Un Nuevo Comienzo

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La alarma del despertador sonó. Eran las 5:30 de la mañana y bastante temprano como para despertarme. Aún tenía sueño.

—Eli, ¡despiértate!—gritaba la voz chillona de mi mejor amiga.—Sabes perfectamente que no debemos llegar tarde a la secundaria.

—¿Que tal cinco minutos más?—le hice una señal de súplica a mi amiga y volví a tirar mi cabeza sobre la almohada.

—No, ¿sabes por qué? ¡Cinco minutos más se vuelven hora y media!—agarró un cojín de la cama y me dió pequeños golpes en la cara.—¡Despierta, despierta!

Eso provocó que me levantara y también le lanzara un cojín, pero este hizo que mi mejor amiga cayera al suelo.

—¿Y ahora quién despierta?—traté de contener la risa, pero no pude.

Mi mejor amiga solo se levantó e inmediatamente corrió para caer encima de mí.

—Elizabeth, si no te levantas me las vas a pagar. Y que conste, ¡eh! Ya me debes una.

—Pero Ashley, ¿no crees que es muy temprano?—le pregunté de forma muy obvia.

—Sabes que a las mujeres nada se les hace temprano. Vamos, ¡levantate!

—¡Vale! Esta bien, voy a levantarme.—dije de forma gruñona.

Ashley hizo pequeños aplausos en señal de victoria

Enseguida procedí a levantarme. Estiré todo mi cuerpo y no pude evitar soltar un bostezo. Me froté los ojos y observé a aquella rubia de manera fija. Ella ya estaba totalmente lista, como si de una especie de fiebre escolar se tratara. ¡Vaya! Realmente estaba loca.

Fui a la ducha, y al terminar fui al cuarto y miré a Ashley de forma extraña.

—¿Así que puedo ponerme cualquier cosa?

—Lo que tú quieras, cariño.—dijo Ashley muy emocionada.

—¡Perfecto!—puse mi mejor sonrisa y me dirigí al armario. Me puse una camisa blanca con mangas largas, un pantalón crema, mis converse blancas, y una gorra.

—Lista.

Ashley puso una cara de pocos amigos.

—¿Qué?—la miré con confusión.

—Nada.—comentó algo sarcástica mientras me miraba de pies a cabeza—Por Dios Elizabeth, ¡¿piensas ir así?!—mi amiga abrió los ojos y señaló mi ropa con frustración.

—Pues claro.—dije de forma obvia—Digo, ¿qué tiene? No voy a lucirle a nadie.

—Perdóname amiga, pero así no irás a ninguna parte. Ven, yo te ayudaré.

—¿Qué? ¿Acaso estás loca?

Ashley me haló de la mano y me sentó frente al tocador. Comenzó a hacerme ondas en el cabello y a maquillarme.

—No, Ashley... siento que es demasiado.

—¡¿Como te atreves a decir eso?! Verse bien nunca es demasiado.

Luego de transformarme el rostro pasó a rebuscar en mi armario. Sacó una camiseta blanca de cuello alto y mangas largas, una falda negra ajustada, un par de medias largas y finalmente unas botas altas.

—Vamos, ponte eso.

—Oh, no. No lo haré.—me negué.

—Oh sí. Sí lo harás.

Amor ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora