Capítulo 12. El desván y la luna

978 68 8
                                    

- Quiero ir al desván -dijo Mía mientras almorzabamos en el patio de casa.

- No entiendo la fijación que te ha cogido con eso Mía -le dijo mi madre. 

Aunque era la primera vez que yo la oía hablar del desván de casa, por el comentario de mi madre, intuí que había estado todo el fin de semana dándole la turra con el tema, y es que si se le ponía algo entre ceja y ceja, era díficil, por no decir imposible, que cambiase de idea.

- Es que quiero saber que hay allí arriba -exclamó la pequeña.

- Pues polvo hija, que va a haber -le respondió mi madre.

- ¿No te habrás subido allí mamá?

- Que va hija, hace tiempo que no subo 

- Ni se te ocurra ¿eh? -le advertí, ya que su respuesta no me sonó, para nada, tranquilizadora.

- Eso Inma -añadió Ana- que todavía te vas a hacer daño.

- Pues tu tampoco subas mami, por que estás todo el día dándote golpes, y si te subes a una escalera seguro que te caes -le dijo Mía bastante seria, pero Ana ignoró el comentario y siguió comiendo de su plato, que era lo único que le interesaba en aquellos momentos.

- ¿Y que le has dicho para que tenga tantas ganas de subir allí arriba? -le pregunté a mi madre.

- Yo nada, ya sabes, la niña vió la trampilla en el techo y lleva desde el sábado insistiendo que se quiere subir.

- Sí, quiero subir, y ¿podremos dormir allí arriba? -me preguntó ilusionada.

No sé que narices se imaginaba que había allí arriba, aparte de un nido de polvo y un montón de cajas llenas de cosas inútiles, para que estuviese tan ilusionada con la idea de subir allí arriba, y de hecho, estaba segura que, con lo miedica que era, iba a querer bajar en cuanto pisase el desván.

- Claro, con las ratas -le respondí ironicamente tratando de quitar su idea de la cabeza.

- ¿Hay ratas? -preguntó poniendo una mueca.

- No creo, al menos vivas -dije apiadandome un poco de ella- Si quieres después de comer subimos -continué cediendo, como siempre- pero ¡ey! -le advertí- Me tienes que prometer un cosa -dije levantando el dedo índice.

- Si -respondió asintiendo.

- No vas a insistir más con esto, ¿vale?

- Sí -continuó asintiendo.

- Pues venga, come.

- Este gazpacho está muy bueno Inma, no es como el que compramos en Mercadona -comentó la pequeña al llevarse una cucharada a la boca.

- ¿Te gusta? -le preguntó- A tu madre también le gustaba mucho.

- Me gustaba y me gusta -añadió Ana.


⌛⏳⌛


- Mimi con cuidado ¿eh? -me advirtió Ana mientras subía las escaleras.

- Tu agarra bien la escalera Ana.

- Y tu vigila -me respondió algo nerviosa y con una nula confianza en mis habilidades para subir allí arriba.

- Puaj -dije nada más llegue al final de la escalera y me metí allí dentro- que de polvo -comenté mientras ya notaba que la alergia estaba viniendo a mi- Venga Mía -le dije poniendo algo de prisa.

- Cuidado por favor ¿eh? -insistió Ana.

- Que si mami.

- Venga que te cojo -le dije a la pequeña cogiendola cuando ya casi había llegado a lo alto de las escaleras.

Recuperando el Tiempo Perdido | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora