Epílogo

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Iba borracha como una cuba, y aunque no hubiese bebido mucho, puesto que Ricky solo me había permitido tres o cuatro cubatas en toda la noche, al no estar para nada acostumbrada a aquello apenas podía mantenerme en pie. El hecho de habermelos bebido de seguido y casi sin respirar entre uno y otro, tampoco ayudó a que mi cuerpo pudiese asimilarlos.

Pero que más daba, era mi cumpleaños y había que celebrarlo. Además, probablemente no iba a recordar nada de aquello al día siguiente y solo me iba a quedar para el recuerdo una de mis uñas destroza tras una torpe caída. Me las había puesto esa misma tarde, de un color rosa que conjuntaba a la perfección con mi vestido de tul y, pocas horas después, ya echaba de menos a una de ellas, que desastre.

Lo que tampoco iba a recordar, e iba a necesitar que me hiciesen memoria al día siguiente, era la rubia despampanante con la que me líe alrededor de la una de la mañana, cuando todavía me mantenía en pie y me pude dejar llevar por la euforia del momento.


⏳⌛️⏳


- Nuestra niña -suspiró Ana- Dieciocho añitos.

- Dieciocho añazos -la corregí- ¿Cuándo ha crecido tanto? -me pregunté.

- No lo sé, pero ya es una mujer -sentenció Ana de lo más nostalgica- Estoy tan orgullosa de ella, es tan buena, tan trabajadora, tan lista, todo el mundo está encantada con ella y ya pronto va a volar lejos.

- Ana -dije mirándola con pena- No vamos a acabar llorando otra vez, ¿no?

- Mi pequeña -dijo aguantándose las lágrimas.

- Aún nos queda una -le recordé.

- Y diez añitos que tiene ya, en cuánto nos descuidemos ya se ha ido de casa.

- Madre mía... Parece que fue ayer cuándo la cogí en brazos por primera vez -dije al recordarlo.

- Cuántas cosas han pasado, ¿no?

- Y todas buenas -añadí con una gran sonrisa.

- ¿Sabes? Eres el mejor regalo que le pude hacer a Mía, más tarde que temprano, pero valió la pena. Parece mentira, pero a veces la veo a ella y te veo a ti, es increíble todo lo que te admira y aprende de ti, si hasta os expresáis de la misma forma. Si no fuera por el físico nadie diría que es hija mía -dijo riendo.

- Que va, no será por lo cabezota que es, lo mucho que habla, o lo tarde que llega a todos sitios -dije bromeando.

- Todo malo ¿no?

- Que va, mi amor -respondí acariciendole el pelo- Si las dos sois perfectas -dije dándole un beso en los labios.

- Pero que pelota estás hoy... -dijo Ana rodando los ojos, de esa forma que tanto me gustaba y tan enamorada me tenía- ¿Qué hora es?

- Tres y media -respondí.

- Pues creo que me voy a dormir ya -dijo tapándose con la sábana y dándome la espalda- ¿De verdad te vas a quedar esperándola? -me preguntó girándose de nuevo- Si seguro que está con Ricky Mimi, está todo bajo control.

- No puedo dormir si no está en casa, ya lo sabes Ana.

- Anda que, eres una exagerada...

- Me voy al salón ¿vale? -le dije a Ana- Que si no no va a pegar ojo ninguna de las dos. Buenas noches mi amor -dije dejando un suave beso en su frente.


⏳⌛️⏳


Recuperando el Tiempo Perdido | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora