⏳Un amor justo a tiempo⌛ TERMINADA ✔

Capítulo 4

⏳Un amor justo a tiempo⌛

Después de terminar mis clases, me fui a casa...
No me atrevía a marcarle a Alexander, me daba un poco de vergüenza, él sabía más de mí que yo de él, y eso me ponía en desventaja. Si él quisiera, él me podía marcar.

Narrador omnisciente.

¿Por qué somos así? Cuando al fin tenemos o conseguimos lo que tanto deseamos, no lo podemos disfrutar o como en este caso Mathilde ya tiene el número privado de Alexander ¿Por qué carajos no le marca? Y así se quita esa incertidumbre.
Pienso que a veces nosotros mismos por cobardía dejamos pasar las oportunidades que la vida nos presenta.

Pasaron 2 semanas....

Narra Mathilde.

Ya habíamos terminado el ciclo escolar y yo estaba muy relajada en la playa disfrutando de la brisa del mar y el sonido de las olas. Eran las 4 de la tarde, me gustaba mucho ese horario ya que podía disfrutar del bello atardecer y posteriormente de la luz de la luna que alumbrada esas olas.
A veces el ruido de las olas las confundía con un -"Maestra, puedo ir al baño"- jejejeje.. La verdad extraño mucho a mis alumnos, esta profesión la disfruto mucho, mis padres querían que fuera doctora, arquitecta, abogada u otra profesión la cual me diera una buena situación económica.
Pero mi sueño desde niña siempre fue ser maestra, no me muero de hambre, lo que he conseguido lo he obteniendo por mi trabajo. Nunca cambiaría la satisfacción que me deja mi profesión ❤ y la huella que dejó en el corazón de mis niños con el poder y la riqueza.

Alguien me toca el hombro y me saca de mis pensamientos, volteo asustada.

- Tranquila, lamento asustarte.
-¡Por Dios! ¡¿Alexander?! Me acabas de dar un buen susto.

Me levanto, y lo saludo.

-¿Cómo has estado Mathilde?- Su voz es tan varonil y esa sonrisa que parece impregnada en él, me derrite.

- ¿Cómo sabes mi nombre?- Le digo un poco asombrada, pero que carajos me importa cómo lo supo, lo importante es que lo sabe.

- Ya vez, me lo dijo una ola.

- Ah sí, pues que olas tan metiches.

- No te creas, lo supe por tus amigos esa noche, tú estabas tan nerviosa que te dije mi nombre extendiendo mi mano y te diste la vuelta para abrazar a tu prima Antonietta. Y antes de que me preguntes de como sé de ellos, ellos tuvieron la educación de presentarse conmigo.

- No seas pesado, acababa de pasar algo muy fuerte y querías que pensará en formalidades.- Dentro de mí me estaba muriendo de la risa por lo que le acabo de decir, si supiera que con tan solo verlo el miedo desapareció esa noche.

- No te enojes, no quise decir eso.- Dice Alexander.

- No, perdóname a mi Alexander, por no haberte dado las gracias.

-Pero no te quedes ahí, siéntate a disfrutar de las olas a ver que más te cuentan de mí-. Los dos reímos.

Estuvimos platicando, él me dijo que era arquitecto, que trabajaba con su padre en su constructora De Alba, que siempre venía a la playa a practicar surf a escondidas de sus padres, ya que a ellos les parece peligroso y se lo tienen prohibido.

- ¿Y tú a qué te dedicas, qué es de tu vida?, quiero saber más de tí y por tí- Me dice Alexander.

- Pues soy maestra de primaria, escribo novelas y fui campeona de natación cuando estaba en la escuela aún lo practico pero no para competir lo hago porque me apasiona y eso tiene algo que ver en que me viniera a vivir cercas de esta playa en donde me relajo y me inspiro. Amo estar aquí, y nunca me había pasado una situación como la que me paso aquella noche y que enterré bajo la arena.