Peyton no es precisamente la definición de chica buena. En su pasado anduvo de boca en boca con sobrenombres denigrantes hacia su persona. A pesar de que aprendió a vivir con ello, jamás le agradó ser conocida como "La chica fácil". Nunca consideró...
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Creo que la gente está al tanto de que entre mis cualidades no está incluida la puntualidad. Soy terrible para organizar mis tiempos y siempre termino llegando tarde a todos lados.
Hoy no es la excepción.
—¡Mamá, lo siento tanto, prometo no volver a dormirme tarde, sé que ...!—mis palabras quedan al aire en el momento en que veo la cocina vacía sin rastro alguno de mi madre.
—¿Qué mierda...?
Frunzo el ceño confundida mientras me paseo por toda la casa en busca de mi mamá, pero no la hallo por ningún lado.
Ella no sería capaz de dejarme... ¿o sí?
Cuando llego a la cocina de nuevo, me percato de que hay una nota pegada en el refrigerador.
«UNA EMERGENCIA EN LA CLÍNICA A LAS 5, NO PUDE DESPERTARTE, ÁLEX TE LLEVA. COME ALGO ANTES» —Mamá.
Ahora sí tiene más sentido...
Con flojera acato lar órdenes de mi madre y me sirvo un bowl con cereal que estoy dispuesta a comer cuando escucho cómo literalmente alguien intenta tumbar la puerta.
—¡A tumbarle la puerta a tu madre! —chillo irritada antes de abrir la misma y encontrarme con Alex, agitado pero arreglado y recién peinado a la perfección.
—Qué agresividad pequeña Peyton—musita—¿Desayunaste alacranes o algo así?
Me encojo de hombros y le doy la espalda para ir hacia el comedor y empezar a desayunar.
—Agradecería si movieras el culo, nena—en verdad parece apurado.
—Para ti nunca—digo con un fingido bostezo—Y no me digas así.
—¿Así cómo?
—"Nena" —digo haciendo voz de tonta—No me gusta.
El chico rueda los ojos al cielo y empieza a juguetear con los dedos en el comedor.
—Peyton... tengo parcial—gruñe.
—¡Ya voy, ya voy! —bufo y comienzo a devorar mi cereal con velocidad, hasta el punto de llenarme las mejillas por completo, adoptando la apariencia de una ardilla.
—Tan delicada como siempre.
Quiero decirle una de mis clásicas groserías, pero en este momento tengo la boca tan llena que mejor que abstengo.
Finalmente tomo mi mochila y salimos de la casa para subirnos al auto negro de Alex.
—Cinturón—demanda y yo ruedo los ojos mientras obedezco.
