Una pequeña ayuda

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Tsukishima se había calmado bastante, sin embargo Yamaguchi comenzó a notar algo diferente en el comportamiento de su amigo. Sabía que Tsuki no era bueno mostrando sus  emociones ni acercándose a la gente así que había decidido darle un pequeño empujón para que se acercara a Zafiro.
Creó un plan muy simple pero que sabía que iba a funcionar.
Al día siguiente después de la práctica Hikari se fue temprano con la excusa de que se sentía muy mal para continuar la práctica. Los demás se habían ido poco a poco, Hinata y Kageyama habían pedido permiso para quedarse más tiempo practicando.
Así que al final solo quedaban Tsukishima, Zafiro y Yamaguchi.
— ¡Tsuki! Me quedaré a practicar con Kageyama y Hinata, ¿podrías acompañar a Zafiro a casa? – pidió su amigo con una sonrisa.
— ¿Por qué debería? – contestó molesto
— Hikari se fue temprano y nosotros siempre pasamos cerca de ahí, no será un desvío para tí – explicó Yamaguchi.
— Tsk. Ese no es mi problema, no es como si fuera responsable de ella – insistió Tsukishima.
— Sólo hazlo, por favor – pidió nuevamente.
Volvió a chasquear la lengua y se acercó a aquella chica.
— Apúrate, te llevaré a casa – dijo intentando no darle importancia.
Zafiro asintió y guardó sus cosas más rápido.
Comenzaron a caminar en silencio, Tsukishima iba en frente y Zafiro atrás siguiéndolo.
Sin embargo él se había puesto un poco nervioso al respecto, se suponía que debía cuidarla ¿cierto? Pero no se encontraba a su vista y no sabía si seguía atrás de él. Se paró en seco haciendo que ella chocara contra su espalda.
Tsuki suspiró, no quería ser grosero.
— Camina a mi lado o frente a mí – le ordenó.
— ¡Está bien, Tsuki! – contestó ella poniéndose a su lado.
Volvieron a seguir caminando sin que ninguno de los dos dijera algo.
— ¿Qué no hablas? – preguntó él.
— Eh... No quería ser una molestia para tí – confesó Zafiro.
— No seas tonta, no lo eres – Maldición... ¿No podía decir algo bueno sin ser malo?
— Oh bueno... No sé muy bien de qué hablar contigo – dijo ella, estaba realmente nerviosa e intentaba no tartamudear cuando hablaba.
— ¿Por qué sigues en nuestro club? Podrías pedir al equipo femenino que te acepten ahora, no serás titular pero podrás jugar en los partidos de segundo o tercero, el que estés con nosotros realmente no te ayuda en mucho, nuestras habilidades y fuerzas son diferentes – comenzó la plática Tsukishima.
Al parecer había tocado un tema sensible, porque automáticamente ella bajó la mirada.
— Ennoshita–senpai intentó que me aceptaran, pero no lo consideraron justo para las demás. Además estoy disfrutando mucho estar con el equipo que tanto he amado por un año, es como un sueño hecho realidad estar con ustedes. Creo que estoy feliz donde estoy ahora y si he mejorado aunque no juegue en los partidos oficiales – contestó Zafiro con una sonrisa.
— Eso es tonto. ¿no es mejor ir a rogar a las chicas y probar que puedes ser titular o al menos un recoge balones? Estás perdiendo tu tiempo a lo tonto – contestó Tsukishima.
Justo entonces llegaron a la esquina donde se encontraba la casa de Zafiro.
— Aquí me quedo yo – avisó ella.
Tsuki simplemente asintió, dijo buenas noches, se puso sus audífonos y continuó su camino.
Nuevamente se encontraba en su cuarto llorando, no sabía sí Tsukishima hablaba sin darse cuenta de lo mucho que le afectaba lo que le decía o si lo hacía al propósito.
Sin embargo, tal vez tenía cierta razón en lo que decía... ¿Debería echar para atrás su sueño e ir a insistir al club femenil aunque aquello también significara estar en la banca?
Es decir, de todas maneras sería parecido y ya se había acostumbrado al entrenamiento pesado de los chicos pero ¿Y si algún día los metía en problemas por estar ahí?
Suspiró, tal vez debía hacer lo que Tsukishima había dicho.
— ¡¿Que hiciste qué?! – gritó Yamaguchi cuando al día siguiente le había preguntado a su amigo como había sido su camino con aquella chica.
— Sólo darle mi opinión, así mejorará más. No tiene sentido que siga con nosotros si no puede jugar – contestó el rubio sin expresión alguna.
— ¡Pero eso significa que no la verás! – insistió su amigo
— No, significa que será lo mejor para ella –
Yamaguchi estaba impresionado por aquella respuesta y sonrió.
— Realmente te gusta ¿cierto? – le preguntó con curiosidad.
— Cállate, Yamaguchi – fue la única respuesta que obtuvo, pero eso contestó su pregunta.
— Lo siento, Tsuki –
Zafiro había dejado de ir con ellos de la nada, no dio explicaciones simplemente dejó de ir.
Todos se preguntaban qué había pasado, Tsukishima y Yamaguchi se vinieron de manera cómplice y sonrieron.
Unos días después ambos chicos fueron al otro lado del campus para ver la práctica del equipo femenil.
Se encontraban en un juego de práctica con otra preparatoria, al parecer la habilidad de Zafiro había sorprendido a las chicas porque en ese momento se encontraba siendo la colocadora.
Tsukishima sonrió automáticamente al verla jugar, odiaba admitirlo pero sí era realmente buena y todo el mundo debía verlo. Yamaguchi estaba un poco impactado por cómo la veía, decidió irse para no causar algún momento extraño después de que el partido terminara.
Después del partido Tsuki bajó a verla, puso su expresión seria.
— Al parecer no eres tan tonta como creí – dijo a aquella chica.
— ¡Tsuki! – dijo sorprendida.
— ¿No me vas a agradecer? – preguntó aquel chico rubio con algo de arrogancia.
— ¡Claro que sí! – contestó ella y lo abrazó fuertemente.
Tsukishima no se había esperado aquella reacción, no sabía que hacer así que pensó en acariciar su cabeza. Sin embargo, lo que terminó haciendo fue poner su mano en su cabeza y la empujó para que dejara de abrazarlo.
La expresión de Zafiro le dio un poco de risa porque no había entendido porqué la había quitado.
— ¿Realmente creíste que te iba a dejar abrazarme por mucho tiempo? No lo vuelvas a hacer – espetó el chico.
— ¡Lo siento, Tsuki! – contestó Zafiro.
Tsukishima puso los ojos en blanco.
— Deja de decir las frases de Yamaguchi y creo que ya te había dicho que no me dijeras Tsuki – la regañó.
Aquella chica se rió y asintió con la cabeza.
— Perdón, Kei – dijo esta vez.
Tsukishima controló todo impulso de sonrojarse y en vez de eso chasqueó la lengua.
— Vámonos, te llevaré a casa – fue lo único que dijo.
Zafiro sonrió emocionada.
El camino se sintió un poco diferente de aquella vez, ella parloteó de todo lo que había sucedido desde la última vez que la había llevado y como la habían dejado ser titular del equipo y lo mucho que la elogiaban por tener buena práctica.
Una vez que llegaron nuevamente Tsukishima solo le dijo buenas noches, se puso los audífonos y se fue.
Al parecer el pensamiento de Zafiro estaba en lo correcto, aquel chico no tenía ni idea de cómo era su comportamiento. Era frío y distante casi por naturaleza, pero también pudo darse cuenta de algo : incluso así, lo quería.

Te Quiero Aunque No Te Guste ~ FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora