga por primera vez, proporcionandome la sensación de que ese mismo instante era una especie de juguete para ella, el cual extrañaba tener en sus manos y que tampoco estaba dispuesta a prestarselo a alguien. Era elegante en aquello; todo lo hacía con una sofisticación increíble. Además me lo trataba bien. Lo puso ahí, en posición, apuntando directamente a su agujero.
- Mak- Dijo.
- ¿Qué?
- Si dejo que me la metas. ¿Le vas a contar esto a Sus?
- Ni a Sus ni a nadie- Respondí.
- Entonces procede.
Libre de culpas, jugué con su clítoris un rato más, mientras seguí posponiendo la penetración. No aguanté mucho rato y cuando lo puse ahí ya me hallaba preparado para esa primera embestida cuando Penz me la atajó nuevamente.
- Mak.
- ¿Qué?
- Si dejo que me la metas. ¿No le vas a contar a Mika la conversación que tuve con Tamur?
- No- Respondí.
- Entonces procede.
Volví a su cuello y a su hombro y a sus senos. Penz jadeaba. Mí verga erecta estaba lista para entrar cuando me interrumpió nuevamente.
- Si dejo que me la metas, ¿Vas…
- Cállate- Le dije.
Le puse mis dedos en la boca y empezó a chuparlos. Mientras tanto se la enterré lentamente. Sin ser estrecha su agujero era confortable.
- Mak.
- ¿Sí?
- Sigue haciéndolo así Me gusta como lo haces.
Acto seguido busqué su clítoris y comencé a hacer círculos. Solo de vez en cuando me movía y Penz emitió un grito algo escandaloso.
- ¡Sigue!- Decía- No pares.
Embestí como un conejo, con mucha fuerza. Nunca antes había escuchado gritar tanto a una mujer en ese tipo de experiencias. A esas alturas ya me daba todo lo mismo, incluso Sus, quien aún roncaba. Penz seguía agitadisima y consideré la posibilidad de que todo aquel placer lo estaba fingiendo.
- Disculpa- Me dijo, casi temblando- No sé qué mierda me pasa. Yo no soy así.
Volví a la baja velocidad, más bien pensando en otra cosa. Sentía que me había corrido, sin aún correrme. Cuando andaba deprimido me pasaba eso, sobretodo cuando la situación era difícil de explicar. ¿Como le contaría eso a Mika? ¿Que iba a ser de mi después de eso? Recordé que me habían pedido la casa y que el trabajo estaba malo. No podía ocultarle el engaño a Mika y al mismo tiempo seguir viviendo con ella. Pensé que a mí no me gustaría que me hicieran eso.
- Termina rápido- Dijo Penz- ¿Quieres? Esto lo hago solo por ayudarte.
Me concentré al máximo y Penz quedó como muerta, por lo que la dominé a mi antojo. Eso pareció despertarla y para comprobarlo volví a jugar con su clítoris.
- En serio termina- Dijo- Da igual si lo haces adentro o no.
Sin previo aviso se dio vuelta. Me dio un beso que al principio recibí con asco pero lo hacía demasiado bien, todo en ella era clase y detalles como esos simplemente no se podían rechazar. Luego abrió sus piernas y las puso encima mío. Se la enterré y comenzó a moverse. Era agradable tener sus piernas ahí y mientras las tocaba y le besaba el cuello y los hombros sentía que estaba en la gloria. Decidí mandar a la mierda los problemas y la incertidumbre y los cargos de conciencia, puesto que estaba jodido de todos modos. Penz buscaba mi boca una y otra vez.
- Te amo- Me dijo.
De pronto comencé a disfrutar de aquel milagro ¡Estaba eyaculando! Quizá que efecto tuvo aquel falso te amo. Era hermoso. Sentía que litros y litros de esperma lo rodeaban todo; bocas, pelos, uñas y sábanas. Aquel clímax fue prolongado y agradable. Una vez que terminé no tenía ganas de nada y Penz encendió un cigarro, así como riéndose. Daba la impresión que todo en ella había sido una especie de locura terminal. Parecía como recién despierta de un ataque.
- Sabía que si te decía las palabras mágicas te ibas a correr- Dijo.
No entendí nada.
Continuamos abrazados y nos quedamos dormidos inmediatamente.
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A lo perro en cuarentena
RomanceNovela: A lo perro en cuarentena. Género: Erótico, pornográfico, realismo conspirativo, romance, realismo sucio, romance tóxico. Contexto de la obra: Cuarentena, siglo XXI, década del 20. Sinopsis: Tal cual como en la actualidad, el mundo completo e...