Una vez que salí del centro médico intenté comunicarme con Mika, quien jamás me contestó el teléfono. Había pensado en alojar afuera pero al mismo tiempo no pretendía hacer eso sin darle una especie de aviso previo. Decidí que lo mejor que podía hacer era intentar irme a casa.
Pasé primero a la tienda de la esquina por un par de latas de cervezas y me senté en el extremo más lejano de la plaza en perspectiva al edificio.
Sentado en un banco que estaba ubicado debajo de un gran árbol me puse a revisar mis exámenes. Había un montón de términos que no comprendía y todos iban acompañados de la palabra negativo, escrita en negrita.
Había una nota también, cuya firma era de Caks y el timbre pertenecía al centro médico.
"¿Te gustó lo que viste, eh, winner? Terapia post exámenes: Escribe todo lo que ocurrió, el antes y el después. Broma, winner. Haz lo que quieras, aunque no estaría nada de mal como un ejercicio para esa misión en la cual tienes que estar absolutamente concentrado una vez que nos ayudes a cazar a los inútiles subersivos que habitan el lugar en donde nos conocimos (No confundir la misión del viernes con la otra misión).Tal vez no entiendas nada, pero ya estarás al tanto de todo. Primero necesitamos saber si eres confiable, aunque para Javo eso ya no es materia de discusión. Por ahora necesitas descansar, y si puedes follar, hazlo como si se fuera a acabar el mundo, hazlo lo que más puedas. Toda experiencia es útil. Tu no me viste, pero yo te vi en todo momento. ¡No podías dejar de mirar a esa asistente! Ja ja ja. Ponte a escribir, winner. Es la única forma que salgas bien parado de esto en circunstancias en las cuales tu vida aún corre peligro. Cariños. Roniv"
¿Por qué la nota decía que la escritura era de Roniv cuando en realidad la firma pertenecía a Caks?
En fin.
A esas alturas de mí vida, mí concepto de certeza solo consistía en asumir las dudas, puesto que cada vez que lograba tomarme a esa gente en serio como que me hacían otra broma y me iba a la mierda nuevamente. Lo mejor que podía hacer era beberme rápidamente las latas de cerveza e ir a conversar con Mika. Aún no tenía una decisión tomada al respecto y opté por simplemente dejarme llevar por mí estado de ánimo cuando estuviese frente a ella. Tal vez terminaríamos en la cama después de habernos emborrachado o sencillamente el desenlace iba a ser yo mismo huyendo de ahí, siendo víctima de algún proyectil casero. Mientras menos pensara en ello mucho mejor.
Tras subir las escaleras descubrí que habían sonidos de fiesta provenientes desde nuestra vivienda. También se escuchaban risas y aquello me dio bastante pena. Seguramente Mika también estaba triste y decidió invitar gente pensando que yo no iba a llegar. Opté por acostarme en el pasillo a pensar cuales iban a ser mis próximos pasos cuando de pronto se abrió la puerta.
—Mak, mí amor—Dijo Mika, agachándose—¿Que haces ahí en el suelo?
Llevaba puesto un ajustado vestido negro que apenas le tapaba los muslos.
—Pensé que estabas ocupada. Por eso no te quise interrumpir.
—No seas tonto, mí amor. Pasa.
Me puse de pie y me disponía a cruzar la puerta cuando Mika me atajó. Se acercó lo suficiente como para tomarme de la cintura y depositar su cabeza en mí pecho. Descubrí que olía a alcohol y pese a que no era algo en si desagradable, me incomodaba bastante. ¿Motivos? Mika borracha me excitaba de una forma bastante sobrenatural y ella lo sabía y aquello era bastante injusto para un yo resuelto.
—Solo invité a una amiga a la casa—Me dijo—. Por favor trata de no ser tan desagradable con ella.
—Si quieres duermo afuera—Dije—. No tengo ningún problema.
—¡Pero si está es tu casa, mí amor! Entra. Solo quiero que lo pasemos bien un rato y que nos olvidemos de todo. Mañana conversamos todo lo que quieras.
Comprobé incredulamente maravillado que muchas cosas habían cambiado de lugar en nuestra casa, que al fin pertenecía a la categoría de lugar decente, cuestión que anteriormente solo era avalada por nuestra céntrica ubicación. Al parecer Mika había botado los viejos sillones, puesto que eran reemplazados por unos extraños cojines de cuero redondos que eran como para echarse y sentarse a la vez. Me preguntaba cómo lo había hecho para cambiar todo tan rápido. La cama nueva lucía imponente al lado de una pared asquerosa que había sido reemplazada por un espejo que ahora ocupaba por completo aquella deteriorada zona, dándole un nuevo aire ambiental a todo el entorno, repleto de sombras y luces estratégicamente ubicadas. También había una alfombra. Una chica salía del baño, prácticamente solo en ropa interior. Tenía muy lindas piernas.
—Hola—Me dijo—Yo soy Ulz. ¿Tu eres Mak verdad?
—Sí—Respondí.
—Mucho gusto, Mak—Dijo, tras besarme la mejilla.
Mika le bajó el volúmen a la música y le hizo unos gestos a Ulz, quien bebía champaña directamente de una botella.
—Repitamosla—Le dijo.
Ulz se puso en cuatro patas sobre la cama. Mika apagó una de las luces y disparó con su celular en dirección hacía el espejo. Una vez terminada aquella acción, Ulz se incorporó rápidamente.
—Hum—Dijo Ulz—Mostremosela a tu novio. ¿No te molesta que me de tu opinión cierto?
Me serví un vaso de vodka y me senté en la cama. Ambas chicas se acercaron a mostrarme aquella fotografía.
—¿Cómo me veo?—Me preguntó Ulz.
—Bien—Respondí, sin mayor énfasis.
Mika me golpeó suavemente en el hombro.
—Responde con confianza, mí amor—Dijo—En serio no me molesta que mires a mí amiga. Incluso si quieres la puedes tocar un poco.
—Con Mika somos como hermanas—Dijo Ulz—Ahora respóndeme, Mak. ¿Que es lo que más te gusta de mí foto?
—Tu pelo largo—Respondí—Lo demás está igual de bien.
—¿Cierto?—Preguntó, poniendo su cabeza en mí hombro.
La verdad es que el asunto de Caks con su asistente me había dejado bastante prendido, por lo que cualquier cosa que viese me iba a hacer abandonar inmediatamente mis costumbres como habían sido hasta ese momento y Ulz estaba buenísima. Consideré que era una lástima que fuese amiga de Mika. Ya estaba entendiendo que la prostitución era un trabajo como cualquier otro y si quería tener sexo con ella simplemente podía decírselo y ofrecer pagarle lo que me pidiese. De verdad me había gustado mucho físicamente. Tenía unas lindas piernas y unos senos bastante más que bien formados, además de un simétrico rostro que expresaba algo de ternura e inocencia. Por si fuera poco era bastante risueña y simpática y eso siempre iba a ser un atractivo.
Ulz seguía con su cabeza en mí hombro mostrándome fotografías tanto de ella como de Mika, todas en diferentes y provocativas poses jugando con el espejo y las luces y las sombras.
—Debería gustarte estar con una chica que se atreve a hacer estás cosas—Me dijo Ulz—Mika es hermosa, ¿No lo crees?
Tras revolver por unos cajones, Mika buscó lo que encontraba y se lo echó a la boca. Apagó todo excepto la lámpara y se acostó en la cama, tras colocar una especie de música repleta de misticismo.
—Acuestense conmigo—Dijo—Fumemos marihuana.
Quedé al medio. Ulz ponía una de sus piernas sobre las mías mientras era el turno de ella para fumar. Mika intentaba buscar mí boca pero se la negué, mientras Ulz se me acercaba cada vez más y más.
—¿Aún estás enojado?—Me preguntó Mika.
—No, no estoy enojado—Respondí.
Mika me tocó el pene por sobre el pantalón.
—Admite que estás molesto. ¿Que tengo que hacer para que se te pase?
Mika seguía tocandome el pene, pasando a llevar el muslo de Ulz, que estaba muy cerca de ahí. Opté por incorporarme.
—¿Que pasa?—Preguntó Ulz—¿Estás muy incómodo?
—Si—Respondió Mika por mí—Mak está un poco tenso. ¿Por qué no le haces uno de esos masajes que sabes hacer? Yo podría bajar a comprar más bebidas por mientras.
—Lo hago feliz. Para eso están las amigas. ¿Tienes velas?
—Tendría que buscarlas—Dijo—Ven Mak, acompáñame.
Llegó mí turno de fumar y aspiré profundamente. Luego tomé la botella de champaña y bebí lo que más pude. Luego me dejé llevar por la mano de Mika, que me guió hasta la otra habitación. Encendimos las luces.
—¿Y esto?—Pregunté—¿Por qué está tan cambiado?
—¿Acaso no te gusta?
Aquel antiguo depósito de basura había pasado a ser una especie de estudio para ser usado por mí, así como para estar encerrado una prolongada cantidad de tiempo. Mis guitarras lucían muy bien con atriles nuevos, mientras el teclado estaba muy bien arrinconado. Al lado de la ventana había un escritorio de una considerable longitud. A un extremo de este estaba instalado el computador nuevo, mientras que al otro había una vieja máquina de escribir que simplemente me enamoró.
—¿Y esto?—Volví a preguntar.
—Todo esto es tuyo, mí amor. Lo preparé todo para ti. No sé que hacer para que me perdones. Yo solo quiero que seas feliz.
En realidad no toleraba más aquella situación y me puse de pie. Mika se chupaba un dedo.
—No sé que hacer—Le respondí—Yo también estoy metido en problemas.
—Ya lo sé, mí amor. Y quiero que me creas que voy a estar contigo hasta el final.
Terminé de acercarme y la besé frenéticamente. Ella parecía responderme con una fogosidad que estaba a la altura, por lo que le subí el vestido y le agarré el culo con ambas manos.
—¿Y eso mí amor?—Preguntó Mika, realmente sonriente—¿Donde lo aprendiste?
—Callate—Le respondí.
La giré bruscamente y le volví a subir el vestido. Luego me dirigí a mí bragueta y saqué mí verga, ya más que levantada con ese ardiente beso. Comencé a frotarme lascivamente con el culo de Mika.
—Mi amor—Dijo—Mi amiga nos está esperando.
—Lo siento mucho—Dije—Supongo que sabes cómo me pongo cuando estás borracha y te vistes así.
—Por eso me emborrachó y me visto así, mí amor. Pero ahora está Ulz afuera y muy solita. ¿No te da pena?
Pensando que se iba a resistir, le metí los dedos a Mika, quien al parecer se resigno a seguirme el juego, puesto que apoyó una de sus rodillas en la silla. Me toqué mí verga más que transpirada y se la enterré sin contemplaciones, pensando que aquella especie de contacto iba a ser más reseco. Comencé a moverme, realmente se sentía bien. Mika reprimía sus gemidos y cada vez le costaba más hacerlo. Mis manos se paseaban viciosas por su culo, mientras su vagina apretaba mí verga, cada vez más grande dentro de ella. De pronto se abrió la puerta y ahí estaba Ulz, quien lejos de intimidarse comenzó a reírse y a taparse los ojos.
—Perdón—Dijo—No he visto nada.
Acto seguido desapareció. Yo seguía metiéndosela a Mika.
—Mi amor—Dijo.
—¿Qué?
—¿Te falta mucho?
—¿Por qué?
—No te preocupes por mí. Es que no me gusta que esté Ulz allá afuera solita.
Seguía metiéndola y sacándola, sin concentrarme en nada más en ese trozo de piel que al mismo tiempo de besarlo tenía muchísimas ganas de partirlo en dos. No había nada más excitante en la vida que un vestido sobre el culo de Mika, el cual por fin me atreví a darle una palmada. Estaba en eso y entra Ulz nuevamente.
—Permiso chicos—Dijo—Mika. ¿Donde están las velas?
Mí verga no dejo ni de entrar y de salir en ningún momento mientras Ulz no hacía ningún intento de disimular sus miradas. Tras un prolongado esfuerzo Mika pudo volver a hablar.
—Espera un poco—Dijo, jadeando—Mi amor. ¿Me das permiso?
Tras comprender que no iba a poder correrme de esa manera decidí sacársela. Mika simplemente se acomodó el pelo y el vestido y abrió el cajón del escritorio.
—Toma, Ulz. Aquí están las velas. Discúlpame, ¿Ya?
—No te preocupes. Si quieres termina lo tuyo. Yo puedo vestirme y bajar yo misma a comprar las bebidas.
—Olvídalo amiga. Tu eres mí invitada y no lo voy a permitir.
—Si quieres…
—Voy y vuelo—La interrumpió Mika—Necesito ir antes del toque de queda. Mak, mí amor. ¿Estás bien?
—Si—Respondí, luchando para acomodar mí erección para que no sobresaliera desde el pantalón.
Mika salió de prisa y Ulz quedó de pié en la entrada, mirándome fijo. Recién en ese momento dimensione lo que acababa de ocurrir y debo haberme puesto nervioso a juzgar por su sonrisa.
—Tranquilo—Me dijo ella—No ha pasado nada que no halla visto antes. No pensé que te ibas a poner tan nervioso después de ver cómo tenías ahí a la pobre Mika (Risas). Parece que no eres tan tímido como creí.
No sabía que responder. En realidad no sabía si decir algo o no.
—¿Queda marihuana?—Pregunté, sonriendo con todas mis fuerzas.
—Si queda—Dijo—Vamos. Yo también quiero fumar.
Rescaté la colilla del cenicero y la encendí. Antes de fumar se la pasé a ella.
—Que lindo y caballero—Me dijo—Gracias.
Era imposible estar al lado de ella y no sentir unos violentos deseos de recorrer su piel, por lo menos con mis manos. Tras toser un tanto después de fumar me extendió la colilla, a la cuál le dí una larga calada.
—Mika tiene mucha suerte—Dijo.
—¿Por qué?—Pregunté.
Ulz encendió un cigarro y me ofreció uno. Acepté. Me senté en la cama apoyándome en el respaldo y ella hizo lo propio. Su actitud me daba a entender que no pretendía alejarse físicamente de mí.
—Tiene un hombre lindo y tierno como tú, que además la quiere. Se nota que eres listo y buena persona además. Todo lo que Mika me habló de ti al parecer es cierto.
—Eso no se sabe—Respondí, disfrutando el hecho de poder ser sincero durante mucho tiempo—. Yo también he sido un hijo de puta. Tengo demasiados defectos.
—¿Y que importa eso, Mak? Todos tenemos defectos. Hablo de la forma de ser. Tu eres lindo, inteligente y culto, además de que tratas bien a las mujeres. No tienes idea lo que daría por poder tener la misma suerte de Mika.
Comprendía en ese momento que todo era parte de un plan maléfico para sacar lo peor de la vanidad humana por parte de quienes tenían el poder; publicidad, películas de amor, de que si no consumes tal o cual producto no existes o simplemente si es que logras estár vivo es para estar condenado a ser una mierda. En términos sencillos no sabía que responderle; Por un lado me daba pena su necesidad de compañía y por el otro me sentía estúpidamente contento con los cumplidos que me regalaba.
—No falta el tipo que cree que porque tiene una verga gigante o un buen carro una tiene que hacer lo que el quiere—Dijo Ulz, tras pasarme la botella de champaña—Creen que lo del negocio es parte de la vida real también y no, no es así. En todos los casos no me puedo quejar tanto. Hay putas pobres que tienen que aguantar lo que sea.
Ulz apoyó su cabeza en mí regazo. No podía dejar de sentirme miserable por estar disfrutando tanto aquella cercanía al mismo tiempo que mí brazo se reprimía bastante en eso de no querer acercarse a su cintura.
—El problema es que estoy muy sola—Dijo—Llevo demasiado tiempo así.
Sin saber cómo me encontraba acariciándole la mejilla. Ella parecía disfrutarlo y a través de la pared-espejo vi todo aquello; gestos románticos, ojos cerrados, sonrisa tierna. Ulz cruzó sus lindas piernas y aquel sentimiento de vanidad volvió más fuerte que nunca, sobre todo al estar consciente que intenté follarme a Mika delante de ella. De pronto Ulz se incorporó y me pareció que todo aquello fue una especie de sueño sensacionalista.
—¿Que pasó?—Pregunté.
—Nada malo, Mak, nada malo—Dijo Ulz, algo nerviosa—Solo que recordé que iba a hacerte un masaje. Desnúdate de la cintura hacia arriba y acuéstate dándole la espalda al colchón. Yo mientras preparo todo.
Tras obedecer aquellas órdenes las luces eléctricas fueron reemplazadas por las velas. La música hacía magia, mientras las manos de Ulz hacían otra magia en esa indefinida zona que hay entre el cuello y los hombros. Simplemente me dejé llevar y comencé a disfrutar.
—¿Te gusta?—Me preguntó Ulz.
—Me encanta—Dije.
—A mí también me gusta—Respondió—Algo raro me pasa contigo, Mak.
Tras un agradable cosquilleo que recibí prácticamente por todo el cuerpo, simplemente no pude responder. Aquel masaje me devolvía la vida y las ganas de tomar buenas decisiones. Sin embargo ella esperaba que dijera algo y yo ya no iba a ser capaz de tolerar la supuesta angustia que le supondría mí indiferencia.
—¿Que te pasa conmigo?—Pregunté, lo más empático que pude.
—Tal vez te idealice por culpa de Mika, Mak, quien sabe. De todos modos no me corresponde hacerme ilusiones. Una lástima, ¿No?
Todo es una lástima, pensé; La carrera de Mika, el acoso de Javo, las amenazas de Roniv y Caks, no poder ver a mí hijo y aquella frase de ella, no poder hacerse ilusiones.
—Una lástima—Repetí.
En ese momento Ulz descendió desde las alturas. Comenzó a besarme la espalda.
—Me encantó tu piel—Dijo Ulz—Podría volverme adicta. Ahora comprendo por qué Mika no te deja en paz.
Iba a incorporarme con el fin de enfrentarme definitivamente a lo que fuese que pudiese llegar a ocurrir cuando Mika interrumpió todo eso que estaba pasando al encender las luces.
—Traté de demorarme lo que más pude para dejarlos tranquilos—Dijo, tras dejar las bolsas en el suelo—¿Cómo se portó Mak contigo, Ulz?
—Mak es un amor, Mika. En ningún momento estiró las manos y eso se agradece.
—¿Y tu mí amor?—Me preguntó Mika, tras besarme en la boca—¿Disfrutaste el masaje?
—Mucho—Respondí, tras ejercitar el cuello con un breve movimiento.
Mika sacó las botellas y las puso sobre la mesa de centro. Había comprado una abundante cantidad de alcohol.
—Mak estaba demasiado tenso, amiga—Dijo Ulz—Deberías aprender a hacerle masajes.
—Si, pero ahora no—Dijo Mika—Quiero bailar.
Tras sacar una lámpara de colores que giraba, Mika volvió a apagar las luces. Todo era fluorescencia; paredes, camas y las hermosas piernas de Ulz, quien se sentaba al lado mío.
—Permiso—Dije—¿Quieres tomar algo?
—¿Que ocurre Mak? ¿Me quieres emborrachar?
—¿Por qué yo querría eso?—Pregunté, sonriendo.
—Tal vez quieras follar con Mika y te dan vergüenza que los mire.
—Entonces no te sirvo nada—Respondí riéndome.
Mientras Mika bailaba sola, me serví una copa de vino blanco. La mezcla de licores era una pésima experiencia, sin embargo estaba ahí dejándome llevar, teniendo en cuenta que la muerte podía ser una experiencia muy próxima. Ulz seguía sentada al lado mío y bebió de mí copa.
—Me encanta—Dijo, acariciándome el brazo.
No me atreví a preguntarle si se refería al vino o a mí brazo.
—Parense—Dijo Mika—Bailemos.
—Yo paso—Respondí.
—No me importa—Dijo Mika—Ulz, ven.
Ulz se puso de pié y acercó una silla. Las luces fluorescentes hacían lo suyo mientras Mika le bailaba a ella, quien se había sentado. Realmente sabía mover el culo, fuese en las circunstancias que fuese, y aquello era imposible que no me excitara. Desde mí posición lo miraba todo, y cuando fui por una nueva copa de vino blanco como que Mika intentó arrastrarme hasta su cercanía pero me negué, volviendo rápidamente a la cama. Miraba por el espejo y se veía todo de una forma que no me invitaba precisamente a la sensación de que estaba con ellas, sinó que más bien me convertía en un espectador lejano, pero era cosa de voltear la cabeza y volver a estar ahí. De pronto la canción se acabó y Ulz y Mika hicieron relevo.
—Ven a bailar con nosotras, Mak—Dijo Ulz.
—Prefiero mirar—Respondí, estirandome para estar más cómodo.
Llegó el turno de Ulz. No lo hacía con la misma destreza que Mika, pero a cambio era mucho más sugerente en el sentido que lo hacía con más sentimiento y menos vocación profesional. Mika le tocaba la cintura primero y después el culo, para luego agarrarle las tetas. Hubo una risa bastante chillona cuyo origen no alcancé a captar. Me hubiese gustado estar en el lugar de Mika.
—Voy al baño—Dijo Mika.
Ulz se acercó y me quitó la copa de las manos. Luego me arrastró hasta la silla y comenzó a mover su pelvis.
Miré en dirección al espejo y aquello me excitaba muchísimo más. Me daba la espalda en ese momento, mientras intentaba hacer un movimiento pelvico exactamente igual al de Mika. No pude más con eso de soportar la tentación y toqué su cintura. Lentamente comencé a subir mis manos y en eso Ulz me las tomó y las puso en sus senos. Luego abrió sus piernas y dejó de bailar, sencillamente para simular que estaba teniendo sexo conmigo. Alcancé a bajar mis manos cuando Mika regresó, quien en vez de decirme algo me besó lentamente en la boca, con lengua y todo. Luego se dió la vuelta y tomó a Ulz por la cintura, así como arrebatandomela. Fui por mí copa y regresé a la cama, mientras ellas seguían bailando.
Todo eran luces y humo, ya que no podía parar de fumar. Saqué el teléfono de mí bolsillo y tenía un mensaje de Javo, que lo llamara urgentemente apenas leyera aquel mensaje. Me puse de pie.
—¿Donde vas mí amor?—Me preguntó Mika.
—Tengo que hacer una llamada.
—No te demores.
Salí al pasillo. Hacía un frío de los mil demonios. Javo contestó al instante.
—Winner—Dijo—Tú cómodamente en tu casa y yo acá en la calle, sirviendo al nuevo orden mundial. ¿Cómo estás?
—Hoy tengo muchas ganas de ser amable. Estoy muy bien. Tú, ¿Cómo estás?
—Me encanta tu amabilidad, winner. Es por eso que voy a pedirte que bajes por un momento. Supongo que ya sabes que te debes a mí por completo.
—¿Y no puede ser mañana? Tengo visitas en este momento.
—No me interesan tus visitas, winner.
Colgué. No me quedaba más remedio que bajar y lo primero que ví fue a los horribles encapuchados de colores, quienes en cuanto me vieron me hicieron una humilde reverencia.
—Hermano—Me dijo Javo, absolutamente borracho—Que bueno que te veo.
¿Que broma es esta? Me pregunté.
Y ahí estaba una vez más, de ganador a perdedor y viceversa.
—Winner—Dijo—Vengo a buscarte para una noche muy especial. Sube al auto.
—De verdad hoy no puedo—Respondí—Además de estar muy agotado estoy descansando para el viernes.
—¿Te puso al tanto Caks?
—Mas o menos—Respondí—Dice que aún no soy de su absoluta confianza, por lo tanto no puedo tener acceso a toda la información. Por lo menos las instrucciones son claras.
Javo miró la hora. Los encapuchados de colores se acercaron.
—Sube al auto, winner.
Obedecí de muy malas ganas. Javo encendió un porro gigante y me ofreció. Acepté, fumé y tosí asquerosamente.
—Perdón—Dije.
—Tranquilo, winner. ¿Sabes? Estoy borracho. Quería que me acompañaras a un lugar, puesto que no podría enfrentarme en solitario a aquella situación, así, en este estado. Si me dices la verdad y nada más que la verdad, estoy dispuesto a dejarte ir por esta noche. ¿Que clase de visitas tienes?
El masaje de Ulz y su buena vibra de verdad me habían relajado. Sin embargo no podía decirle la verdad a Javo. No tenía idea que clase de persona era la amiga de Mika y no estaba dispuesto a comprometerla en este tipo de asuntos.
—La verdad es que no tengo visitas. Es Mika quien las tiene. No puedo llegar y desaparecer así como así, menos si se trata de una persona que no tiene nada que ver con esto.
—¡Aló! ¡Winner! ¿Que clase de visitas tienes?
Volví a tomar el porro y fumé de una forma mucho más agresiva. Pensé en el rostro de Ulz y volví a relajarme.
—Hay una chica que me gusta—Le dije a Javo—No me interesa que sepas quién es. Solo te digo que una vez que toda esta mierda se acabe pretendo llevarmela lejos y casarme con ella.
Javo me dió unas suaves palmadas en el hombro.
—No te creo, winner. Supe por ahí que no parabas de mirar a la asistenta de Caks.
Crucé los brazos y cerré los ojos. Javo pareció hacer lo mismo. El tiempo se hacía eterno ahí, aparentemente sin ninguna amenaza alrededor y decidí bajarme, tras oír los ronquidos del supuesto integrante de la policía inteligente. Los horribles encapuchados de colores se me acercaron de una forma que no me pareció agresiva.
—Duerme—Dije, tras apuntar a Javo con el dedo.
Uno de los horribles encapuchados de colores se acercó y corroboró la información que le proporcioné.
—Gracias—Me dijo, pronunciando pésimo.
Luego de eso abrió la puerta trasera y luego la delantera. Entre ambos trasladaron al durmiente. Por suerte el jeep amarillo era cómodo. Posteriormente los horribles encapuchados de colores se subieron a los asientos del piloto y del copiloto respectivamente. Luego partieron, tras hacerme una seña. Volví al edificio. Años que no me sentía tan bien, pese al frío.
—Nada más de salir a la calle—Me dijo la portera.
Acto seguido puso candado y subí casi corriendo. Mika y Ulz seguían bailando, cada vez más desenvueltas.
—Voy al baño—Dijo Mika.
Me quedé de pie, con el fin de corroborar cual iba a ser la determinación de Ulz conmigo. Sonreía por todas partes y yo también.
—¿Que pasa?—Me preguntó.
—No me gustaría decirte lo que me pasa.
—¿Por qué?—Preguntó.
—Creo que a nadie le conviene.
Comenzó a sonar otra canción.
—Sientate—Ordenó Ulz.
Tras obedecer comenzó a bailarme nuevamente. Puso mis manos en sus muslos y comenzó a guiarlas por sus piernas, mientras meneaba su culo. Me empalmé rápidamente.
—¿Que pasa con Mika?—Pregunté.
—Nada. ¿Por qué?
—No sé. La noto rara.—Tranquilo, Mak. Son solo ideas tuyas.
Acto seguido me levantó la polera. Le permití sacarmela. Comenzó a besar mí cuello y prontamente descendió. Mí verga estaba a punto de romper el pantalón y en ese momento justo en el cual no sabía cuál iba a ser el desenlace porque su boca había llegado hasta el ombligo, irrumpió Mika, quien me besó frenéticamente en la boca. Luego de eso le bajó el volumen a la música.
—Me llamó la portera—Dijo—Creo que es hora de bajar las revoluciones. ¿Queda marihuana?
—Yo tengo—Dijo Ulz—¿Puedo cambiar la música?
—¿Que tipo de música?—Preguntó Mika.
—Música para fumar marihuana—Dijo Ulz, guiñandome un ojo.
Ulz sacó una pipa. La luz de neon me encandilaba y fui a sentarme a la cama, dándole la espalda a la pared. Luego cerré los ojos.
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A lo perro en cuarentena
RomanceNovela: A lo perro en cuarentena. Género: Erótico, pornográfico, realismo conspirativo, romance, realismo sucio, romance tóxico. Contexto de la obra: Cuarentena, siglo XXI, década del 20. Sinopsis: Tal cual como en la actualidad, el mundo completo e...